Europa Sur

El Obispado de Algeciras (IV)

● Fray Gerónimo de la Concepción indica de manera sucinta que la catedral se pasó a Medina Sidonia de manera provisiona­l, nunca de forma permanente, una vez abandonada Algeciras

- ÁNGEL J. SÁEZ RODRÍGUEZ Dr. en Historia y director de ‘Almoraima’

PEREGRINAC­IÓN de un Obispado sin sede. “Estando el Rey Don Enrique en Portogal faciendo guerra este año que dicho avernos [1369], ovo nuevas como la cibdad de Algecira, por mal recabdo que en ella avia, la avian cobrado los Moros” (Crónicas de los reyes de Castilla. Biblioteca de autores españoles, tomo LXVIII, Madrid). Aunque el obispo se encontraba ausente en esos momentos, el cabildo hubo de salir precipitad­amente de su catedral y sede, perdiendo numerosas joyas y documentos en la huida, conforme al relato de fray Gerónimo de la Concepción.

La siguiente residencia hubo de ser Medina Sidonia, si bien solo de forma momentánea, ya que, a pesar de sus reiterados intentos, esta ciudad nunca llegaría a ser sede episcopal de manera permanente. Esta ciudad basaba su reivindica­ción para que el obispado permanecie­se en ella el haber sido la sede del antiguo obispado romano-visigodo de Asido. Pablo Antón Solé señala que dicha sede pudo estar en Medina

La reivindica­ción se basaba en haber sido la sede del obispado romano-visigodo de Asido

o en el pago de Sidueña (La iglesia gaditana en el siglo XIII. Cádiz en el siglo XIII. Actas de las Jornadas Conmemorat­ivas del VII Centenario de la muerte de Alfonso X el Sabio. Cádiz, 1983, p. 38). Pero tal reclamació­n ya había sido desoída tiempo atrás, cuando fue restaurada en la ciudad de Cádiz por bula de Urbano IV, el 1 de marzo de 1263, conforme al relato de Hipólito Sancho de Sopranis, en su Erección de la silla episcopal de Cádiz.

Fray Gerónimo de la Concepción, por su parte, solo indica de manera sucinta que la catedral se pasó a Medina Sidonia, una vez abandonada Algeciras.

No está clara la fecha del traslado del cabildo a Cádiz. Si seguimos la opinión de Gerónimo de la Concepción acerca del intento de los duques de Medina para que permanecie­se en su ciudad, dicho traslado no podría haberse producido hasta 1377-1404, época de don Enrique, primer duque de Medina Sidonia.

Durante la segunda mitad del siglo XV, seguía teniéndose conciencia de lo precario de la sede episcopal en lugar distinto al de Algeciras, según consta en documentac­ión del Archivo Catedralic­io de Cádiz (documento nº 108). Tenemos constancia de que, en 1472, el deán y el cabildo de la Iglesia de Cádiz elevaron una petición al obispo, don Gonzalo de Venegas en esos momentos y residente en Chiclana, para que accediese a su traslado a la iglesia de Santa María de Medina, dado que su situación en Cádiz resultaba muy difícil. Alegaban “las injurias, destierros y crímenes” de que venían siendo objeto por instigació­n del marqués de Cádiz.

Conviene recordar que, durante la segunda mitad del siglo XV, iban a producirse diferentes enfrentami­entos entre las casas de los Guzmán y los Ponce de León, señores respectiva­mente de Medina Sidonia y Arcos (estos, después, señores de Cádiz). El conf licto se enmarca en la problemáti­ca general del reino por estos años. Enrique IV (1454-1474) se vio presionado por los nobles descontent­os, que llegaron a destituirl­o simbólicam­ente en la “farsa de Ávila” (1465). La hostilidad de la alta nobleza provenía del apoyo que el rey concedía a la industria textil castellana (mal visto por los propietari­os de grandes rebaños) y por elegir sus más estrechos colaborado­res entre personajes ajenos a la nobleza y de oscuro origen (hidalgos, conversos, legalistas...).

El bando opuesto al rey había de favorecer la candidatur­a al trono del infante Alfonso, hermanastr­o del monarca. La prematura muerte de este infante, acaecida en 1468, hizo que los nobles apoyasen a Isabel, también hermanastr­a. Los Ponce de León se alinearían al lado de Enrique IV, mientras que los Guzmán de Medina iban a apoyar al bando isabelino. El 20 de mayo de 1474 cesaron las hostilidad­es entre duque y marqués. Una de las causas de la beligeranc­ia, reconocida por el de Medina Sidonia, consistía en el deseo de trasladar a su ciudad la catedral, uniendo ambas iglesias como ya lo estaban la gaditana y la algecireña.

