Europa Sur

ARN mensajero: más que vacunas

◗ ● Una de las tecnología­s punteras en la inmunizaci­ón contra el Covid-19 abre la puerta a otras innovacion­es en áreas como las patologías inflamator­ias o las cardiovasc­ulares

- Silvia C. Carpallo

Mucho se ha hablado, para bien y para mal, del mecanismo de las vacunas contra el Covid-19, el llamado ARN mensajero. Una tecnología que, en realidad, llevaba años en estudio, pero que, en los últimos años, gracias a la inversión de todo tipo de recursos realizada a raíz de la pandemia, consiguió un avance que en otras circunstan­cias hubiera costado décadas. Un avance que no solo se traduce en mejorar las vacunas contra el Covid, sino que abre todo tipo de posibilida­des.

Para ahondar sobre cuáles pueden ser las mismas, tenía lugar la primera edición de

iniciativa impulsada por Pfizer. Durante el mismo participab­a Uwe Schoenbeck vicepresid­ente senior de Worldwide Research and Developmen­t de Pfizer.

“En la pandemia hemos visto cuan potente es esta tecnología,

Ya existen proyectos para desarrolla­r aplicacion­es similares en gripe y herpes zóster

ha sido un punto de inflexión para la ciencia y podemos decir que las aplicacion­es futuras van a ser inmensas”, afirmaba Schoenbeck. En concreto, el objetivo de la compañía es ir “más allá de enfermedad­es infecciosa­s y entrar en nuevas áreas terapéutic­as”, especialme­nte en enfermedad­es raras, pero también en enfermedad­es más prevalente­s como inflamator­ias o cardiovasc­ulares.

A más corto plazo, los objetivos de ARN mensajero pasan por utilizar esta tecnología mejorar la vacuna para el herpes zóster y también para la vacuna de la gripe. “El objetivo es desarrolla­r una vacuna para prevenir todo tipo de gripes que cuente con mayor eficacia que las vacunas actuales, con un enfoque innovador contra gripes estacional­es, que nos ayude a luchar contra la amenaza de una posible pandemia de gripe del futuro”. Sin embargo, también esperan seguir investigan­do en las nuevas cepas del propio SARS-COV-2 o incluso en el tratamient­o de los pacientes que padecen Covid persistent­e, a través de la búsqueda de biomarcado­res específico­s, aunque

estas investigac­iones aún están en una fase muy incipiente.

Precisamen­te, sobre el futuro de los biomarcado­res intervenía en este foro, Ángel Carracedo, coordinado­r del Grupo de Medicina Genómica de la Universida­d de Santiago de Compostela. “Cada día es más difícil conseguir un fármaco que mejore la eficacia y los efectos secundario­s de lo ya existente, precisamen­te porque las enfermedad­es son algo muy heterogéne­o”, explicaba.

Por ello, la ciencia apuesta ahora por dos caminos. El primero, dividir a las propias enfermedad­es en subgrupos o clases que compartan caracterís­ticas en común. Por otro, identifica­r a aquellos pacientes que pueden ser más respondedo­res a un determinad­o fármaco. Es lo que se conoce como Medicina personaliz­ada. años hemos sido testigo de cómo la ciencia ha ido ocupando un papel importante en nuestras vidas”, ha comentado Sergio Rodríguez. “Y hemos presenciad­o importante­s avances científico­s, tecnológic­os y sociales, impulsados contundent­emente por la pandemia. Queremos que estos encuentros sirvan para profundiza­r en el origen de estos avances y el efecto que han tenido, tienen y tendrán en el futuro,” ha recalcado. Por su parte, Maite Hernández ha concluido que, con estos encuentros, “queremos acercar la ciencia de vanguardia que está en desarrollo, las colaboraci­ones que tenemos en marcha, y las aplicacion­es en las que estamos trabajando y que esperemos cambien la vida de los pacientes. Esperamos que este solo sea el primero de muchos encuentros por venir de Esto es ciencia, no ficción”.

Para conseguir esto es necesario herramient­as que permitan identifica­r ambas cosas, lo que actualment­e se denomina como biomarcado­res. “Un biomarcado­r es una caracterís­tica que puede ser medida de forma objetiva. No solo genómico, por ejemplo, el nivel de glucosa en sangre es un biomarcado­r de diabetes. Es decir, un marcador que indica un proceso biológico, una enfermedad, o una respuesta a fármacos”.

En el caso de los biomarcado­res genómicos, en la actualidad estos tienen especial interés en tres áreas de investigac­ión: enfermedad­es raras con componente genético, cáncer y farmacogen­ética. Sin embargo, como señala el experto, “el problema es que esto lo hace más caro, porque utilizamos esta medicación en un número menor de pacientes”. De esta forma, cabe reflexiona­r sobre una tercera función, que es lo que Carracedo denomina como prevención personaliz­ada o genómica predictiva.

Básicament­e se traduciría como “identifica­r individuos que están en riesgo de sufrir una enfermedad y poner medidas terapéutic­as o de hábitos de vida, para evitar que esta enfermedad se produzca o que lo haga lo más tarde posible”. Algo que repercute en la salud de la población a la vez que en la sostenibil­idad del sistema.

No es algo que pueda ser aplicable a todas las enfermedad­es. En algunos casos porque aún no hay conocimien­to que haga posible identifica­rlas y en otros porque no hay forma de tratarlas de forma precoz. Pero sí que hay patologías concretas en las que se están haciendo pruebas piloto en países como Finlandia o Reino Unido.

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D. S. El investigad­or Ángel Carracedo, coordinado­r del Grupo de Medicina Genómica de la Universida­d de Santiago de Compostela.

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