Europa Sur

El rito ancestral de Almonte recorre El Rocío

● Alrededor de 1.700 cabezas de ganado galopan hasta la localidad almonteña ● La tradición regresa en su máximo esplendor tras dos años de parón

- Alberto Ruiz

Los caballos que han estado pastando en estado semisalvaj­e en el Parque Nacional de Doñana durante meses galopaban ayer hasta Almonte, previo paso por El Rocío, donde se produjo uno de los momentos más mágicos de la Saca de Yeguas. El santuario de la Virgen del Rocío se volvió a convertir en centro de atención y punto de encuentro. Por delante de él, con las puertas abiertas y la Virgen al fondo, desfilaron tropas de yeguas y potrillos, confeccion­ándose una bella estampa.

La aldea retrató una espectacul­ar imagen en la que los caballos galopaban ante una gran congregaci­ón de personas, que se apostaban en los alrededore­s de la ermita para presenciar cómo los yegüerizos conducían a las cabezas de ganado hacia Almonte. La Saca de las Yeguas levantó una expectació­n especial por dos motivos. Primeramen­te, la pandemia obligó a la suspensión de esta tradición dos años seguidos y, además, destaca la coincidenc­ia de que el 26 de junio cayese este año en domingo, por lo que muchos visitantes tuvieron mayor facilidad para desplazars­e hasta la aldea.

Las tropas de equinos comandadas por los yegüerizos llegaron a la aldea alrededor de las 10:40. Una vez recibieron la bendición, tomaron el camino en dirección a Almonte. Este año participar­on unos 1.700 equinos. El presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño, Juan Adolfo Arangüete, en declaracio­nes a este diario, aseguró que las cifras del ganado de este año “son más altas”, dado que la asociación “se ha preocupado en la gestión de la raza para tener un ganado mayor”.

Primero pasó la tropa La Vera y de las playas del Rocío. Sobre las 11:00 lo hizo la de Rocina Sur. La última tropa entró a las 11:30 y lo hizo desde los límites con Cádiz y Sevilla. Se trataba de la tropa íntegra de Marismilla­s, las Nuevas, el Rincón del Pescador y Matrochal.

El santuario también fue el es

pacio elegido para que, antes de la salve y la última bendición, el presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Santiago Padilla; la alcaldesa de Almonte, Rocío del Mar Castellano; y el presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño, Juan Adolfo Arangüete, se dirigiesen a todos los asistentes a esta tradición centenaria. Padilla ensalzó a “un ganado que se cría a los pies del Rocío y que nos da uno de los momentos más estelares a su paso por la ermita”. Asimismo, aprovechó para pedir a la Blanca Paloma que “bendiga a animales y a sus ganaderos que, año tras años, se dedican a mantener esta tradición”.

Por su parte, la regidora municipal de Almonte apuntaba, “desde un inconfundi­ble sitio como es la puerta del santuario”, que “esta estampa es muy importante para el patrimonio cultual almonteño”, dado que “nos transmite unas emociones que tenemos que preservar”. Tradición, cultura, naturaleza y sentimient­o se conjugaban para “ofrecer un acontecimi­ento único que no deja de sorprender por su belleza, añadía, toda vez que ponía de manifiesto “una expresión que va dirigida a los sentidos”.

Cerraba el capítulo de mensajes al público asistente Arangüete, quien mostraba el compromiso de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño

para “seguir velando por nuestras yeguas porque, sin ellas, Doñana no podría existir”. Por ello, “nuevamente renovamos nuestro voto de trabajo, trabajo y trabajo con ánimo de que nuestras tradicione­s pervivan”.

El rodeo comenzó desde muy temprano y finalizó al mediodía. Consiste en que los yegüerizos, con la ayuda de su vara o chivata, unen las tropas dispersas que vienen de diferentes zonas o parajes como la Vera, Los Sotos, Veta La Arena, etc… Una vez reunidas en tropas manejables, son conducidas a zona de marisma para hacer el gran rodeo y preparar su viaje hasta el pueblo. De camino al pueblo atravesaba­n la aldea del Rocío y a su paso por el Santuario de la Virgen, los yegüerizos hacían una primera parada, para ser bendecidos por el sacerdote y rezar una salve. Tras vivir uno de los momentos más bellos del recorrido, el ganado continuó su camino dejando atrás la aldea rociera. Al caer la tarde, antes del arroyo Santa María, cerca de los Olivarejos, se produjo otra parada para descansar y organizar el ganado en tropas, preparativ­os previos para la espectacul­ar entrada en el pueblo de Almonte. Se llegaba así al momento cumbre, donde las tropas fueron conducidas por los yegüerizos a través de las calles almonteñas. Naturaleza y civilizaci­ón se fundieron regalándon­os uno de los paisajes más singulares e impactante­s que podamos ver. El recorrido finalizó al llegar al recinto ganadero Huerta La Cañada.

La primera parte de la Saca de las Yeguas se inició días atrás, cuando los primeros ganaderos almonteños accedieron a las marismas del Parque Nacional de Doñana para reunir a las cabezas de ganado equino de pura raza marismeña, que hasta ese momento permanecía­n diseminada­s en el entorno en el que viven y crían el libertad, lo que les confiere caracterís­ticas autóctonas y únicas.

LA SACA DE YEGUAS, SIN INCIDENCIA­S

La alcaldesa de Almonte, Rocío del Mar Castellano, destacó ayer la afluencia de público asistente a la Saca de las Yeguas de Doñana, y subrayó que el acontecimi­ento “discurrió sin incidencia­s, con absoluta normalidad”.

En una atención a medios, Castellano aseguró que “hemos puesto un dispositiv­o de seguridad conjunta con Guardia Civil, Policía adscrita y Policía Local, y se valló todo el recorrido”. “Hay que recordar que entraban miles de yeguas con sus potrillos y son animales salvajes”, apostilló.

De otro lado, el vicepresid­ente de la Diputación de Huelva, Juan Antonio García, valoró que “es un día único donde se revive una de las tradicione­s más antiguas de la provincia”. Asimismo, recalcó el “trabajo magnífico que hace la Asociación de Ganado Marismeño”, añadiendo que “desde la Diputación y el Patronato de Turismo estamos apoyando en todo lo que podemos”.

En este sentido, García puso en valor que en el Huerto Ramírez “tenemos la primera cría de yegua marismeña que ha nacido en cautividad”. “Tenemos que mantener y cuidar tradicione­s tan históricas como la Saca de las Yeguas”, concluyó.

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REPORTAJE GRÁFICO: RAFA DEL BARRIO Las yeguas llegan al santuario y, con la Virgen del Rocío de fondo, son bendecidas antes de proseguir su camino hasta el pueblo de Almonte.
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Una tropa de equinos cruza por los pinares.
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Una gran congregaci­ón de personas se reune para ver en primera persona la Saca de las Yeguas.
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Ambiente ayer en las inmediacio­nes de la ermita en la Saca de Yeguas.
 ?? ?? Los yegüerizos, en sus caballos en la Aldea.
Los yegüerizos, en sus caballos en la Aldea.
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El polvo se levanta durante el camino de las yeguas hacia Almonte.

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