El estudio del exoplaneta Gliese 486 b ayudará a conocer el origen de la Tierra
Gliese 486b es un exoplaneta muy similar a la Tierra que orbita a una enana roja y, aunque no es habitable, conocerlo bien puede ayudarnos a saber cómo se formaron los planetas –también el nuestro– y a responder a unas preguntas que hasta ahora resultaban imposibles de contestar. Un equipo internacional de astrónomos liderados por José A. Caballero, del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), publicó ayer en
una descripción sin precedentes de las características de esta exotierra cercana.
Situado a tan sólo 26 años luz de distancia, Gliese 486b orbita tan cerca de su estrella que está a más de 400 grados centígrados. Tal y como lo describen los astrónomos, su superficie podría ser parecida a la de Venus, con un paisaje caliente y seco, surcado por ardientes ríos de lava.
Además, Gliese 486b podría tener una atmósfera distinta de la de la Tierra pero hasta que el telescopio espacial James Webb no oriente sus espejos hacia él, no se sabrá con certeza cómo es (los astrónomos barajan cinco escenarios).
De momento, Gliese 486b ha servido para probar los modelos atmosféricos, estudiar su atmósfera y predecir cómo es su estructura interna. “Gliese 486b se ha convertido en la piedra rosetta de la exoplanetología. En el Sistema Solar tenemos los planetas terrestres Mercurio, Venus, Tierra y Marte”. Este planeta es el quinto mejor estudiado en el Universo y “el primero de fuera del Sistema Solar”, matizó Caballero.
Para estudiarlo, los astrónomos han usado dos métodos distintos: la espectroscopia ultraprecisa y la fotometría de tránsito. Los autores midieron la masa del planeta con dos espectrógrafos de alta precisión y el radio del planeta con las misiones espaciales (NASA) y (ESA).