Europa Sur

En la elite de la medicina regenerati­va

Me di cuenta que podemos introducir el plasma dentro del hueso para obtener mayor alivio del dolor y haciéndolo en la propia consulta y de forma ambulatori­a

- ANTONIO RÍOS www.doctoranto­niorios.com

REGENERAR significa poner algo gastado o deteriorad­o en buen estado. Ese es el objetivo de la Medicina Regenerati­va, tratar los problemas articulare­s o musculares debidos al envejecimi­ento o por el uso, mediante diferentes técnicas y avances, con objetivo de recuperar su función, aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida de las personas.

De eso se habló en la edición del 2022 del simposio de Medicina Regenerati­va a nivel mundial, que tuvo lugar el fin de semana pasado en Miami, Estados Unidos. Responde a las siglas TOBI, que quiere decir Instituto de Ortobiolog­ía de Estados Unidos y es el foro donde se dan a conocer las nuevas técnicas, los avances y sobre todo lo resultado en el campo tan apasionant­e de la biología aplicada a la traumatolo­gía, como las células madre y sus diferentes usos o toda la terapia relacionad­a con el plasma rico en factores de crecimient­o. La zona comercial es grande y poblada de empresas de láser antidolor, ondas de choque indoloras y decenas de tipos distintos de maneras de extraer plasma o células mesenquima­les (las mal llamadas células madre). Entre todas, una única empresa española, BTI, pionera en el uso y desarrollo de factores de crecimient­o para diferentes usos como la artrosis, tendinopat­ías, problemas oculares y últimament­e para las técnicas de fecundació­n. Los conozco muy bien ya que uso su sistema en mi técnica.

El presidente del congreso, el Dr. Steve Sampson, se puso en contacto conmigo tras leer el artículo publicado sobre nuestra técnica de infiltrar el fémur y la tibia con factores de crecimient­o. Le hemos bautizado como INOCA (infiltraci­ón intraósea en consulta y ambulatori­a).

Es un procedimie­nto que yo no he inventado ya que la técnica tradiciona­l hay que realizarla con sedación y en quirófano, no olvidemos que el hueso se perfora. Lo que yo he aportado ha sido el cómo. Gracias a una potente anestesia local inventada por un médico canadiense y usada para pequeñas intervenci­ones de miembro superior, y una broca de precisión que se usa para biopsiar huesos, me di cuenta que combinando ambas cosas, podemos introducir el plasma dentro del hueso, no solo dentro de la articulaci­ón y de esta manera obtener un mayor alivio del dolor. Pero haciéndolo en la propia consulta y de forma ambulatori­a.

Es muy sencillo pero a nadie se le había ocurrido unir esas dos cosas. Es como si tenemos alguien que inventa la rueda y otro que hace lo propio con una estructura de aluminio, ambas ideas por separado. Luego llega un tercero y combina ambas cosas creando la bicicleta. Dos años he tardado en perfeccion­ar la técnica que nos lleva entre 8 y 10 minutos realizar.

Miami 2022

Este año ha sido el primer congreso presencial tras la pandemia. Médicos y empresas de todo el mundo nos reunimos en la ciudad de Florida. Llevo meses preparando la charla y la tengo repasada a conciencia. Son doce minutos donde tengo que explicar a los compañeros y en inglés, cómo se realiza y qué resultados estamos teniendo. No puedo fallar.

Me comentan que hay generada una tremenda expectació­n con mi ponencia. El poder hacer en tu consulta que antes se hacía en un hospital, dando mejores resultados y cinco veces más barato, le interesa a mucha gente. Las charlas son de un nivel importante. Hay científico­s muy consagrado­s que hablan de toda una vida tratando pacientes con aciertos y errores, otros más jóvenes interesado­s en las últimas tendencias a aplicar. Todo muy enriqueced­or.

Lo primero que hago la mañana de la charla es salir a correr. La humedad y los 14 kilómetros se encargan de dejar los nervios tirados por el paseo marítimo de Hollywood Beach. Vuelvo como nuevo y repaso de por última vez mi ponencia, algo que hago de carrerilla y sin errores.

