El rito ancestral de Almonte recorre El Rocío
● Alrededor de 1.700 cabezas de ganado galopan hasta la localidad almonteña ● La tradición regresa en su máximo esplendor tras dos años de parón
Los caballos que han estado pastando en estado semisalvaje en el Parque Nacional de Doñana durante meses galopaban ayer hasta Almonte, previo paso por El Rocío, donde se produjo uno de los momentos más mágicos de la Saca de Yeguas. El santuario de la Virgen del Rocío se volvió a convertir en centro de atención y punto de encuentro. Por delante de él, con las puertas abiertas y la Virgen al fondo, desfilaron tropas de yeguas y potrillos, confeccionándose una bella estampa.
La aldea retrató una espectacular imagen en la que los caballos galopaban ante una gran congregación de personas, que se apostaban en los alrededores de la ermita para presenciar cómo los yegüerizos conducían a las cabezas de ganado hacia Almonte. La Saca de las Yeguas levantó una expectación especial por dos motivos. Primeramente, la pandemia obligó a la suspensión de esta tradición dos años seguidos y, además, destaca la coincidencia de que el 26 de junio cayese este año en domingo, por lo que muchos visitantes tuvieron mayor facilidad para desplazarse hasta la aldea.
Las tropas de equinos comandadas por los yegüerizos llegaron a la aldea alrededor de las 10:40. Una vez recibieron la bendición, tomaron el camino en dirección a Almonte. Este año participaron unos 1.700 equinos. El presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño, Juan Adolfo Arangüete, en declaraciones a este diario, aseguró que las cifras del ganado de este año “son más altas”, dado que la asociación “se ha preocupado en la gestión de la raza para tener un ganado mayor”.
Primero pasó la tropa La Vera y de las playas del Rocío. Sobre las 11:00 lo hizo la de Rocina Sur. La última tropa entró a las 11:30 y lo hizo desde los límites con Cádiz y Sevilla. Se trataba de la tropa íntegra de Marismillas, las Nuevas, el Rincón del Pescador y Matrochal.
El santuario también fue el es
pacio elegido para que, antes de la salve y la última bendición, el presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Santiago Padilla; la alcaldesa de Almonte, Rocío del Mar Castellano; y el presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño, Juan Adolfo Arangüete, se dirigiesen a todos los asistentes a esta tradición centenaria. Padilla ensalzó a “un ganado que se cría a los pies del Rocío y que nos da uno de los momentos más estelares a su paso por la ermita”. Asimismo, aprovechó para pedir a la Blanca Paloma que “bendiga a animales y a sus ganaderos que, año tras años, se dedican a mantener esta tradición”.
Por su parte, la regidora municipal de Almonte apuntaba, “desde un inconfundible sitio como es la puerta del santuario”, que “esta estampa es muy importante para el patrimonio cultual almonteño”, dado que “nos transmite unas emociones que tenemos que preservar”. Tradición, cultura, naturaleza y sentimiento se conjugaban para “ofrecer un acontecimiento único que no deja de sorprender por su belleza, añadía, toda vez que ponía de manifiesto “una expresión que va dirigida a los sentidos”.
Cerraba el capítulo de mensajes al público asistente Arangüete, quien mostraba el compromiso de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño
para “seguir velando por nuestras yeguas porque, sin ellas, Doñana no podría existir”. Por ello, “nuevamente renovamos nuestro voto de trabajo, trabajo y trabajo con ánimo de que nuestras tradiciones pervivan”.
El rodeo comenzó desde muy temprano y finalizó al mediodía. Consiste en que los yegüerizos, con la ayuda de su vara o chivata, unen las tropas dispersas que vienen de diferentes zonas o parajes como la Vera, Los Sotos, Veta La Arena, etc… Una vez reunidas en tropas manejables, son conducidas a zona de marisma para hacer el gran rodeo y preparar su viaje hasta el pueblo. De camino al pueblo atravesaban la aldea del Rocío y a su paso por el Santuario de la Virgen, los yegüerizos hacían una primera parada, para ser bendecidos por el sacerdote y rezar una salve. Tras vivir uno de los momentos más bellos del recorrido, el ganado continuó su camino dejando atrás la aldea rociera. Al caer la tarde, antes del arroyo Santa María, cerca de los Olivarejos, se produjo otra parada para descansar y organizar el ganado en tropas, preparativos previos para la espectacular entrada en el pueblo de Almonte. Se llegaba así al momento cumbre, donde las tropas fueron conducidas por los yegüerizos a través de las calles almonteñas. Naturaleza y civilización se fundieron regalándonos uno de los paisajes más singulares e impactantes que podamos ver. El recorrido finalizó al llegar al recinto ganadero Huerta La Cañada.
La primera parte de la Saca de las Yeguas se inició días atrás, cuando los primeros ganaderos almonteños accedieron a las marismas del Parque Nacional de Doñana para reunir a las cabezas de ganado equino de pura raza marismeña, que hasta ese momento permanecían diseminadas en el entorno en el que viven y crían el libertad, lo que les confiere características autóctonas y únicas.
LA SACA DE YEGUAS, SIN INCIDENCIAS
La alcaldesa de Almonte, Rocío del Mar Castellano, destacó ayer la afluencia de público asistente a la Saca de las Yeguas de Doñana, y subrayó que el acontecimiento “discurrió sin incidencias, con absoluta normalidad”.
En una atención a medios, Castellano aseguró que “hemos puesto un dispositivo de seguridad conjunta con Guardia Civil, Policía adscrita y Policía Local, y se valló todo el recorrido”. “Hay que recordar que entraban miles de yeguas con sus potrillos y son animales salvajes”, apostilló.
De otro lado, el vicepresidente de la Diputación de Huelva, Juan Antonio García, valoró que “es un día único donde se revive una de las tradiciones más antiguas de la provincia”. Asimismo, recalcó el “trabajo magnífico que hace la Asociación de Ganado Marismeño”, añadiendo que “desde la Diputación y el Patronato de Turismo estamos apoyando en todo lo que podemos”.
En este sentido, García puso en valor que en el Huerto Ramírez “tenemos la primera cría de yegua marismeña que ha nacido en cautividad”. “Tenemos que mantener y cuidar tradiciones tan históricas como la Saca de las Yeguas”, concluyó.