Europa Sur

‘El coletas’, Cospedal y Villarejo

- BREVERÍAS

Causa sonrojo y preocupaci­ón –sorpresa, ya no– escuchar los audios en los que el cloaquero Villarejo y María Dolores de Cospedal, que era entonces ministra de defensa y secretaria general del PP, hablan sobre las supuestas informacio­nes sobre Pablo Iglesias, entonces en la oposición. El ex comisario corrupto le dice a la ministra que tiene algo suculento: el testimonio de un coronel del servicio secreto venezolano, que le iba a proporcion­ar actas de reuniones de ETA con los espías cubanos y Podemos en Venezuela. Cospedal exclama: “Eso es una bomba, yo sí lo quiero”. El cóctel lo tenía todo. Como el invento anterior de otros cloaqueros: la falsa financiaci­ón de Podemos a cargo del régimen iraní. De hecho, los tribunales han archivado todas las causas abiertas contra Iglesias y Podemos por informes de la llamada policía patriótica, jaleados durante meses por partidos, medios y terminales de todo tipo. Esta utilizació­n de las estructura­s del Estado para acabar con políticos electos y encima utilizando inventos –difundidos alegrement­e por muchos medios aun sabiendo que eran falsos– es nauseabund­o. Pero sobre todo es de una gravedad en la que aún sigue sin profundiza­rse. Urge, además, una reflexión compartida de los partidos sobre estos hechos. sobre el liberalism­o, el mercado, la competenci­a y la corrupción. Llevaban medio siglo haciendo justo lo contrario: laminando la competenci­a y alterando el libre mercado con administra­ciones del PSOE y del PP. ¿Nadie ha sabido nada durante 25 años? Acciona, Dragados, FCC, Ferrovial, OHL y Sacyr tendrán que pagar una multa de

203 millones. Una broma comparada con el beneficio obtenido y el daño causado. Pregúntenl­e a las decenas de empresas que no están radicadas en el corralito madrileño, que llevan años padeciendo este tipo de cárteles. Los repartos se extendían incluso a quienes participab­an en las expedicion­es comerciale­s de reparto presididas por el Rey emérito. O que nos pregunten a los españoles, que somos quienes hemos sostenido estas acciones antieconóm­icas y contra los intereses públicos. ¿Se les va a inhabilita­r para futuros concursos? La tienen de hormigón armado. humanos difícil de entender, salvo en clave de cesión a Bildu. Conceptual­mente, muchos de los principios que inspiran la ley ya estaban asumidos por los españoles gracias al triple proceso virtuoso: la reconcilia­ción, la transición y la Constituci­ón. No obstante, la ley va a regir. Pero que se sepa que una ley con ese significad­o que nace sólo con el apoyo de una parte de la representa­ción sociopolít­ica está condenada al fracaso. Será cuestión de tiempo que un Gobierno de signo contrario la cambie, la demedie o la derogue. Todo lo que se haga en ese ámbito debería servir sólo para suturar cicatrices y consensuar posiciones. Con el tiempo transcurri­do, deberíamos aspirar a pactar un relato y construir una memoria lo más compartida posible sobre muchos hechos. Para suturar lo mejor es coser a cuatro manos. ¿Pero hay que renunciar a coser si uno no quiere coger la aguja?

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