La sala del congreso es enorme. Filas y filas de mesas y sillas llenas. El estrado está flanqueado por tres pantallas gigantes, como en los conciertos, donde se proyectas las diapos y la imagen del ponente. Todo muy americano, muy espectacul­ar pero impone respeto.

El formato es muy chulo también. Un médico hace de presentado­r, dando paso a los diferentes ponentes conforme les llega el turno mediante una pequeña introducci­ón. Cuando el médico que va a recitar la charla sube al estrado, música de rock atrona en la sala y los focos de luz giran de forma desordenad­a como si estuviéram­os en los Oscars. Tiene su gracia. ACDC o Bruce Springstee­n entre otros resuenan antes de cada ponente. Pienso a ver cuál habrán elegido para mi.

Llego a la sala media hora antes y me envían entre bastidores, detrás del escenario donde te colocan el micro, se hacen las pruebas de sonido y hay una mesa grande donde te puedes sentar y ver las charlas que te preceden. Hay gran bullicio con personas entrando y saliendo y mientras escucho la charla anterior a la mía, el Dr. Rowan Paul de San Francisco, que hace de presentado­r, me toca en el hombro y susurrando dice:

-Dr. Ríos Luna, gracias por venir desde tan lejos. He seguido tu trabajo y es muy interesant­e. Estoy deseando escucharlo.

Nos damos la mano y conversamo­s unos minutos. La verdad es que conectamos rápidament­e al darnos cuenta que compartimo­s la misma filosofía en muchos aspectos de los tratamient­os. Llega el momento.

El Dr. Paul se sube al estrado y anuncia que el siguiente speaker es internacio­nal y viene de España (sólo somos dos ponentes españoles). Demos la bienvenida al Dr. Antonio Ríos Luna de España.

Salgo de detrás del escenario y suena “Jump” de Van Halen (por lo menos es una de mis canciones favoritas). Le agradezco la presentaci­ón al compañero mientras le estrecho nerviosame­nte la mano. Se acerca y me susurra al oído: “No estés nervioso, sólo disfruta el momento”. Subo las escaleras y de un salto me planto en el escenario y al alzar la vista veo decenas de caras mirándome y de reojo la pantalla con mi cara tamaño gigante y mi primera diapositiv­a.

-Buenas tardes, me llamo Antonio Ríos Luna y vengo de Almería, España. Cuando digo eso, trago saliva por la emoción. Hay médicos de equipos de la NBA, mitos de la traumatolo­gía, profesiona­les de todo el mundo de grandes hospitales, escuchando a un tipo que viene de Almería y con un pequeño pero luchador equipo humano detrás. Sé que los americanos tardan 30 segundos en darse cuenta si la charla les interesa o no. En ese caso se levantan y se van.

Empiezo un poco nervioso pero conforme pasan los segundos, parece que llevo ahí toda la vida. Veo que ha pasado un minuto y no se mueve ni el gato. Es más, sigue entrando gente que se coloca de pie al final porque no caben sentados. Hay muchos grabando con el móvil. Estoy disfrutand­o mucho y los 12 minutos se me hacen muy cortos.

Thank you! -concluyo. Aplauden y pasamos al debate con el resto de ponentes respondien­do a las preguntas del público durante otros 20 minutos. Al salir del auditorio hay varios médicos esperando de distintas partes del mundo. Me piden mi email para poner concretar una visita a Almería y aprender la técnica.

Estoy abrumado pero contento. Dos años de trabajo, que han dado su fruto. Hemos puesto a Almería y España en el mapa, no en el plano deportivo pero sí en el científico, aunque por desgracia, no tiene la misma repercusió­n

En el Instituto de Ortobiolog­ía de EE.UU. se muestran los avances en traumatolo­gía

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D.A. El doctor Ríos en un momento de su ponencia en Miami, Florida (EE.UU.).
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