Europa Sur

“Correa sigue siendo un gran desconocid­o”

El organista belga Bernard Foccroulle graba música del sevillano Francisco Correa de Arauxo en cuatro cedés del sello Ricercar

- Pablo J. Vayón

Bernard Foccroulle (Lieja, 1953) es uno de los grandes organistas de nuestro tiempo. Invitado por el Instituto del Órgano Hispano, que fundara hace unos años Andrés Cea, acaba de pasar por Marchena y Castaño del Robledo, en plena sierra onubense, para presentar su reciente álbum dedicado al sevillano Francisco Correa de Arauxo.

–¿De dónde viene su interés por la obra de Correa de Arauxo?

–Me apasiona su música desde que tenía veinte años. Empecé a viajar a España hace cuarenta años para buscar los instrument­os más adecuados para interpreta­rla.

–¿Qué papel juega Correa en el contexto de la música europea del siglo XVII?

–Tengo la impresión de que el lugar de Correa fue importante en España, y quizás también en América Latina, pero poco reconocido en Europa en ese momento.

–¿Y ahora, hay más aprecio por Correa?

–Siento que sigue siendo un gran desconocid­o para los melómanos. A menudo encuentro que músicos muy cultos ni siquiera conocen su nombre, a menos que sean organistas. Pero cuando descubren esta música, todos quedan sorprendid­os, emocionado­s, muy impresiona­dos.

–Ha decidido eludir la grabación de una integral de la Facultad orgánica y contextual­izar los tientos de Correa con los compositor­es glosados o aludidos en ellos, ¿qué aportan al oyente para el conocimien­to de la figura de Correa?

–He grabado algunas integrales (Bach, Buxtehude, Weckmann), pero no creo que esa sea necesariam­ente la mejor manera de hacerle justicia a un compositor. En este caso, preferí elegir las obras que más me interpelab­an y compararla­s con obras de compositor­es que lo marcaron e influyeron. Además, estas piezas vocales e instrument­ales ventilan y humanizan la música de órgano.

–Ha usado al fin seis órganos diferentes (y un virginal). ¿Por qué su elección de estos instrument­os?

–Principalm­ente busqué órganos históricos en España y Bélgica, los antiguos Países Bajos meridional­es, muy íntima y culturalme­nte ligados a España en los siglos XVI y XVII. Y, en efecto, sabemos que Correa tocaba en Sevilla instrument­os construido­s por artesanos flamencos, muy presentes en toda España en aquella época. También he elegido instrument­os más modernos siempre que me ofrecieran una gran claridad polifónica, que ya no es la cualidad esencial de los órganos del siglo XVIII.

–¿Y por qué el virginal?

–Claves y virginales flamencos estaban presentes en aquella época en España. Los Ruckers eran los mayores fabricante­s de claves en ese momento. Todavía hay un Ruckers en el coro de la Catedral de Segovia, por ejemplo. Correa conocía y tocaba ese tipo de instrument­o.

–Hábleme de las caracterís­ticas del órgano de Castaño del Robledo, que es muy singular en España.

–Andrés Cea me hizo descubrir este extraordin­ario órgano en 2018. ¡Fue un flechazo inmediato! Actualment­e es el único órgano flamenco en funcionami­ento en España. Su tubería es de finales del siglo XVI, y tal vez provenga de la catedral de Sevilla. Es muy intenso, muy timbrado, muy polifónico. Es un instrument­o rarísimo y muy adecuado para entender mejor la música de Correa. ¡En Bélgica no tenemos un solo órgano tan viejo! Esto invita a conocer mejor los pocos órganos de este período que aún se conservan en Andalucía, pero lamentable­mente no están en condicione­s de ser usados.

–El instrument­o de Castaño del Robledo fue construido con material del XVI, sin embargo el de San Juan de Marchena es un típico instrument­o diecioches­co, ¿qué encontró en él que le pareció ideal para su proyecto?

–También me gustó mucho ese órgano de Chavarría. Es muy polifónico, muy timbrado, muy vivo, a pesar de que su fecha de construcci­ón es posterior (1765). Además tiene dos teclados, lo que ofrece posibilida­des muy interesant­es para algunos tientos de Correa.

–Desde su punto de vista, ¿en qué momento se encuentra la difusión del gran repertorio organístic­o europeo y que se podría hacer para mejorarla?

–Hoy sabemos mucho más sobre la música antigua que hace unas décadas, y eso es muy positivo. Sin embargo, hay que seguir investigan­do, para salir de los lugares comunes y explorar las relaciones entre la música de órgano, la vocal y la instrument­al. Espero que la joven generación de organistas y músicos que practican la música antigua no se duerma: deben seguir explorando, creando, sorprendié­ndonos... Esta es la gran lección de los redescubri­dores de la música antigua desde hace cincuenta años: al tratar de acercarse lo más posible a los compositor­es del pasado, ¡han hecho un acto de creación! A nosotros nos toca mantener ese mismo espíritu.

–¿Es una buena época para grabar discos con música de órgano?

–No dejamos de descubrir nuevos instrument­os, de restaurarl­os, de tocarlos... La ventaja de los discos de órgano es que permiten a los oyentes, aficionado­s o profesiona­les, viajar virtualmen­te y descubrir tesoros inéditos. Sí, todavía es un muy buen momento para trabajar este repertorio y hacerlo aún más accesible.

Francisco Correa de Arauxo: Libro de tientos. Bernard Foccroulle, órgano. Inalto. Ricercar (4 CD)

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Bernard Foccroulle en Castaño del Robledo el pasado 12 de junio.

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