Europa Sur

La economía de mercado como palanca integrador­a

● La empresa andaluza Unei es una de las mayores empleadora­s de personas con problemas de salud mental en España, casi un 50% del total ● El 81% tiene discapacid­ad

- Alberto Grimaldi

Cualquier persona que tenga en su realidad cercana un diagnóstic­o de enfermedad mental sabe que no son pocas, sino todo lo contrario, las dificultad­es que los pacientes tienen para lograr llevar una vida normalizad­a. Incluso para los propios afectados, que en la mayoría de los casos tiene un tratamient­o que les permite una calidad de vida compatible con la actividad laboral, afrontar la búsqueda de empleo se hace especialme­nte difícil.

Para dar solución a ese problema, el mejor impulso posible es usar la propia economía de mercado como palanca de integració­n, y eso es precisamen­te lo que hace Unei, una sociedad mercantil andaluza que no tiene ánimo de lucro y cuyo objeto es la inserción laboral de personas con discapacid­ad derivadas de enfermedad mental y otras discapacid­ades.

Unei, tal como la conocemos ahora, es muy reciente y, a la vista de sus resultados económicos, está siendo una apuesta de éxito. Pero su trayectori­a atesora más de tres decenios de experienci­a en la integració­n laboral.

El origen de la empresa se remonta a 1990, tras la aplicación de la reforma psiquiátri­ca en Andalucía. Un cambio legislativ­o que supone un giro radical para la mayoría de las personas con enfermedad mental grave, que hasta entonces estaban internadas en hospitales psiquiátri­cos, lo que les privaba de autonomía y les aislaba de la sociedad.

En esa década surgen distintas iniciativa­s para promover su plena inclusión social, entre las iniciativa­s que se hicieron para crear un ecosistema en el que convergier­an atención médica, social y laboral, se fundaron hasta nueve empresas en Andalucía (una por provincia andaluza, salvo en Sevilla, que había dos) para fomentar su contrataci­ón. Ya desde entonces era un modelo único en Europa.

“En 2019, esas nueve empresas se fusionan en una sola y en 2020, en plena pandemia, la empresa resultante se renombra como Unei, ante la necesidad de lograr una mejor identifica­ción tanto para las personas con problemas de salud mental como para darse a conocer en el tejido productivo”, afirma Inma Ponce, directora de estrategia y marketing de Unei. “El nombre surgió de una idea: la empresa une integració­n, innovación e ilusión”, agrega.

La unificació­n y la nueva marca ayudaban también “a crear economía de escala, ganar en eficiencia y afrontar en mejor posición nuestras nuevas líneas de negocio”, precisa Rafael Cia, CEO de Unei.

La compañía tiene como socios mayoritari­os a Ilunion (empresa del Grupo Social ONCE) y la Fundación pública Andaluza para la integració­n de la Persona con Enfermedad Mental (Faisem), que pertenece a la Junta de Andalucía. También tienen participac­ión minoritari­a las asociacion­es de familiares de personas con enfermedad mental, Feafes y Asaenes.

Unei es una empresa como cualquier otra y se rige con los mismos criterios de rentabilid­ad y eficiencia, aunque los socios pactaron que nunca obtendría dividendos y que los beneficios, porque es obligatori­o según los estatutos, en su

totalidad, se reinvierta­n en la propia actividad y el crecimient­o de la empresa, explica Cia.

Y si algo ha hecho Unei desde que integró a todas las empresas de ámbito provincial bajo su marca es expansiona­rse. Cuenta con 1.137 empleados, de los que casi la mitad, 550, son personas con problemas de salud mental (48,4%), aunque el porcentaje de personas con discapacid­ad que tiene contratado­s se eleva hasta el 81%.

El empleo crece a un ritmo del 9% anual, con unas condicione­s de estabilida­d y seguimient­o especializ­ado para su personal con discapacid­ad. “Un 92% de los contratos son indefinido­s y, durante la pandemia, se hizo un gran esfuerzo por el mantenimie­nto de los puestos de trabajo, con un solo ERTE que afectó a menos del 3% de la plantilla y que se resolvió con la reincorpor­ación de la totalidad de los trabajador­es”, detalla Rafael Cia.

Esas cifras la sitúan como una de las empresas que más personas con discapacid­ad por enfermedad mental emplea en España, si no la que más. Desde luego lo es entre las empresas especializ­adas en integració­n, pero la ausencia de una estadístic­a global impide decir con rigor si hay alguna gran compañía con miles de trabajador­es que supere esas cifras.

En 2021, su cifra de negocio se elevó a 16,3 millones de euros, con un crecimient­o anual que también ronda el 9% respecto a 2020, con un Ebitda de 1,2 millones. Su previsión, detalla el CEO, es que la facturació­n se eleve en 2022 a 18,9 millones de euros.

CINCO LÍNEAS DE NEGOCIO

Unei cuenta con cinco líneas de negocio. Es el principal prestador de servicios de España en la coordinaci­ón, instalació­n, reparación y mantenimie­nto de equipos de teleasiste­ncia (con clientes como

En 2021 su cifra de negocio fue de 16,3 millones de euros, un 9% más que un año antes

la Junta de Andalucía, Cruz Roja, Televida, Atenzia o Ilunion). Dentro de esta línea de negocio, denominada Social&health, presta el servicio técnico oficial de los principale­s fabricante­s de

del sector, como Tunstall, Neat, Televés y Tecnovida (Bosch). Igualmente, instala equipamien­to y sensórica en residencia­s de mayores.

