AL DESCUBIERTO
LAS fotos publicadas por varios ciudadanos en las redes sociales desvelaron hace ya unos cuantos días la aparición de una serie de restos arqueológicos en la parcela del futuro centro de interpretación dedicado a Paco de Lucía, en Algeciras, un inmueble que años atrás acogió la sede de la Policía Local de la ciudad. No parece que se trate de vestigios de poca monta, a tenor de las imágenes posteriores captadas con mejor calidad –entre ellas, las de Jorge del Águila para este periódico– y de la escueta información ofrecida por el Ayuntamiento; más bien al contrario, estamos ante unas estructuras que dejan ver las bases de la antigua muralla y de una torre, de viviendas y de calles de aquella Al-yazira del siglo IX. En resumen, un diamante en bruto que ha permanecido oculto en el subsuelo durante siglos y que ahora, gracias al tributo que se quiere rendir al genio de la Bajadillla, resucita al compás de su guitarra
Resulta por ello sorprendente la tibieza y el escaso entusiasmo con los que el Ayuntamiento de Algeciras ha acogido el hallazgo. Y no me refiero solo al equipo de gobierno. Este último, una vez que este periódico se dirigió a él para conocer la trascendencia de los restos, emitió un comunicado de prensa en el que ponía todo el énfasis en que el centro iba a estar culminado en tiempo y forma, antes del próximo 31 de diciembre, sin insinuar siquiera cuáles son sus intenciones respecto a los vestigios hallados.
Quiero pensar que la campaña electoral ha distraído durante unos días a los munícipes de sus quehaceres en el Consistorio y que, en las próximas jornadas, ningún grupo político va a dejar de interesarse por el futuro de los restos, que más que un obstáculo para la puesta en marcha del nuevo espacio museístico representan un añadido de lujo al proyecto.
Cualquier ayuntamiento se mostraría feliz por el hallazgo y por presentar un plan para recuperarlo totalmente
¿Recuerdan cuando algunos lumbreras quisieron tapar las murallas medievales y construir sobre ellas una avenida? Por fortuna, los algecireños impidieron aquel estropicio, hasta el punto de que hoy sigue vigente el proyecto de recrecerlas para que luzcan tal cual se erigieron en su día.
En el caso de los restos del centro Paco de Lucía estamos en una circunstancia similar. Cualquier ayuntamiento se mostraría feliz por el hallazgo y por presentar un plan para recuperarlo totalmente. Si alguna lección hemos aprendido en los últimos años es que determinadas circunstancias pueden ser afrontadas como problemas o como oportunidades.
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