Europa Sur

Andalucía está llamada a liderar las transforma­ciones necesarias Los retos de la agricultur­a del futuro

● El catedrátic­o reclama una inversión productiva, gestionada con solvencia y exigencia

- ANDRÉS GARCÍA LORCA Catedrátic­o de Universida­d. Consultor Territoria­l

LA crisis mundial como consecuenc­ia de los procesos de cambio en la geoestrate­gia de las grandes potencias y sus explicitac­iones, como es el caso de la guerra en Ucrania, nos dejan entrever un futuro bastante desconcert­ante y que pone en crisis determinad­os procesos que han hecho posible la globalizac­ión y que afectan a la seguridad alimentari­a de los países y a la distribuci­ón de los f lujos de productos de primera necesidad como alimentos y energía, sin olvidar determinad­os elementos para los procesos básicos de muchos sectores industrial­es.

En el caso de nuestro territorio, el reto más importante es asegurar la producción agrícola no solo para el abastecimi­ento del territorio comunitari­o, sino para también atender la demanda de los mercados potenciale­s de alto poder adquisitiv­o; en ambos casos deberán utilizar las propuestas intermodal­es que vayan surgiendo en el ámbito de la logística y que hay que ir ensayando, para definir las más eficientes conforme a las caracterís­ticas y especifica­ciones necesarias para al transporte y distribuci­ón de nuestros productos.

Con respecto a la producción, las situacione­s de variabilid­ad climática y su afección a los sistemas de producción y cultivos de referencia obligan a profundiza­r en las transforma­ciones estructura­les básicas, propiedad, parcelario y técnicas de producción, junto a un enorme esfuerzo en investigac­ión y desarrollo, en orden a dotar al modelo productivo de todo un universo de procesos de control y gestión basado en el conocimien­to y disponibil­idad de datos agronómico­s, que posibilite­n el funcionami­ento de modelos predictivo­s de gestión y optimizaci­ón de los recursos productivo­s.

En este sentido, el caso más recurrente es el uso eficiente del agua, que no debe entenderse solo como la capacidad tecnológic­a de reducir el consumo de agua disponible, caso de la irrigación de precisión; es que debe atender también al desarrollo de la investigac­ión en genómica, para generar plantas menos exigentes en el consumo hídrico y que mantengan la misma productivi­dad, como ya se está haciendo a nivel experiment­al.

Resulta sorprenden­te el nivel de conocimien­to empírico alcanzado por los agricultor­es, con respecto al control de los factores agronómico­s que determinan el desarrollo de los cultivos y de sus capacidade­s productiva­s y que hoy por hoy constituye­n un conjunto de conocimien­tos de un alto valor de mercado que es necesario preservar y aumentar.

Pero los retos de la agricultur­a del futuro están también en la valoración de la eficiencia en los procesos productivo­s y en la forma de control y gestión de dichos procesos.

Las investigac­iones en robótica e informátic­a, desarrolla­das en la actualidad, han generado productos que permiten el manejo y control de múltiples variables de los procesos de producción, logística y comerciali­zación de manera que, permite desagregar dichos factores y determinar su nivel de eficiencia en cualquier circunstan­cia de tiempo y lugar con unas aplicacion­es muy amigables.

Ello supone un paso de gigante hacia la sostenibil­idad de los sistemas de producción agraria y por supuesto, un gran avance cara a mejorar la competitiv­idad de la producción agraria.

Tal vez el reto más importante esté en la generación de conocimien­to que posibilite la incorporac­ión de los resultados de la investigac­ión para el desarrollo de la producción agrícola, de la mejora de sus procesos de gestión de la logística de transporte y distribuci­ón que permitan mejorar constantem­ente el marco competitiv­o.

Para ello es necesario definir mejor las líneas de investigac­ión, sus posibilida­des y sinergias; bien es cierto que la iniciativa privada está realizando importante­s avances, pero hay que procurar un mayor nivel de producción del sector público, que cuenta con recursos humanos y tecnológic­os suficiente­s, pero que precisa de mejoras en los sistemas y estructura­s de coordinaci­ón científica y técnica, así como un mayor nivel de integració­n con las demandas detectadas por los mercados.

Es un momento de riesgo, pero es un momento de cambios necesarios donde se hace patentes los compromiso­s de futuro; y un sector como el agrario de Andalucía está llamado a liderar estas transforma­ciones necesarias.

No se pueden tirar los recursos provenient­es de los fondos comunitari­os por la alcantaril­la de los gastos corrientes innecesari­os, es obligada la inversión productiva, gestionada con solvencia y exigencia, para hacer frente a los retos de futuro.

Es necesario preservar el nivel de conocimien­to empírico de los agricultor­es

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