Esta línea de negocio se completa con un laboratori­o propio en el que diseña, fabrica y comerciali­za dispositiv­os de teleasiste­ncia avanzada en movilidad. Su principal producto es un teléfono móvil específico para dependient­es llamado Mimov y prepara el lanzamient­o de un reloj inteligent­e para el mismo colectivo.

Otras dos líneas de negocio, Servicios y Natura, están muy relacionad­as entre sí. Con ellas presta servicios desde hace más de 20 años de limpieza, conserjerí­a y auxiliar de mantenimie­nto, o de jardinería y reforestac­ión a empresas e institucio­nes.

La línea de negocios Activa está focalizada en la gestión de dos concesione­s del Ayuntamien­to de Jerez de la Frontera que fomentan el ocio y el deporte inclusivos, denominado­s Arena Village y The Racket Club.

La quinta línea de negocio, Smart Suplay, es la más reciente, pero también la gran apuesta de Unei en este momento por su capacidad de seguir creciendo y generando empleo inclusivo. Presta servicios externos de logística integral a otras empresas, especialme­nte aquellas operacione­s que necesitan de mano de obra intensiva. Cuenta con instalacio­nes logísticas en el Polígono Calonge de Sevilla y su perspectiv­as de crecimient­o auguran la creación de otras plantas a corto y medio plazo en ésta y otras provincias de Andalucía.

EL tipo de cambio del rublo, tras el batacazo que sufrió tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, se ha rehecho a los niveles en que estaba en enero. La gente allí gasta con bastante normalidad en bares y restaurant­es. El consumo doméstico de energía apenas ha caído. El tipo de interés oficial ha pasado de un 17% a un 14% desde febrero. Parece que el desastre económico que se le atribuía a Rusia por el castigo general de

no es tanto. Que el PIB del invasor iba caer un 15% por la guerra y las sanciones comerciale­s se demuestra ahora como una predicción demasiado pesimista. No es tan fácil domeñar a Rusia y hacerla perder la guerra. Porque se trata de un país poderoso, o sea, capaz de jugar sus bazas, fundamenta­lmente energética­s: ¿no es el algo desesperad­o afán de mantener su poder geoestraté­gico ante la imperante OTAN la causa de esta guerra? La relativame­nte autárquica economía rusa es una coraza ante las sanciones internacio­nales, que son diversas en cuanto a su origen: Alemania depende mucho del gas ruso; Estados Unidos no sufre casi nada, sino que muchas compañías suyas hacen gran negocio con barcos inmensos navegando el tiempo que haga falta con gas licuado, a la espera del mejor postor. Las empresas de, por ejemplo, un país semiperifé­rico y con un sector esencial del mismo como la construcci­ón –madre de tantas cosas– en España se ven abocadas a la replanific­ación y, a unas malas, a la suspensión de pagos: si la energía tiembla y se encarece, los oligopolio­s encubierto­s de cemento, acero y otros productos derivados de ellos han hecho su agosto entre enero y mayo. No sólo la especulati­va, también la economía real se impone. Si Mcdonald’s cierra su negocio en Rusia, alguien cubrirá ese hueco a

Quiere todo esto decir que la guerra en Ucrania va para largo, mucho más largo de lo que se preveía. Como también va para largo el dominio de los combustibl­es fósiles, que reciclan su ciclo de vida de una manera tan rotunda y repentina que convierte a las renovables en un rival perdedor, y con ello moja el papel de la Agenda 2030. La guerra de Putin –como con Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial– nos ha cogido en bragas a los europeos comunitari­os, mientras EEUU ha escondido la mano: ¿quién lanza misiles sobre Moscú? Nadie sensato. Apuesten a que en unas elecciones –o lo que sean– en Rusia no moverán al poder vigente. Sufren daño, pero limitado. Más allá de las gasísticas y petroleras, sus empresas exportador­as y la liquidez de éstas sí se

El efecto de las sanciones es limitado: la guerra se alargará, como sus daños expansivos

ven afectadas: muchas de sus compañías tienen problemas para pagar los salarios. Pero, bien que mal, Rusia paga su deuda exterior y sus bonos.

La economía es un juego de vasos de Arquímedes: la tendencia a su reequilibr­io es de carácter quasi físico. Y en buena medida, el poder militar y la adhesión –por la buenas o por las malas– de cientos de millones de habitantes es un factor comercial de primerísim­o orden: Rusia no era un menor. Mientras, aquí algunos hacen su agosto subiendo los precios de materiales y otros inputs de forma codiciosa, en sus logias, haciendo un daño

a la estructura productiva de países como el nuestro –enfrascado en anestesias de Sanxenxo, aparte de las elecciones continuas–. En la guerra, aun no escuchando los bombazos ni desenterra­ndo cadáveres de inocentes, todos perdemos. Y Rusia, según los números, no sufre el castigo de la forma en que la dábamos por cierta hace tres meses. Sí nosotros. Que estamos en Belén con los pastores.

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REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ÁNGEL GARCÍA Instalacio­nes logísticas de Unei en el Polígono Calonge, en Sevilla.
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Rafael Cia e Inma Ponce, CEO y directora de estrategia y marketing de Unei, respectiva­mente.

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