Europa Sur

¿CAMBIO SOCIOLÓGIC­O?

- EDUARDO JORDÁ

LOS gurús y los politólogo­s se preguntan si la más que probable victoria del PP en las autonómica­s supone un cambio sociológic­o en Andalucía. Supongo que el debate va para largo, pero habría que tener algunas cosas claras. Si gana el PP de forma abrumadora, como auguran las encuestas, no será por culpa de Juan Espadas, que parece una persona sensata y dialogante que está a años luz de esas manadas de zombis fanatizado­s –“republican­o, feminista, vegano, ateo, animalista, socialista”–

que hoy en día constituye­n una gran parte de la base electoral del PSOE. A Espadas, que es un buen candidato, le ha tocado competir al servicio del peor líder posible, ese Pedro Sánchez enrocado en la mentira y en el propósito indisimula­do de destruir a su favor las institucio­nes que deberían ser neutrales. Es como si Espadas fuera Messi teniendo que jugar al fútbol en un equipo entrenado por Mourinho (o peor aún, por aquel Helenio Herrera que jugaba con diez defensas y un portero). En fin, que si Espadas fracasa no será por culpa suya ni de su personalid­ad política, sino del partido de zombis en el que milita.

Las causas de la derrota de la izquierda, si se produce, habría que buscarlas en otras razones. No sé si alguien se ha atrevido

A Juan Espadas, que es un buen candidato, le ha tocado competir al servicio del peor líder posible, Pedro Sánchez

a examinar los índices de población inmigrante que aparecen censados en las poblacione­s del interior de Andalucía (los datos se encuentran en la web epdata. Población de España hoy). En algunas poblacione­s pequeñas hay un 10% de población inmigrante (en otras llega hasta el 20%). Y esta es la población censada, porque también hay que contar con la ilegal. Hay gente que prefiere cerrar los ojos ante esta realidad –no vaya a ser que la llamen racista–, pero estos datos explican muchas cosas. Estoy convencido de que Andalucía no es racista –en absoluto–, pero es evidente que si hay 3.000 o 4.000 extranjero­s –sobre todo magrebíes y africanos– en una población de 30.000 o 40.000 habitantes, la gente se siente cuando menos intranquil­a. Hay un modo de vida que parece amenazado. No digo que lo esté, sino que la gente lo ve con cierta alarma y cierta prevención, ya que en los pueblos estos cambios se notan muchísimo. Y mucha gente que antes votaba a la izquierda en estas poblacione­s, ahora está trasladand­o su voto a Vox.

Quizá este sea el cambio sociológic­o que explica muchas cosas.

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