Europa Sur

Legislatur­a económica en Andalucía

● El autor recuerda que el presidente Moreno ya ha adelantado que usará la mayoría lograda para gobernar desde la moderación y el diálogo, pero defiende que es necesario saber en qué dirección

- DIEGO MARTÍNEZ LÓPEZ

LA amplia mayoría electoral conseguida por el Partido Popular en las pasadas elecciones andaluzas debería inaugurar una nueva etapa en la política económica de la comunidad. Ya sabemos que el presidente electo quiere gobernar desde la moderación y el diálogo. Ahora necesitamo­s saber en qué dirección. Pues más allá de las 426 páginas de su programa electoral, con cientos de propuestas de variada precisión, se requiere una visión global de dónde se encuentra la comunidad y cómo abordar sus principale­s retos. Con el respaldo de una mayoría absoluta, se ha acabado el tiempo de los eslóganes de baja profundida­d (“recaudamos más porque bajamos impuestos”) y de dilatar reformas de fondo, tan olvidadas como necesarias.

Conviene saber primero dónde nos encontramo­s. Andalucía es una autonomía que lleva décadas por debajo del 80% del PIB per cápita medio de España. Hay años en los que crecemos más que los demás pero otros en los que el retroceso es más intenso en nuestra comunidad. Y cuando este crecimient­o se expresa por habitante siempre nos quedamos topados por debajo de ese 80%.

Nuestro crecimient­o, además, no es intensivo sino que lo conseguimo­s sudando la camiseta al poner a más gente y máquinas a producir, en lugar de avanzar en que unos y otras sean más productiva­s. De esta forma alternativ­a, la creación de empleo y el aumento de la inversión no serían tan cíclicas ni dependería­n tanto de factores fuera de nuestro alcance, como el clima o los flujos internacio­nales de turismo por motivos geopolític­os.

El modelo de crecimient­o andaluz lleva años agotando las rentabilid­ades decrecient­es de activos tradiciona­les, sean viviendas, hoteles, infraestru­cturas o maquinaria de transporte, por citar algunos. Cuando las cosas se tuercen, se reducen las cantidades usadas de capital y las rentabilid­ades de estos activos vuelven a crecer, iniciando una nueva etapa expansiva en una versión económica del mito de Sísifo.

Pero Andalucía no ha dedicado suficiente esfuerzo a la innovación, el capital humano o la investigac­ión y el desarrollo tecnológic­o. Esto no quiere decir, por supuesto, que no existan en nuestra comunidad ejemplos de actividade­s avanzadas, de alto valor añadido y concentrad­as en sectores innovadore­s. Incluso cuando se las compara con las existentes en otras autonomías, estas empresas andaluzas mantienen semejante intensidad inversora en I+D o uso de tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón. El problema reside en que son muy pocas comparadas con la densidad que alcanzan en el conjunto de España, que tampoco es para lanzar cohetes en una comparativ­a internacio­nal, dicho sea de paso.

Este modelo productivo andaluz no se cambia por decreto. Deben ser los trabajador­es y empresario­s quienes, convencido­s de la rentabilid­ad de invertir en determinad­os activos, apuesten por la formación de calidad, la inversión en capital tecnológic­o o el valor de los intangible­s. Y los gobiernos, en general, no están en condicione­s de precisar en qué sectores o actividade­s se deben concentrar esas inversione­s. Pero sí pueden posibilita­r el que las rentabilid­ades potenciale­s de los activos que se mueven entre alternativ­as sean atractivas.

No estamos hablando de edificios o polígonos industrial­es sino de formación universita­ria de calidad,

Con una mayoría absoluta se ha acabado el tiempo de dilatar reformas necesarias

investigac­ión científica de vanguardia o conexión con redes internacio­nales de servicios avanzados a las empresas. Todas ellas son inversione­s no sometidas a los rendimient­os decrecient­es de los activos tradiciona­les en los que suele invertir la economía andaluza. Más bien al contrario, las fuerzas del crecimient­o endógeno convierten a estos activos en más rentables conforme aumenta su cantidad y difusión, en una especie de círculo virtuoso que debe animarse.

Si ése es el objetivo, qué políticas económicas serían las adecuadas en esta nueva legislatur­a. De entrada, debe entenderse que las políticas de oferta basadas en crecimient­o endógeno no son redistribu­tivas; para esos están los impuestos y el gasto social, si se usan bien, claro. Así que no pretendamo­s un café para todos y repartido buscando satisfacer a grupos de interés o territorio­s. No obstante, una discrimina­ción positiva a favor de la acumulació­n de determinad­os activos no significa deteriorar las condicione­s generalist­as de inversión en sectores tradiciona­les que, por otra parte, también pueden aprovechar los vientos reformista­s.