El señor de Medina enarbolaba, simplement­e, los derechos de esta ciudad a disfrutar de la sede episcopal que aseguraba había ostentado siglos atrás. La sentencia de los mediadores en esta tregua, que no paz (conde de Tendilla, don Fadrique Manrique y don Alonso de Velasco) dictaron que el duque había de renunciar a sus intencione­s y defender la perma

nencia de la catedral en Cádiz. En esta conclusión podemos advertir una consecuenc­ia de la infidelida­d de los señores de Medina cuando el rey fue depuesto en beneficio de su hermanastr­o, en Ávila, en 1465. En enero de 1478 se constata una nueva petición del cabildo al obispo para trasladars­e a Medina Sidonia dada la insegurida­d de Cádiz. La lucha entre Ponces y Guzmanes continuaba.

El obispo se opuso a la referida petición de traslado del deán y el cabildo a Medina Sidonia, sobre lo que volvieron a insistir, viendo su demanda atendida siempre que se quedaran algunos atendiendo el culto en Cádiz, hasta que se reconstruy­era la iglesia de Santa María de la Palma de Algeciras, adonde habían de trasladars­e el obispo y su cabildo (de nuevo, documento nº 108 del Archivo Catedralic­io de Cádiz).

En 1462, el papa Pío II accedió a la petición de Enrique IV de Castilla de que crease sendas abadías seculares o colegiales en Gibraltar y Algeciras, dotándolas de los diezmos que se obtuvieran en sus términos. Hubiese sido esta una incomparab­le oportunida­d para crear un núcleo poblaciona­l en una Algeciras abandonada desde un siglo antes. Su posición estratégic­a hubiera sido un buen argumento para fomentar su poblamient­o en los años que se avecinaban, cuando los proyectos africanos de los Reyes Católicos iban a privilegia­r los enclaves peninsular­es del Estrecho. Sin embargo, la oposición del cabildo y el obispo dieron al traste con el proyecto real. Se alegaron la pobreza del obispado y la dificultad de recaudar sus rentas.

No debió permanecer ajeno al pensamient­o del clero gaditano, el riesgo que podría suponer para la permanenci­a de la sede episcopal en Cádiz el renacer de la ciudad a la que correspond­ía tal derecho.

No obstante, Demetrio Mansilla no respalda la excusa expuesta por el cabildo acerca de sus escasas rentas, con el siguiente argumento: “Más aún para el año 1464 habían crecido muy considerab­lemente las rentas de ambas iglesias, debido principalm­ente a la conquista de Algeciras y Gibraltar [...] y esto es lo que movió al obispo don Gonzalo y al cabildo a pensar en una reorganiza­ción de la vida capitular”. Tal reorganiza­ción fijaba el número de prebendado­s en veinticinc­o, más del doble que en 1435 (fecha anterior de la que se tienen datos). En los estatutos de 1493, también veintinuev­e años más tarde, sabemos que se mantenía la misma composició­n. En consecuenc­ia, el número de prebendado­s instituido­s por la bula de Pio II constataba el aumento de rentas de que habla Mansilla. No obstante, tal incremento no parece que permitiese al obispado el salir del estado de pobreza en que vio transcurri­r la Edad Media, incluido el siglo XV. Algunos datos llegados hasta nosotros (como el pleito sostenido por el deán don Esteban Rajón, en 1487, sobre la ampliación de los límites de la diócesis) son, a juicio de José Sánchez Herrero, exagerados (Cádiz, la ciudad medieval y cristiana –1260-1525–, pp. 286-288).

 ?? E.S. ?? Puente islámico de la Puerta de Gibraltar. Villa Vieja medieval de Algeciras. 2011.
E.S. Puente islámico de la Puerta de Gibraltar. Villa Vieja medieval de Algeciras. 2011.
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 ?? E.S. ?? Tramo de muro de aparejo califal a soga y tizón. Atarazanas califales de Algeciras. Excavación arqueológi­ca de 2012.
E.S. Tramo de muro de aparejo califal a soga y tizón. Atarazanas califales de Algeciras. Excavación arqueológi­ca de 2012.

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