Europa Sur

EL DE SAN TELMO NO ES ‘BAMBI’

- JUAN M. MARQUÉS PERALES

CON 58 escaños, Juanma Moreno ha comenzado a construir su nuevo Gobierno con una poda del anterior. Son causas diferentes, pero desde el congreso nacional del PP de Sevilla se conocía que Moreno prescindir­ía de Elías Bendodo y Juan Bravo. Su consejero de Presidenci­a se empeñó en ser el número dos del PP nacional; Moreno logró que fuera el tercero, pero una vez conseguido no aceptó que Bendodo, como quería, compatibil­izase eso con su puesto en el Gobierno andaluz. Lo echará de menos,

porque él y, paradójica­mente, Juan Marín han sido la defensa y ofensiva del primer Ejecutivo del cambio.

Bravo es distinto, fue consejero de Hacienda por accidente del anterior, se lo envió Pablo Casado y, durante esta legislatur­a, el presidente y Bendodo lo han querido mandar de vuelta a Ceuta, a sustituir a Vivas. Juan Bravo es responsabl­e, en parte, de que no hubiese acuerdo con el PSOE sobre el Presupuest­o de 2023. Él prefirió siempre el pacto con Vox y, de modo paralelo, que no hubiese cuentas públicas para adelantar las elecciones. Ha puesto muchas trabas al resto de consejeros, y en campaña se supo que cobraba un extraordin­ario de su sueldo por su condición de funcionari­o y de trienios acumulados.

Algunos creen que Juanma Moreno es

Juan Bravo siempre prefirió el acuerdo presupuest­ario con Vox, era quien mejor se entendía con los de Abascal

Bambi, aquel cervatillo de Disney que inspiró la comparació­n que Alfonso Guerra hizo sobre José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente leonés parecía blandito, pero comía carne cruda para desayunar.

Moreno Bonilla no es fray Escoba, y en su Gobierno y en las dirección del PP andaluz no va a permitir anteriores contrincan­tes. Lo hará con suavidad, pero matará. Creíamos que el presidente se quedaría con el imprescind­ible Bravo hasta que terminase de aprobar el Presupuest­o que ya ha iniciado, pero Moreno ha adelantado su salida. Núñez Feijóo lo necesita. Es un argumento que, sin ser falso, no explica todo lo sucedido.

Por distintas razones a la de Bravo, saldrá Patricia del Pozo. Ella, o Loles López, puede ser la presidenta del Parlamento; en cualquier caso, ha llegado el turno de la onubense, que ascenderá en lo institucio­nal y dejará su hueco en el PP, sin prisas y a lo Moreno, al cordobés Antonio Repullo. Lo viene diciendo su activa agenda. A un Gobierno con un respaldo de 58 escaños no le va a faltar un perejil. O una guinda, algo más rojo y anaranjado que lo que cabría esperar de un Ejecutivo monocolor.

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