Iluminaciones de los privilegios rodados de Tarifa (y II)
● El elemento central y el más vistoso de los documentos es la rueda, que llegan a convertirse en miniaturas artísticas durante los reinados de los reyes de la casa de Trastámara
EL Archivo Municipal de Tarifa tiene una magnífica colección de 21 documentos reales, el primero de los cuales fue expedido por el rey Sancho IV en 1295 y el último por Carlos IV en 1791, una colección que abarca medio milenio.
LETRA CAPITULAR
La letra capital o capitular de los privilegios que examinamos están todas miniadas. Cuando todavía se dibujaba el crismón al comienzo del documento, la letra capitular era más pequeña, para no ocultar al crismón, es lo que ocurre con los dos primeros privilegios rodados, donde la letra capitular tiene una altura de dos líneas de texto. Eliminado el crismón la letra capitular se hace más alta y ancha y llegan a tener gran alarde gráfico y pictórico (lámina 5).
Hasta el privilegio de Enrique IV —número 13— la letra capital era la E, con la que comienza la invocación —“En el nombre del Padre...”—. A partir de este documento la letra capital es la S, comienzo de la notificación —“Sepan cuantos esta carta...”—. Además, para darle mayor protagonismo, a algunas letras mayúsculas en el interior del texto se escribían a mayor tamaño y en tinta roja; también se escribían en mayúsculas, policromada y con un tamaño de dos líneas de texto, el comienzo ya sea de la invocación o de la notificación.
Las florituras externas de la letra capitular salen de la caja de escritura, alcanzando en alguna ocasión el borde del pergamino. Combinan los colores azul y rojo, y en el interior están dibujados animales fantásticos, figuras humanas o motivos florales y geométricos.
Especialmente llamativa es la letra capitular de la confirmación de Juan II —documento número 11— donde fuera del rectángulo que encierra la letra capitular aparece una figura humana y un animal fantástico.
Algunos privilegios —10, 11 y 12— tienen una pequeña letra capitular pintada en rojo en la suscripción real, al comienzo de las confirmaciones.
Indicar que las letras capitulares también aparecen en las cartas plomadas, aunque son menos elaboradas que la de los privilegios rodados. A partir de la confirmación de la reina Juana, las letras capitales se hacen relativamente más grandes a consecuencia de la disminución del tamaño del documento, aparecen varias veces a lo largo del texto, las hay pintadas en oro y sobre diversos fondos, alcanzando gran vistosidad.
Algunas de las cartas plomadas de la colección de Tarifa tienen el hueco para colocar la letra capitular, pero no se dibujó. Es lo que pasa en los documentos 3, 4, 9 y 14. Cuando un rey ascendía al trono, se le requería que confirmara los documentos del rey anterior. Algunos concejos, y este fue el caso de Tarifa, aprovechaban la reunión de Cortes para que su procurador llevara ante el rey el privilegio que debía confirmar. Ante tanto trabajo, la realización de los documentos por parte de la cancillería debió retrasarse e imposibilitados los representantes de los concejos de esperar mucho tiempo la conclusión de la iluminación, recogerían la confirmación sin los elementos miniados aunque siempre con el sello de plomo. O también pudo ocurrir que los comisionados del concejo de Tarifa no abonaran el exceso de la tasa por la iluminación.
CARTELAS Y LLAVES
Según disponía la legislación alfonsina, en el privilegio de concesión debía aparecer el nombre del rey, de la reina y de los demás miembros de la familia real, lo que es llamado la intitulación. En los privilegios de confirmación de Fernando IV y Juan I —2 y 7— aparecen en la intitulación el nombre de la reina. En todos los privilegios rodados de la colección el nombre de la reina aparece solamente en la suscripción real al comienzo de las confirmaciones.
El nombre de la familia real volvía a escribirse en la suscripción regia, que es el preámbulo a la compleja validación verbal que tenían los privilegios rodados. En las confirmaciones se ponía en la suscripción real el nombre del rey y de la reina y se omitían los demás miembros de la realeza.
En los documentos que examinamos, los nombres de las personas reales vienen realzados, escritos en cartelas rectangulares ocupando uno o varios renglones del texto, como el caso del privilegio de Juan I que es una cartela realzada con un ancho de cuatro líneas.
El nombre del rey y la reina que aparecen en las cartelas están en negativo, es decir con un fondo de color y en mayúscula, el texto es de tamaño sensiblemente mayor que el del documento y están dibujados en dorado.
Otro elemento gráfico, aunque de menor entidad, son unas llaves en forma de calderones muy alargados, que engloban a las columnas de confirmantes que rodean a la rueda. Aunque tal vez sea una letra f muy estilizada, indicando “confirma”. Estas iluminaciones son de color rojo y aparecen en los privilegios de Sancho IV y Juan I —número 1 y 7—.
