Europa Sur

“La literatura toma cuerpo en ese lugar donde la vida y la muerte se tocan”

● La narradora colombiana ficciona en 'Canción de antiguos amantes' (Alfaguara) el tiempo que compartió con Médicos Sin Fronteras en diferentes países del continente africano

- Salvador Gutiérrez Solís

Ganadora de los premios Alfaguara, Sor Juana Inés de la Cruz o Grinzane Cavour, entre otros muchos, la colombiana Laura Restrepo novela su paso por Médicos Sin Fronteras en Canción de

antiguos amantes, publicada por Alfaguara, una historia de amor, dolor y soledad.

–En su nueva novela viene a demostrar que no hay mejor materia prima para la ficción que la interpreta­ción de la realidad.

–La propia realidad te ofrece un material abrumador y maravillos­o, y más en estos tiempos enrarecido­s, con tanta amenaza que parece cernirse contra ella misma. Nos exige pensar cómo debemos enfrentarn­os a la literatura en este que sea posiblemen­te el último tramo de la Humanidad, con qué tono, con qué tipo de lenguaje debemos escribir sobre este tiempo tan amenazado.

–¿En su recorrido con Médicos Sin Fronteras encontró a muchas Zahra Bayda, la protagonis­ta de su novela?

–Sí, encontré muchas Zahra Bayda, es casi lo que predomina en los recorridos que hice por Yemen, Somalia y la frontera de Etiopía, pero también encontré otras muchas en los viajes que hice con Médicos Sin Fronteras por varios países de América Latina, en la India o en los campos de refugiados sirios en Grecia. En todos esos lugares lo que he encontrado, básicament­e, son mujeres con un coraje enorme, con el valor de cargar con sus hijos, con sus enfermos y sus ancianos, en busca de un lugar donde la vida todavía sea posible. Son mujeres hechas en la adversidad, que a pesar de vivir en una tragedia permanente están protagoniz­ando una gran aventura tras la búsqueda de un espacio que las acoja, junto a los suyos. Por eso entiendo estas mujeres como un símbolo de futuro, de dignidad y de valor.

–¿Ha sido Canción de antiguos

amantes un proyecto madurado, aparcado, que ha regresado a su vida un tiempo después, ya que su paso por Médicos Sin Fronteras fue hace más de diez años?

–Yo siempre estoy pensando en escribir una novela. Ahora mismo estoy viendo posibles personajes, cuando miro a mi alrededor. El origen de esta novela se encuentra en una serie de viajes que hice junto a esta organizaci­ón y que yo narré para el diario

El País, con la forma de reportajes. Desde el primer momento empecé a darle vueltas tratando de encontrar la manera de convertir todo ese material en una obra de ficción.

–¿Qué le ha llamado tanto la atención del mito de la Reina de Saba?

–Que era una mujer empoderada y sabia. Una mujer, en gran medida, extraña. Es la única mujer que aparece en la Biblia por esa razón, y no por santa, puta o por virgen, y eso la convierte en un personaje de enorme interés. Por los textos clásicos, por la Biblia y el Corán se sabe un poquito de ella, apenas un párrafo, pero ha suscitado mucho interés a lo largo de la historia, y por eso me puse a investigar a todos esos obsesionad­os con este personaje y recopilar cuál es la versión que nos ofrecen. Rimbaud, Malraux, o Flaubert hablaron de ella, y fue apasionant­e descubrir como revivía en el imaginario de tantos autores, pero también en la realidad de las mujeres de carne y hueso que me iba encontrand­o a lo largo del camino. Esas mujeres desterrada­s buscando su lugar en el mundo, tienen mucho de la Reina de Saba.

–Hay mitos que, cuando mejor los conocemos, dejan de serlo. En su novela, sin embargo usted va a su encuentro.

–Es cierto que con frecuencia sucede eso, pero también es cierto que a veces sucede al revés, aumenta el mito. Por eso el escritor de mi novela, Bos Mutas, va buscando a esas mujeres de su vida, empezando por su propia madre. Y poco a poco empieza a encontrar ese mito imposible, en mujeres reales, que se va encontrand­o, hasta que se topa con Zahra Bayda, que es una partera somalí, que es la gran protagonis­ta de la novela. Una mujer capaz de lidiar con las circunstan­cias más duras de la vida. En ese encuentro, el narrador comienza a vislumbrar otra posible interpreta­ción del mito.

–Hay amor, pero también dolor en su novela. A veces, incluso, como una lección necesaria que debemos aprender, y también como una oportunida­d de renovación, de comenzar de nuevo. –En tiempos tan críticos y en lugares donde la vida es tan difícil, si no aprendes a sacar fuerzas de donde no tienes no puedes avanzar. Yo siempre he creído que la literatura toma cuerpo en ese lugar donde la vida y la muerte se tocan, que es el lugar de máxima intensidad.

–¿Durante sus viajes junto a Médicos Sin Fronteras qué es lo que aprendió?

–Primero es la aventura tuya personal, de acompañarl­os a los confines de la Tierra, porque cuando viajas con una organizaci­ón como esa puedes llegar a donde no lo harías normalment­e. Hablamos de lugares en guerra cuyas fronteras están cerradas. Y luego está la aventura de estos muchachos y muchachas que están ahí, haciendo acto de presencia, acompañand­o y ayudando a la humanidad que más palpita. Y por el último, y segurament­e lo más importante que aprendí, es el gran caudal humano que te encuentras en el camino, buscando un futuro donde parece no haberlo, en una situación de extrema necesidad y dureza. Personas, al mismo tiempo, de un enorme valor y confianza en sí mismas, convencida­s de que sólo unos pasos más allá puedes encontrar lo que andas buscando.

–Hay también un velado homenaje a muchas de las lecturas que le han acompañado a lo largo de su vida, de Michon a Mutis, pasando por Cortázar o Pessoa.

–Claro. A mí me gusta pensar que leo por lo menos cien libros cada vez que yo escribo uno. No quiero tener la sensación de que la escritura de tu propia obra te impide disfrutar de las maravillas que tienes alrededor. Y en este caso concreto, como tenía el trasfondo del mito de la Reina de Saba, resultaba particular­mente atractivo rastrearlo no sólo en el territorio o en las mujeres vivas que iba encontrand­o, también en todos los autores y personas que la han recreado. Por eso he convertido a muchos de estos autores en personajes de la propia novela. Desde autores clásicos a figuras contemporá­neas como Patti Smith, que los críticos llamaban la Reina

Punk de Saba. Además, quería que el lector tuviera presente todos los textos que empleé para documentar la novela, por eso hay indicacion­es a este respecto. He puesto mi cocina a la vista del lector.

Las mujeres que encontré en África y en América Latina son un símbolo de futuro, de dignidad y de coraje”

Puedo leer unos cien libros mientras escribo uno. La escritura no te priva de disfrutar de otras maravillas”

 ?? ANTONIO PIZARRO ?? La escritora Laura Restrepo (Bogotá, 1950), fotografia­da la semana pasada en Sevilla.
ANTONIO PIZARRO La escritora Laura Restrepo (Bogotá, 1950), fotografia­da la semana pasada en Sevilla.

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