“La alianza de médicos y asociaciones de pacientes ha revolucionado la asistencia”
IGNACIO MONTERO DE ESPINOSA Oftalmólogo
–¿Goza de buena salud la oftalmología andaluza?
–Podemos decir que sí. Vivimos en una tierra en la que siempre ha habido oftalmólogos muy buenos, punteros a nivel internacional. Cualquier técnica que exista en el mundo, se está aplicando ya aquí. El problema lo tenemos en la prevención. Ahí es donde fallamos.
–¿Qué es la salud ocular?
–Es el cuidado de la vista para que no la perdamos. La visión ha sido siempre absolutamente necesaria, pero ahora lo es más porque tengamos la edad que tengamos todo lo hacemos con la vista. Todo es a base de pantallas y aparatos que requieren de una buena visión. Por ello, el cuidado de la visión está centrado, precisamente, en no perderla. Nuestro empeño actual es actuar ante las cegueras evitables.
–¿La ceguera aumenta?
–Sí. Y lo hace, básicamente, porque vivimos más tiempo. Se deterioran muchas funciones de nuestro organismo, y la visión también. Pero, hay un factor que afecta muchísimo a la pérdida de visión en personas jóvenes y es la mayor supervivencia de niños que nacen prematuros con problemas de visión.
–¿Cómo se avanza frente a la ceguera?
–Actualmente la tecnología es la principal arma para evitar la ceguera. Gracias a ella la cirugía se ha vuelto más segura y se pueden resolver desprendimientos de retina o glaucomas que antes no podíamos por falta de medios. Es un avance del que nuestra especialidad se ha beneficiado mucho, incluso en el diagnóstico. También nos estamos viendo muy beneficiados por la Inteligencia Artificial, tanto en la gestión de la asistencia como de la propia enfermedad.
–La degeneración macular asociada a la edad es la primera causa de pérdida de visión severa y en la que, precisamente, están llegando los últimos avances... ¿Qué impacto tiene el nuevo implante ocular de Samsara Visión presentado en Sevilla? –Lamentablemente no tenemos soluciones ahora mismo para evitarla, pero sí tratamientos que lo que hacen es retrasar su evolución y en esa es en la línea en la que van los avances. El implante al que se refiere es un sistema óptico que ayuda a aprovechar al máximo la visión que queda a través de un sistema de telescopio microscópico que se instala dentro del ojo. Es un tratamiento paliativo para las personas que tienen muy baja visión. –¿Cree que es posible encontrar una vía de curación para la ceguera?
–Nuestra esperanza ahora mismo está centrada en las terapias génicas capaces de cambiar el comportamiento en las células madre. La retina realmente es un trozo del cerebro y hay que tener en cuenta que los tejidos neuronales son muy difíciles de reparar. No se pueden hacer, por ejemplo, trasplantes como con cualquier otro órgano. Yo creo que la solución llegará por la línea de las terapias biológicas. Mientras tanto, las soluciones tecnológicas son puntos de ayuda. –¿Se invierte lo suficiente en investigación?
–No. Ese es nuestro gran agobio. Vemos que la investigación en la Oftalmología, ya era poca, y en los últimos años ha decaído muchísimo. Se invierte muy poco y, además, la poca investigación que se hace es casi consecuencia de un esfuerzo altruista de muchos médicos e instituciones. En ello está influyendo mucho la buena relación de los profesionales con las asociaciones de pacientes. Nos hemos convertido en buenos aliados y eso está revolucionando, no sólo la clínica diaria, sino también la investigación.
–¿Cuál es la parcela en la que centran hoy día sus esfuerzos los oftalmólogos?
–Sin duda, la prevención. Sobre todo, de la ceguera evitable. Hay que conseguir una fuerte decisión política por evitar la ceguera. Para eso hace falta un plan de prevención e inversión, pero, sobre todo, buena organización y voluntad.
–¿A qué problemas se enfrenta la Oftalmología en la era pos-covid?
–Ahora mismo lo que tratamos es de recuperar los buenos hábitos perdidos. El Covid ha roto hábitos adquiriedos durante años en cuanto a revisiones periódicas y no sabemos cómo recuperarlos.
–Parte de su vida profesional la dedica a participar en expediciones internacionales, a llevar la medicina a países pobres...*
–Es una de las buenas costumbres que tenemos en Oftalmología. Ahí estamos ante otro problema provocado por el Covid. Durante dos años, se ha roto esa asistencia que estábamos haciendo con países con pocos recursos sanitarios y se ha notado muchísimo.
–¿Qué lleva un oftalmólogo a los países menos desarrollados?
–Sobre todo, operaciones de cataratas. Sigue siendo la principal causa de ceguera a nivel mundial mientras aquí es algo que se resuelve con la mayor seguridad. Ese es nuestro principal foco en las misiones que hacemos. Pero luego, la experiencia nos hace ver que, con sólo llevar antibióticos o unas simples gafas, estamos cambiando vidas.
La tecnología ayuda a mejorar la visión, pero la solución a la ceguera llegará por la vía de las terapias biológicas”