El misterioso efecto rebote del Paxlovid
● Pacientes tratados con la pastilla de Pfizer dan positivo días después de recuperarse del Covid ● Las farmacias de Andalucía dispensan 307 tratamientos sin incidencias
Surgen las primeras dudas con el Paxlovid, el fármaco contra el Covid-19 fabricado por Pfizer. Las dudas no giran en torno a la efectividad del tratamiento contra la enfermedad grave o la muerte de los pacientes que hayan iniciado los síntomas, que sigue demostrándose como apuntaron los ensayos clínicos, sino por la aparición de un fenómeno de origen aún irresuelto, el efecto rebote.
Virólogos y epidemiólogos de Estados Unidos están estudiando el denominado del Paxlovid. El fármaco, cuyos ensayos clínicos mostraron una protección del 88% frente a un curso grave del Covid-19, está ocasionando un cuadro clínico no del todo esperado, al menos no con la frecuencia esperada. “El efecto rebote después de administrar el Paxlovid está definitivamente ocurriendo”, afirmó taxativamente hace tres semanas el profesor de la Universidad de Harvad Michael Mina.
Lo que está ocurriendo en Estados Unidos, donde se han administrado casi
700.000 tratamientos de Paxlovid, es que hay pacientes que, después de seguir los cinco días seguidos de la ingesta de la pastilla, comienzan a desarrollar nuevamente la sintomato- logía del Covid-19. Y dan otra vez positivo. Los síntomas son leves, empiezan días después del fin del tratamiento y nadie sabe aún el porqué.
La Agencia del Medicamento de EEUU (FDA) trató sobre el asunto en un informe publicado en abril: hay pacientes que están volviendo a dar una prueba positiva después del tratamiento de cinco días. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades estadounidenses (CDC) han confirmado el fenómeno. La alerta sanitaria de los CDC informa a los organismos sanitarios que “se ha registrado un efecto rebote del Covid-19 entre el segundo y el octavo día después de la recuperación y está caracterizado por la reaparición de los síntomas del Covid-19 o por dar un positivo en un test después de haber dado anteriormente negativo”.
Nadie pone en duda la diferencia existente entre el sistema sanitario y farmacéutico de Europa y de Estados Unidos. También sucede con el empleo del Paxlovid. En EEUU son cerca de 700.000 tratamientos administrados en unos meses. En Europa, a diferencia de Estados Unidos, sólo se administra la pastilla de Pfizer a pacientes de edad avanzada o que sufran factores de riesgo de contraer la enfermedad grave (inmunodeprimidos, diabéticos y etcétera). En las oficinas de farmacia de Andalucía, por ejemplo, se han dispensado 307 tratamientos hasta hoy, según la información del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cacof). En el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía no constan incidencias. Con todo, fuentes del Cacof aseguran a este periódico que cualquier tipo de efecto secundario, también el denominado efecto rebote, será estrictamente controlado.
LAS POSIBLES CAUSAS DEL EFECTO REBOTE
La comunidad científica está tratando de desentrañar por qué sucede el efecto rebote. Varias son las hipótesis. Una es que sencillamente la gente vuelve a contagiarse por otra variante del coronavirus días después de la recuperación. Otra explicación, como el virus no deja de mutar, es que un nuevo haya desarrollado resistencia al Paxlovid.
Hay virólogos que no creen ni una cosa ni la otra, pero tampoco aportan argumentos claros.
En EEUU, los médicos están empezando a considerar prescribir Paxlovid como se hace en Europa. Habría que dejar de administrarlo por tanto al primer paciente con síntomas que lo demande y reservarlo únicamente a los enfermos de riesgo o a los de la tercera edad, los más propensos a padecer un cuadro grave de la enfermedad.
Más cosas recomiendan los médicos estadounidenses: un test positivo después del Paxlovid, es decir, el efecto rebote, indica que la persona es contagiosa, esté la persona vacunada con la pauta completa o incluso con la dosis de refuerzo, y que por tanto deberá mantener cinco días de cuarentena y llevar mascarilla durante diez días después del comienzo de los nuevos síntomas.
El Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos cree que no hay razón para la alarma. El Paxlovid no es un tratamiento para prevenir la infección sino para evitar la enfermedad grave y la muerte: “Es una terapia para disminuir la carga viral y los síntomas en personas de alto riesgo”. La exposición al efecto rebote, por mera cuestión aritmética, no es la misma en una población de 307 pacientes a los que se les ha administrado la pastilla de Pfizer que una muestra de casi 700.000 personas. Que los sistemas de vigilancia epidemiológica no hayan registrado incidencias relevantes es indicativo de calma.
Aunque la empresa farmacéutica admitió en los estudios una posibilidad de entre el 1 y 2% de la aparición del efecto rebote, hay estudios preliminares publicados en EEUU, sin revisión aún por el resto de los científicos, que apuntan a un porcentaje mayor. Pfizer, a través de su portavoz, Albert Bourla, reconoció hace un mes la existencia del efecto rebote y sugirió que quienes lo padecieran ampliasen la duración del tratamiento cinco días más. Este remedio está en cuestión en la comunidad científica. El asunto sigue sobre la mesa.