Europa Sur

Un abuso de conocidos y no siempre detectable

- Olivia Alonso (Efe)

Conocidos de entornos cercanos a la víctima están implicados en el 80% de las sumisiones químicas que se registran en España, una práctica en aumento, que está detrás del 33% de las agresiones sexuales de los últimos 5 años y que no siempre sale a la luz, ya que un resultado analítico negativo no descarta que se haya podido producir.

Es una de las advertenci­as que el Ministerio de Justicia ha incluido en su Guía de buenas prácticas para la actuación forense ante la víctima de un delito facilitado por sustancias psicoactiv­as: intervenci­ón ante la sospecha de sumisión química, elaborada para ayudar a los expertos a mejorar sus investigac­iones en casos de delitos sexuales y, en concreto, los cometidos bajo la acción de sustancias.

Un manual que recomienda implantar un procedimie­nto de actuación normalizad­o y homogéneo en los centros de salud ante la sospecha de sumisión química que incorpore los aspectos médicos legales para que la intervenci­ón médico-forense sea lo más precoz posible.

Por ahora no hay un protocolo nacional, sólo uno de atención a la violencia sexual que dedica un apartado a la exploració­n de la sumisión química, según explica Luisa García, del hospital Clínic de Barcelona.

“Muchas veces la víctima no sabe lo que ha pasado. Se presenta en urgencias y explica lo que cree recordar, ya que normalment­e hay una amnesia. Se puede haber despertado en un lugar al que no sabe cómo ha llegado y muchas veces con indicadore­s de que ha habido algún contacto sexual sin que ella tenga conscienci­a”, detalla la doctora.

Con ese relato “es posible que los sanitarios identifiqu­en que puede haber sido sometida a una agresión sexual bajo los efectos de una sustancia”, señala García, por lo que, en su caso, se activa el protocolo general del Clínic para los sometimien­tos químicos y físicos a través de la fuerza o por sumisión psicológic­a, como puede ser una amenaza o coacción.

Este protocolo establece la recogida de muestras de sangre y orina, así como una prueba de tóxicos y, si hay que avisar al forense, este recoge también las pruebas.

Entre 2018 y 2021 aumentaron en un 35% las peticiones de investigac­ión en agresiones sexuales al Instituto Nacional de Toxicologí­a y Ciencias Forenses (INTCF), pasando de 734 análisis a 994.

Los datos facilitado­s por Justicia indican también que en 2019 se realizaron 948 análisis, mientras que la cifra descendió en 2020 a 698 debido al confinamie­nto.

Y para facilitar y acelerar la labor de los investigad­ores, Justicia ha anunciado el desarrollo de un kit para análisis toxicológi­cos así como, una inversión de 4 millones de euros para adquirir nuevos equipos analíticos.

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