En un privilegio de Juan II — número 10—, hay delante de cada confirmante un pequeño dibujo de color rojo, calderones unos y gráficos decorativos los otros, que en algunos casos alargan sus trazos por arriba y por abajo. En otro privilegio de Juan II —número 11— los nombres de los confirmantes vienen antecedidos por unas columnas con motivos geomé
tricos en rojo, como una especie de llave que agrupa los nombres situados en columnas.
LA RUEDA
El elemento que define al privilegio rodado es la rueda, que le da vistosidad y solemnidad, engrandece y da categoría al documento y a la vez, y este es el propósito final, refleja la autoridad real.
La rueda tiene su origen en la documentación pontificia, luego adaptada por la Iglesia gallega y de ahí pasó a los reinos de León y Castilla. El modelo de rueda que aparece en los documentos de la colección de Tarifa se fue conformando durante los reinados de Fernando III y Alfonso X, cuando ya estaban unidos los reinos de Castilla y León, y alcanzó su pleno desarrollo durante el reinado de Sancho IV, quien expidió el primer privilegio de la serie de Tarifa.
En todos los privilegios rodados de Tarifa la rueda está formada por dos anillos concéntricos y por un círculo central, están intensamente policromados y situados, como era habitual, en el centro del documento, rodeado los cuatro lados por la relación de confirmantes.
Originariamente la rueda fue el signo real, es decir era la validación del documento. Pero la aparición del sello desplazó a la rueda en su función de autentificación; aun así, la rueda no desapareció de los documentos reales, ahora convertido en un símbolo artístico y propagandístico.
En sus aspectos esenciales, la rueda apenas se modificó desde el reinado de Sancho IV, hasta su desaparición en tiempo de los Reyes Católicos, como la colección tarifeña atestigua. Como ahora veremos, solo se registraron cambios menores en el diseño del signo real.
El símbolo parlante de las ruedas de los primeros reyes castellanos fue una cruz, que estaba colocada en el centro del círculo interior.
En el reino de León la figura era un león, que fue tomando la posición de rampante.
Paulatinamente, la cruz fue creciendo en tamaño hasta alcanzar los límites del círculo y cuarterlarlo.
Las ruedas de los privilegios de Sancho IV y Fernando IV todavía conservan la cruz griega (lámina 6), del tipo ancorada, silueteada en tinta azul. En las siguientes ruedas de la colección la cruz desaparece y se transforma en dos líneas perpendiculares que cuartelan el círculo interior.
Con la unión de los reinos de Castilla y León los símbolos parlantes son el castillo de tres torres, más alta la central llamada del homenaje, con ventanas, puerta y almenas, y el león rampante, símbolos que representaban a los dos reinos y que en la rueda aparecen alternados, como ocurre en heráldica.
En cuanto a los esmaltes, el castillo es de oro, en algunos casos mazonado en sable mínimamente dada la pequeñez del dibujo, en algunas ruedas está aclarado en azur y en campo de gules. En cuanto al león se presenta en color ocre, con la boca abierta, linguado, uñado y en un campo sin esmalte.
Al examinar las ruedas de nuestros privilegios, observamos que en dos de los expedidos por Juan II —10 y 11— tienen en su círculo interno un escudo cuartelado con las armas de Castilla y León. Como curiosidad señalar que el privilegio número 12 tiene en el acuartelamiento en primer lugar el león rampante y posteriormente el castillo. Otra curiosidad hay que señalar: el león de la rueda de los privilegios de Sancho IV y Juan II —documentos 1 y 7— están coronados, al igual que en la heráldica actual.
El anillo interior de la rueda representa el signo real. Suelen tener en la parte superior una cruz patada, que es el comienzo del texto de la validación real: “SIGNO DEL REY DON [nombre del rey]”, leyenda que se mantiene durante el tiempo en que se expiden privilegios rodados (lámina 7). Las letras van en mayúsculas y ocupan todo el ancho del anillo u orla, tanto en extensión como en ancho. La policromía es variada. En la rueda de Sancho IV las letras del signo del rey están alternativamente en rojo y azul. En la rueda de Fernando IV, algo deteriorada, se conserva el oro de las letras, algunas de ellas tienen un fondo de volutas en tinta roja.
El anillo exterior de la rueda se reserva para la confirmación de los dos principales funcionarios de la corte: el alférez mayor o jefe de la mesnada real y el mayordomo mayor, responsable de las finanzas del monarca. Los nombres de estos dos personajes están en letra uncial y ocupando toda la extensión de la orla, escritos en negativo y con diversa policromía.
