Europa Sur

SOPLAR Y SORBER

- FERNANDO FACES

ENTRE soplar y sorber el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido sorber, ya que las dos cosas a la vez no son posibles. Soplar con la prolongaci­ón de la política monetaria expansiva mitiga la desacelera­ción económica pero aviva las llamas de la inflación. Sorber retirando la liquidez y subiendo los tipos de interés reduce la inflación pero provoca una recesión. En el reciente simposio de bancos centrales en Sintra tanto la FED como el BCE se han pronunciad­o por priorizar la lucha contra la inflación, aún a costa de una recesión. Según Christine Lagarde, presidenta del BCE, intentará que el aterrizaje sea suave, aplicando una política gradualist­a. Pero si las expectativ­as de inflación se disparan y la espiral de precios-salarios se desata “harán lo que sea necesario para combatir la inflación”.

El 21 de julio el BCE subirá el tipo de interés un 0,25%. Si la inf lación se resiste y hay señales de espiral precios-salarios la próxima subida de septiembre será del 0,50%. Se espera un aumento de 250-300 puntos básicos entre 2022 y 2023. Es el coste de un falso diagnóstic­o y de actuar con retraso. Por primera vez se ha hecho alusión al parecido de la actual inflación con la de los años 70.

La inflación que se considerab­a importada, como consecuenc­ia del aumento del precio de la energía , las materias primas y la ruptura de las cadenas de suministro, también tiene causas internas, provenient­es de la demanda embalsada y el mercado de trabajo, y se ha extendido a la totalidad de los bienes de la cesta de la compra. Ahora se reconoce que la inflación se mantendrá alta durante mucho tiempo. Hasta finales de 2024 no podrá alcanzarse el objetivo del 2%. El elevado precio de las materias primas y la energía, y la ruptura de las cadenas de suministro está mermando la capacidad productiva de los países. La presión sobre los precios proviene tanto de la demanda como de la oferta, La última pieza que faltaba, la espiral precios-salarios, está emitiendo las primeras señales, con subidas salariales del 4% en algunos países del norte de Europa. Ante este escenario en el Consejo de Gobierno del BCE las palomas han emigrado y solo permanecen los halcones.

El último informe del Banco Internacio­nal de Pagos (BIS) aboga por una política monetaria restrictiv­a contundent­e y ve altamente probable un escenario de estanf lación en 2023, como venimos advirtiend­o desde hace meses. No hacerlo implicaría que la inflación se enraíce, y que su erradicaci­ón tenga un mayor costo en términos de recesión y destrucció­n de empleo. Los bancos centrales están abocados a un experiment­o sin precedente­s. Nunca antes habían aplicado tipos negativos, ni habían inyectado tanta liquidez durante tanto tiempo. Actuarán con la máxima flexibilid­ad, atentos a los datos, con gradualida­d o contundenc­ia cuando sea necesaria. Intentarán un aterrizaje suave, siendo consciente­s que esta vez erradicar la inflación tendrá un alto coste. Los bancos centrales continuará­n demandando de los gobiernos que cooperen en esta tarea, gestionand­o con prudencia el gasto público y acometiend­o las reformas estructura­les necesarias. Algunos gobiernos del Sur, como España, obsesionad­os por el horizonte electoral, se limitarán a aliviar los efectos de la inflación sin combatir sus causas.

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