Un abuso de conocidos y no siempre detectable
Conocidos de entornos cercanos a la víctima están implicados en el 80% de las sumisiones químicas que se registran en España, una práctica en aumento, que está detrás del 33% de las agresiones sexuales de los últimos 5 años y que no siempre sale a la luz, ya que un resultado analítico negativo no descarta que se haya podido producir.
Es una de las advertencias que el Ministerio de Justicia ha incluido en su Guía de buenas prácticas para la actuación forense ante la víctima de un delito facilitado por sustancias psicoactivas: intervención ante la sospecha de sumisión química, elaborada para ayudar a los expertos a mejorar sus investigaciones en casos de delitos sexuales y, en concreto, los cometidos bajo la acción de sustancias.
Un manual que recomienda implantar un procedimiento de actuación normalizado y homogéneo en los centros de salud ante la sospecha de sumisión química que incorpore los aspectos médicos legales para que la intervención médico-forense sea lo más precoz posible.
Por ahora no hay un protocolo nacional, sólo uno de atención a la violencia sexual que dedica un apartado a la exploración de la sumisión química, según explica Luisa García, del hospital Clínic de Barcelona.
“Muchas veces la víctima no sabe lo que ha pasado. Se presenta en urgencias y explica lo que cree recordar, ya que normalmente hay una amnesia. Se puede haber despertado en un lugar al que no sabe cómo ha llegado y muchas veces con indicadores de que ha habido algún contacto sexual sin que ella tenga consciencia”, detalla la doctora.
Con ese relato “es posible que los sanitarios identifiquen que puede haber sido sometida a una agresión sexual bajo los efectos de una sustancia”, señala García, por lo que, en su caso, se activa el protocolo general del Clínic para los sometimientos químicos y físicos a través de la fuerza o por sumisión psicológica, como puede ser una amenaza o coacción.
Este protocolo establece la recogida de muestras de sangre y orina, así como una prueba de tóxicos y, si hay que avisar al forense, este recoge también las pruebas.
Entre 2018 y 2021 aumentaron en un 35% las peticiones de investigación en agresiones sexuales al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), pasando de 734 análisis a 994.
Los datos facilitados por Justicia indican también que en 2019 se realizaron 948 análisis, mientras que la cifra descendió en 2020 a 698 debido al confinamiento.
Y para facilitar y acelerar la labor de los investigadores, Justicia ha anunciado el desarrollo de un kit para análisis toxicológicos así como, una inversión de 4 millones de euros para adquirir nuevos equipos analíticos.