Europa Sur

TERESA Y NIETO

- JUAN MANUEL MARQUÉS PERALES

TERESA Rodríguez brilló en el último debate. Ocurrente, certera, colocó la discusión en unos registros en los que Macarena Olona no sabe jugar, que son los de la guasa punzante y la sinceridad desnuda, hasta nos divertimos con su elogio de la masturbaci­ón y esas torrijas que le pidió a Juan Marín para Kichi, pero eso no alivia el enorme roto que le ha hecho a la candidatur­a de izquierdas de la que procedía.

O al revés, porque la operación para expulsar a la gaditana del grupo parlamenta­rio se pareció bastante a la entrada de los tanques soviéticos en Praga. La ministra

Yolanda Díaz quiere abrir “un proceso de escucha”, pero haría mejor en encerrase con los mismos que llevan desde el año 2008, dándole vueltas a cómo refundar Izquierda Unida. Porque no es otra cosa.

Izquierda Unida nació en los ochenta para superar al PCE, sin disolverlo, mediante la suma de otros partidos que venían del mismo sitio. Como ahora, es un eterno retorno. Lo que formula Yolanda Díaz no es más que un remedio a Podemos, ese gran invento populista que terminó engullido por la personalid­ad de su líder, él lo creó y, como adolescent­e fósil que es, también lo destruyó. Sumar no es otra cosa que volver a unir a Podemos, y a sus nombres –hoy, Belarra, Errejón, Colau y Oltra– bajo el tamiz del pragmatism­o del PCE. Yolanda Díaz sabe gobernar, administra

Teresa Rodríguez estuvo ocurrente, certera, hasta nos divertimos, pero eso no alivia el roto que le hace a la izquierda

un ministerio y obtiene réditos. Entiende qué es una institució­n. Pablo Iglesias, no, porque no es más que un propagandi­sta efectivo.

A Teresa Rodríguez le ocurre lo mismo. Los años que lideró el grupo parlamenta­rio en la Cámara andaluza fueron hueros para su organizaci­ón, nunca consiguió nada, jamás pactó. Personas como ellas son valiosas en los partidos, pero su liderazgo no conduce a nada. Inmaculada Nieto, de Por Andalucía, que es la antítesis de Teresa Rodríguez, va a ser una víctima de su anterior compañera, ninguna diferencia ideológica ni orgánica justifica que la izquierda, ya de por sí minoritari­a, vaya a tirar tantos votos en las provincias por este tipo de caprichos. Porque, entendámos­no, estas diferencia­s sólo obedecen a personalid­ades desproporc­ionadas, egos que se agarran al matiz ideológico para justificar su afán de notoriedad. No es un endemismo de la izquierda, pero sí ha sido una constante del espacio comunista desde sus primeras fundacione­s a finales del siglo XIX. Y así llegamos hasta este domingo, cuando decenas de miles de votos se perderán en la basura.

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