Europa Sur

Votar sin ilusión

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Por mi edad he vivido una longeva dictadura y un cambio democrátic­o. La primera dejó mucho dolor y pobreza, y los albores del cambio nos llenaron de gran ilusión y el deseo de un giro político que nos hiciera olvidar tantos años de tristezas y calamidade­s. Asistí, como millones de españoles, al comienzo de esta nueva etapa con una gran expectació­n, esperanzas e ilusiones. Fuimos testigos de la llegada de grandes políticos y mejores oradores, contemplan­do que aquello que se nos decía o prometía se cumplía con más o menos aciertos. Al fin y al cabo, era mucho más y mejor que la anterior época pasada. La ilusión y las ganas de prosperar de un país hicieron el milagro pero, como todo lo bueno se acaba pronto, la falta de palabra de los nuevos gobernante­s fueron haciendo mella en el electorado y surgió la apatía y la falta de confianza en ellos. Suárez, Anguita, Fraga, Carrillo(q.e.d.), González, Guerra, etcétera, no sólo fueron grandes oradores y políticos, sino que cumplieron con lo que sus partidos nos ofrecían y así vimos crecer a nuestro país, lentamente, pero firme y seguro. Hoy se nos ofrecen cosas que ellos mismos no creen y leen en un papel escrito por un tercero, lo cual no da lugar a su lucimiento y espontanei­dad, amén de profecías mesiánicas y nostalgias de un ayer que nadie quiere recordar y menos revivir. Durante mucho tiempo sólo dos partidos políticos dirigieron con acierto nuestro país. Hoy día hay multitud de políticos que ofrecen y venden sus ideas, aunque la gran mayoría no tienen carrera política ni capacidad oratoria y, por supuesto, muestran poco interés en cumplir lo prometido. Lo hemos podido comprobar en las últimas convocator­ias y sus resultados. El voto es muy importante; por ello, aunque estemos asqueados y sin ilusión por tantas motos que nos ofrecen, votar con sentido común depende sólo de nosotros. José Antonio Sierra (correo electrónic­o).

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