En la parte superior se encuentra una cruz patada que da comienzo al nombre del mayordomo mayor seguido del alférez mayor.
Como ejemplo transcribimos el texto del anillo exterior del privilegio de Sancho IV: “DON ROY PEREZ MAESTRE DE CALATRAVA MAYORDOMO DEL REI CF. DON ALFONSO, ALFEREZ DEL REI CF”.
Con la llegada de la casa de Trastámara al trono, la rueda evolucionó hacia un diseño más perfeccionista y como rasgo más llamativo se enmarca en el interior de un cuadrado.
Ahora las enjutas son un nuevo espacio para la representación pictórica. Especialmente vistosa es la rueda de Juan II — documento 10—, donde están dibujadas en las enjutas figuras humanas, una de ellas saliendo del marco del cuadrado, con trajes en rojo y fondo en azul. En otras ruedas las enjutas se llenan con dibujos geométricos o florales donde predomina el color rojo.
Desde el reinado de Juan II las ruedas se hacen primorosamente, convirtiéndose en miniaturas de gran valor artístico. Entre ellas citar la del privilegio de Juan II —documento número 12—, aunque escasamente policromada, es una obra de arte, donde las letras de los dos anillos aparecen silueteadas sobre un fondo tramado, todo pintado a una sola tinta.
LOS SELLOS DE PLOMO E HILOS DE SEDA
Los privilegios rodados tenían tres elementos de validación: la rueda, la relación de los confirmantes —obispos y ricohombres en columnas situadas a ambos lados de la rueda; vasallos del rey, arzobispos y otros altos cargos del reino, situados antes y después de la rueda— y como tercer elemento validatorio está el sello de plomo que a través de unos hilos de seda se encuentran unidos a la plica. Los ojales u oculis son los orificios con forma de rombo por donde se sujeta el hilo de seda que pasa por el interior del sello de plomo.
El anverso de los sellos reales era una representación del rey: ecuestre para Pedro I y Enrique III, mayestático el de Juan I y efigiado los tres que se conservan de Enrique IV. En el reverso están las armas del reino castellano-leonés, con escasa variación de un sello a otro y en ambas caras lleva leyenda en latín con el nombre del rey. El tamaño de los sellos reales conservados en Tarifa tiene un módulo normalizado, entre 50 y 60 milímetros, a excepción del sello de la reina Juana cuyo diámetro es de unos 80 milímetros.
El sello de la reina Juana es algo especial. El anuncio de validación dice: “E desto vos mande dar esta mi carta de previlleio e confimaçion escrita en pargamino de cuero e sellada con el sello de plomo del rey mi sennor e mio con que mando sellar mientra se emprime mi sello [...]”. Y, en efecto, el sello tiene dos anversos, en uno está el marido de la reina en representación ecuestre y en el otro la reina en posición mayestática.
No parece que estuviera normalizado el color y el trenzado de los hilos de seda. Así la carta plomada de Juan I —documento número 8— son tres hilos no trenzados dos de color rojo y uno amarillo. En los privilegios de Enrique IV —13 y 14— los hilos están trenzados y se ven los colores azul, rojo, amarillo y verde. Por último, señalar que en estos dos últimos documentos los hilos tras salir del interior del sello están intencionadamente deshilachados a modo de pincel.
CONCLUSIONES
En este artículo se exponen de forma sucinta las iluminaciones de los privilegios rodados que se conservan en el Archivo Municipal de Tarifa.
Hacemos una breve descripción del tamaño, forma y estructura de los privilegios, concluyendo que se ajustan a las normas establecidas en la tercera de las Siete Partidas.
Siempre refiriéndonos a los privilegios de Tarifa, describimos el crismón o la invocación simbólica con la que comienzan algunos documentos de la colección, mostrando que se trata de un crismón trinitario o románico y no el crismón critológico.
Los otros elementos que se miniaban eran la letra capitular, de gran primor en algunos privilegios, cartelas con el nombre de los reyes y reinas, llaves de los confirmantes y otros símbolos. Comprobamos que las letras capitulares empiezan a engalanarse cuando desaparece el crismón y que se usa principalmente los colores azul y rojo y en algunas ocasiones el oro.
El elemento central y el más vistoso de los documentos es la rueda, que llegan a convertirse en miniaturas artísticas durante los reinados de los reyes de la casa de Trastámara, enmarcándose en un cuadrado e iluminándose las enjutas.
Para completar la investigación hacemos mención a los sellos de plomo que se conservan, similares a las de otros documentos reales y a los hilos de seda que los sujetaban al pergamino, comprobando que no existía ninguna norma sobre sus colores o el número de hilos usados.
Artículo publicado en el número 56 de Almoraima, Revista de Estudios Campogibraltareños (2022).