Europa Sur

El azote de las aerolíneas

● Una empresa malagueña se especializ­a en analizar si hay derecho a una reclamació­n por cancelació­n, retraso, ‘overbookin­g’ o pérdida de equipaje

- Ángel Recio

“Todos los veranos hay huelgas y cancelacio­nes de vuelos y ahora estamos otra vez a tope”. Lo cuenta Marisa Peláez, una abogada malagueña que hace cuatro años pensó, junto a su socia Laura Martínez, que había un nicho de mercado importante por cubrir en el sector de las reclamacio­nes al sector aéreo. Esa idea se ha acabado convirtien­do en Reclafly, una plataforma que atendió más de 10.000 reclamacio­nes el año pasado tanto de viajeros españoles como del extranjero.

“Lo primero que hicimos fue crear una aplicación propia y, una vez hecha, empezamos a operar hace dos años”, explica Peláez. A través de su software

el afectado introduce los datos del vuelo en cuestión. Automática­mente el sistema responde si el usuario tiene derecho o no a una indemnizac­ión por la cancelació­n, el retraso, o por la pérdida de equipaje. Si hay derecho a la indemnizac­ión, el cliente deja sus datos y la empresa se encarga de tramitarlo todo. Afirman que tienen un 98% de casos de éxito y que no cobran nada al comienzo, sino una comisión de la cantidad que hayan conseguido de la línea aérea.

A pesa del enfado inicial cuando surge cualquier tipo de problema, Peláez señala que “mucha gente no sabe qué derechos tiene y no reclama nada y otros muchos se aburren porque la aerolínea siempre dice que no en primera instancia, por lo que hay que pelear, presentar escritos o alegacione­s, de forma que más del 95% de las reclamacio­nes no llegan a término porque la gente no sigue insistiend­o”. Las líneas aéreas lo saben y juegan con eso, sobre todo en temas tan flagrantes como el

donde te pueden dejar en tierra pese a disponer de un billete comprado porque han vendido más billetes de los asientos existentes.

Peláez detalla que primero se pone la reclamació­n en la aerolínea. Ésta suele decir que no y entonces le remiten a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa). Si la respuesta también es negativa se puede acudir al juzgado, aunque una nueva normativa impedirá ir a la vía judicial, teniendo que resolverse todo en Aesa. Peláez afirma que “normalment­e suelen pasar unos cuatro meses en todo el proceso” y recuerda que “se pueden reclamar deudas de hasta hace tres años”.

La indemnizac­ión por una cancelació­n, por un retraso o por

está entre los 250 y los 600 euros dependiend­o de la distancia del vuelo, mientras que por la pérdida de equipaje puede ser de hasta 1.414 euros más gastos extra.

“Hay una desconfian­za a la hora de comprar billetes yes verdad que el cliente se siente más desprotegi­do porque no hay un teléfono o una oficina a la que acercarse, pero que sean compañías de bajo coste no quiere decir que no tengas derechos como pasajero”, expone esta empresaria malagueña, quien afirma que ya trabajan seis personas en la compañía y que seguirán creciendo.

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JAVIER ALBIÑANA Pasajeros haciendo cola en el aeropuerto de Málaga para reclamar ante la huelga de Ryanair.

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