“Todo ha subido”, afirman las agencias de viaje
Asociadas de Andalucía (Aedav). García detalla que, por ejemplo, en estos momentos hay “precios disparatados” en viajes de larga distancia a América porque “hay personas que llevan más de dos años sin ver a sus familiares y están viajando o personas que tienen que ir por motivos de trabajo”. Entre los destinos preferidos por los malagueños para este verano, España, Europa y EEUU están siendo muy demandados. sino que el precio se ha disparado. El vicepresidente de Aehcos subraya que “en 2019 el precio del kilovatio hora era de 0,0923 euros y ahora está en 0,2715 euros. Y con picos de 0,33 euros en función del horario. Esto supone una subida alarmante del 247%”. “Si las facturas totales de electricidad en los hoteles de Málaga en 2019 eran de 27,4 millones de euros, ahora son 95 millones de euros, un aumento de 68 millones de euros”, añade Hernández.
Los hoteleros malagueños, por tanto, están pagando ahora 68 millones de euros más de luz que en 2019. Pero no solo ha subido el precio de la luz. Según datos de Exceltur, en el primer cuatrimestre de este año se ha incrementado un 26% interanual el precio del combustible utilizado en los hoteles, un 28% el gas y un 16% las materias primas. “Unido a la inflación, causa estragos colaterales provocados por la pospandemia, la guerra, la huelga de transporte y otras motivaciones que han afectado gravemente la línea de flotación de la rentabilidad del sector hotelero”, insiste Hernández.
Los hoteleros saben que no pueden repercutir todo ese incremento de costes en sus tarifas porque se quedarían sin clientes. Hernández estima que los hoteles en la Costa del Sol tendrán que subir los precios en torno a un 10% este verano. “El sector está intentando sostener lo máximo que puede el precio para poder ser competitivos respecto a otras zonas del Mediterráneo como Turquía, Grecia, Croacia, Egipto o Túnez, que están lanzando ofertas a la baja”, afirma el directivo de Aehcos.
Pese a la subida de precios, los hoteleros malagueños creen que va a ser un buen verano porque los turistas quieren viajar y pasarlo bien tras dos años de restricciones por la pandemia. La ocupación hotelera en mayo fue igual que la de 2019 y, aunque para el resto del verano está aún en niveles más bajos a los de hace tres años, podría acercarse con las reservas de última hora.
El verano, más o menos, está descontado en el sector pero sí hay preocupación por lo que pueda ocurrir en el otoño y el invierno como sigan subiendo los costes porque tendrán que repercutirlos más en las tarifas y esas fechas son temporada baja, lo que puede provocar que los turistas elijan otros destinos más baratos. “La clave va a ser el otoño-invierno”, asegura Hernández. En el sector ven como la cuenta de gastos se dispara y analizan con lupa los ingresos para no acabar en quiebra. Y los ingresos son los clientes.