No somos tan tontos

A las pocas horas de saberse que las policías marroquí y española habían matado a docenas de personas que querían entrar en Melilla, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se mostró encantado por la “faena” y volvió a mostrar ese mismo día su entusiasmo con la dictadura marroquí por cumplir a muerte su acuerdo con él. Sólo cuatro días después, cuando ya el mundo entero, incluido el Papa (no los obispos españoles), mostraron su horror por la masacre, al enfrentársele un periodista valiente, se “excusó”, diciendo que al principio no tenía las fotos de esos muertos. ¿Será por eso que los policías españoles se manifiestan para que no se puedan sacar fotos de sus actuaciones, otro de los mil ataques frontales a los derechos humanos en los que el PSOE sigue imitando al Partido Popular? El que ante el repudio mundial sólo se le haya ocurrido soltar por fin esa necedad no hace sino mostrar su falta de escrúpulos ante todo y todos. Se equivoca por completo Pedro Sánchez si cree que los que un día cometimos el, como vemos, trágico error de votarle, vamos a repetirlo porque aduzca que él no tenía fotos de esos o de tantos otros crímenes cometidos durante su mandato, antes durante o después de la epidemia, incluso por recursos prometidos, existentes no distribuidos, aquí, en la frontera o fuera de ella. Lo sentaremos en el banquillo, aunque para ello tengamos que recurrir a instancias internacionales, faltando tanto aquí una Justicia real, lo que hace que se califique con razón a España como una “democracia deficiente”. Josefa Ortega Oliar (correo electrónico).