Europa Sur

Los Warriors ya tienen otro anillo a tiro

FINAL DE LA NBA ● Los california­nos no necesitan al mejor Curry para poner el 3-2

- David Villafranc­a (Efe)

Con 3-2 y a una victoria de su cuarto anillo en ocho años. Así están los eternos Golden State Warriors de Stephen Curry, que en la madrugada de ayer, hora española, demostraro­n que saben ganar sin una estratosfé­rica actuación de su estrella y que pusieron a los Boston Celtics contra las cuerdas en las Finales de la NBA (104-94).

Mañana se jugará en Boston un sexto partido que será definitivo si los Warriors se anotan el triunfo. Si hiciera falta un séptimo encuentro, se disputaría el domingo en San Francisco.

Tras su histórica exhibición en el cuarto partido con 43 puntos, Curry no tuvo su día (16 puntos, con 7 de 22 en tiros, y 8 asistencia­s), tanto que fue su primer encuentro desde noviembre de 2018 en el que no metió ni un triple (0 de 9).

Sin embargo, Golden State presumió de fondo de armario. Andrew Wiggins estuvo soberbio en las dos canastas (26 puntos y 13 rebotes), Klay Thompson se reivindicó en el día que se cumplían tres años de su terrible lesión de rodilla (21 puntos con 5 triples) y Draymond Green fue el comandante de la defensa (8 puntos, 8 rebotes y 6 asistencia­s).

La historia de la NBA sonríe a los de Steve Kerr: en las series que están 2-2 tras cuatro encuentros, el equipo que vence en el quinto termina ganando la eliminator­ia en un 82% de las veces.

En un duelo vibrante y con rachas para los dos equipos, Boston se hundió con las pérdidas de balón (18 frente a 7 de los Warriors), su mal porcentaje de tiros libres (21 de 31) y su triste último cuarto (29-20).

Jayson Tatum (27 puntos y 10 rebotes) fue el mejor de unos Celtics en los que el dominicano Al Horford aportó 9 puntos y 9 rebotes.

Los Warriors rugieron desde el salto inicial. Con un ardiente derroche de energía, Golden State tomó las riendas del encuentro presionand­o las líneas de pase, aplicando ayudas y agobiando a los Celtics en todos sus ataques.

Los Celtics se fueron al vestuario con la cabeza baja tras 9 pérdidas de balón y 3 de 15 en triples en una pobre primera mitad (51-39).

En esta NBA de marcadores volátiles, bombardeos de triples y diferencia­s efímeras, basta un parpadeo para que tu ventaja se diluya como un azucarillo.

Eso le sucedió a los Warriors, que se vieron 51-49 con 10.15 por jugarse. Con una renovada fe en el perímetro, Boston culminó su remontada con un triple de Smart y otro de Horford que sellaron un magnífico 4-19 desde el descanso (55-58 con 6.27 en el reloj).

Pero cuando peor pintaban las cosas, dos triples de Thompson y otro par de Poole (uno de ellos marca de la casa: espectacul­ar y sobre la bocina) permitiero­n a los de Steve Kerr tomar aire tras un tercer cuarto volcánico que tuvo absolutame­nte de todo (75-74).

Parecía que el partido se encaminaba a un final muy apretado, pero no fue así. Como si ese triple final de Poole hubiera dejado veneno incrustado en su sangre, los Celtics encajaron un parcial de 7-0. Boston tardó casi cuatro minutos en meter su primera canasta y empezó a cavar su propia tumba.

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