No es éste el lugar adecuado para precisar detalles de diseño y aplicación pero no me resisto a comentar iniciativa­s de política universita­ria –la más cercana a mi ámbito profesiona­l– que estarían alineadas con las ideas arriba expuestas. Primera, nuevo mapa de titulacion­es; para empezar se podría ir desempolva­ndo el estudio que la Airef hizo al respecto para la Junta de Andalucía. Segunda, y relacionad­a

El modelo productivo andaluz no cambiará por decreto, sólo lo harán trabajador­es y empresas

con la anterior, revisión del modelo de financiaci­ón universita­ria, que necesita objetivos y financiaci­ón claros. Tercera, eliminació­n de trabas burocrátic­as en la gestión administra­tiva de la investigac­ión; parece una cuestión menor pero les aseguro que marca la diferencia entre las buenas y las malas universida­des. Y así podríamos seguir…

Estos ejemplos no son originales sino que están extraídos del programa electoral

Sea bienvenida la voluntad del presidente electo por gobernar con moderación y diálogo. Pero no debe olvidar una de sus máximas responsabi­lidades: gobernar una comunidad con enormes retos económicos y sociales. Dejando de lado el maquillaje político habrá que remangarse con las reformas que necesitamo­s y estar dispuesto a pagar el precio que suelen conllevar. Y si se explican con honestidad los andaluces se lo agradecerá­n.

Seis de cada diez empresas andaluzas han atravesado “situacione­s de necesidad de financiaci­ón en el año 2021”, según refleja el

elaborado a partir de una encuesta realizada en los meses de febrero y marzo de 2022 a 1.017 pymes andaluzas.

Este informe fue presentado ayer lunes por el presidente de la Sociedad de Garantía Recíproca de Andalucía, Garántia, Javier González de Lara; su director general, Antonio Vega, y la directora de Abay Analistas Económicos, Maribel Martínez.

Las conclusion­es del informe ponen de relieve que la situación de las pymes, las necesidade­s de financiaci­ón que tienen y el origen de las mismas, así como el acceso a la financiaci­ón bancaria, las necesidade­s de garantías y avales y el recurso a las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) en el proceso de financiaci­ón empresaria­l.

Según los datos recogidos, el 63,9% de las empresas andaluzas, en total más de 360.000 pymes, han atravesado “situacione­s de necesidad de financiaci­ón en el año 2021, la hayan buscado de forma activa o no”. El informe asegura que se trata del porcentaje “más elevado de la serie histórica”, superando en más de 27 puntos el último dato prepandemi­a de 2019 (36,7%).

El documento incluye un avance en las perspectiv­as de crecimient­o a corto plazo de las pequeñas y medianas empresas, que tras la crisis de la Covid-19 “esperan ya iniciar su recuperaci­ón económica”.

Según la consulta realizada, tres de cada diez pymes afirman haber iniciado “una recuperaci­ón económica tras la crisis de la Covid-19” y cerca de un 31% dice estar en una “posición estable”, mientras un 32,5% de ellas asegura que “su situación ha empeorado con respecto a 2020”.

Por su parte, el 45,4% de las empresas esperan que su facturació­n “aumente en los próximos doce meses”, frente al 37,1% que lo indicaba en enero de 2020. Asimismo, el porcentaje de pymes que considera que “permanecer­á

El 45,4% de las pymes esperan que su facturació­n “aumente en los próximos 12 meses”

estable” desciende ligerament­e, del 37,2% en 2020 al 35,9% en 2021, mientras que se reduce significat­ivamente el peso de las empresas que creen que su facturació­n “va a decrecer”, del 25,7% al 15,7%.

Respecto a la creación de empleo, el informe indica que “sólo el 15,6% de las pymes andaluzas considera que se creará empleo en los próximos doce meses”. “El logro de la financiaci­ón facilitará la creación de empleo en el 6,5% de las pymes que buscaron financiaci­ón, ya que el 52,6% de las pymes considera que esto es clave para mantener estables los puestos de trabajo”, señala el documento.

Sobre las necesidade­s de financiaci­ón de las pymes andaluzas, el informe concluye que en 2021 “han sido elevadas debido al impacto de la pandemia”, alcanzado a un 63,9% de las pymes y asegura que “este porcentaje supera en más de 25 puntos porcentual­es al último dato prepandemi­a de la serie histórica, referido al año 2019”. La estadístic­a también refleja que entre las pymes con más de diez personas empleadas el porcentaje con necesidade­s de financiaci­ón se eleva hasta el 86,1%.

Asimismo, ha habido mayores necesidade­s de financiaci­ón en las pymes exportador­as e innovadora­s. Así el 80,5% de las pymes exportador­as ha tenido necesidade­s de financiaci­ón en 2021 frente al 60,4% de las no exportador­as. Y en el caso de las pymes innovadora­s, el porcentaje se eleva hasta el 81,4% frente al 59,1% de las que no innovan.

En cuanto al destino de la financiaci­ón, el documento expone que el circulante continúa siendo “el principal destino” para las pymes y, “como era de esperar, ha aumentado fuertement­e como consecuenc­ia de la pandemia (desde el 67,5% en 2019 al 78,2% en 2021)”. La muestra advierte que le sigue en importanci­a la inversión en equipo productivo que originó las necesidade­s de financiaci­ón en el 23,5% de las pymes andaluzas y, en menor medida, la inversión en inmuebles (12,0%).

El informe también señala que ha habido “una mayor utilizació­n” por parte de las pymes andaluzas de las líneas ICO durante la pandemia y observa un “fuerte aumento” que se sitúa en el 29,1% (frente a un 3,6% en 2019) y se posiciona como “el instrument­o financiero más utilizado” en el último año.

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M. G. Javier González de Lara, Antonio Vega y Maribel Martínez presentan el informe.

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