Europa Sur

HACERSE LA ANDALUZA

- CARMEN CAMACHO

NADA me turba, nada me espanta la payasada permanente en la que consume sus días de campaña la candidata que nos ha mandado la ultraderec­ha para las elecciones del 19-J. Era de esperar. Cogedla ahí haciendo morisqueta­s, probándose tonos de voz y hablando de entrar en San Telmo “con una motosierra” (ni que fuera el Capitolio). Lo raro hubiera sido cualquier otra cosa, esta es la línea anti-intelectua­l, grotesca y agresiva que sigue Vox y el resto de las ultraderec­has del mundo. Estrategia de manual, que ya probaron con éxito los fascismos históricos. El fallo de Olona es que, además de ser efectista, tendría que ser efectiva. Bastaba con no meter la pata. No ha podido ser. De tanto dar tiros al aire, ha acabado por dispararse en un pie. No una ni dos, tres veces.

Para empezar, nos envían a su eurodiputa­do Jorge Buxadé a meterse con la bandera porque es la “de los almohades y los moriscos que no quieren la reconquist­a de España”, dijo. Estos señores del Nor

–que así lo diría don Fernando Quiñonesig­noran por completo que la blanca y verde

Franco expropió y falsificó lo andaluz hasta convertirl­o en españolada. Reeditar eso ha sido mala idea

es, desde hace ya, un símbolo de unidad, consensuad­o y querido, que no nos tiramos a la cabeza, como ellos quisieran. Les bastaba con ir a comprobar a las fiestas de cualquier pueblo andaluz que, bajo la misma guirnalda de banderitas blancas y verdes, convivimos con orgullo gentes que votamos (y no) a distintas formacione­s políticas.

Segundo tiro en la pata de atrás: venir a atacar la autonomía a una comunidad en la que está fuertement­e arraigada. Por mucho que el ideario de Vox vaya, entre otros, contra artículos del título VIII de la Constituci­ón, pregonarlo en la campaña es arsénico, dulce arsénico. Cuando Olona dice, mirando fijamente a cámara, que quiere devolver los destinos de Andalucía a la centralida­d de la Villa de Madrid, nos deja de un aire. Alguien debiera leerle pronto la lección sobre la transición en Andalucía y la lucha de la nuestra sociedad en el proceso autonómico.

Y el tiro por la culata: si algo no soportamos los y las andaluzas es que traten de imitarnos. Lo vivimos como una ofensa. Franco expropió y falsificó lo andaluz hasta convertirl­o en españolada. Contra ello, por dignidad, los andaluces nos rebelamos hasta volver a ser protagonis­tas de nuestra identidad e idiosincra­sias. Ver ahora a Olona probándose disfraces y mohínes para proponerse como espejo esperpénti­co de lo que ella interpreta que es Andalucía, nos hace recordar que ya antes quisieron humillarno­s de este modo.

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