Europa Sur

Siete orejas para la terna en tarde de delirio triunfalis­ta en Pamplona

- Paco Aguado

Hasta siete orejas, con la salida a hombros de los tres matadores, se concediero­n ayer en Pamplona con un delirio triunfalis­ta propiciado por una errática presidenta y apoyado, sobre todo, en el excepciona­l juego de los seis toros de la divisa de La Palmosilla, auténtica triunfador­a de la tarde.

La locura orejera se desató ya cuando la concejala de turno sacó los dos pañuelos a las primeras de cambio para premiar exageradam­ente una faena de Rafaelillo que en cualquier otra plaza sólo hubiera recibido una fuerte ovación. Y es que el murciano, que volvía a Pamplona, apenas si llegó a asentarse con un toro que flojeó de salida pero que recobró bríos para embestir con bravura y emoción.

Quizá fuera porque mató a la primera, lo que aquí ya vale un trofeo por sí solo, y que además la edil se puso tierna, pero el hecho es que Rafaelillo paseó ya esas dos orejas que marcaron el bajo nivel de exigencia de la tarde.

Por eso no tuvo más remedio que dárselas también a Manuel Escribano del segundo, pero en su desconocim­iento se olvidó de sacar junto a los blancos el pañuelo azul para premiar con la vuelta al ruedo al que puede ser uno de los toros más completos de 2022.

Remilgado, un precioso colorado ojo de perdiz, fue una auténtica máquina de embestir de principio a fin de su lidia: pronto a todos los cites, incansable en su galope rítmico y con una enclasada profundida­d, resumió en su comportami­ento tres siglos de genética ganadera en busca de la bravura perfecta. Escribano le hizo de todo, sin respiro, desde que le saludó a portagayol­a hasta que se volcó en la estocada, incluyendo un acelerado tercio de banderilla­s compartido con Valadez y una faena de muleta ligada y limpia, aunque con más oficio que entrega, que fue premiada con holgura.

Con la tarde, y la corrida, embalada también hubo premio doble para el mexicano Leo Valadez, que estuvo muy animoso en quites y en los adornos muleteros con el fino tercero, que tuvo un soberbio pitón derecho con el que no siempre se templó antes de matarlo, eso sí, de un gran estoconazo.

En la segunda parte cesó ya el saldo orejero, aunque aún hubo otro cariñoso trofeo para Rafaelillo, más probableme­nte por la angustia de la volterera sufrida en un descuido técnico que por su destamplad­a labor con otro de La Palmosilla que se entregó por el lado diestro.

Y si no se los dieron también a sus compañeros de sus segundos toros fue porque fallaron con las espadas ante dos ejemplares que dieron para mucho más: de profunda clase el quinto, siempre fijo en los medios, y más que factible por el izquierdo el salpicado sexto.

Escribano no pasó de técnico con uno, hasta que se vino abajo el animal, y Valadez se fajó con el último antes de que el trasteo cayera en cierto embarullam­iento cuando buscó la complicida­d de las peñas para igualar el populista hattrick de Rafaelillo.

 ?? RODRIGO JIMÉNEZ /EFE ?? Manuel Escribano, Leo Valadez y Rafaelillo salieron ayer a hombros en Pamplona.
RODRIGO JIMÉNEZ /EFE Manuel Escribano, Leo Valadez y Rafaelillo salieron ayer a hombros en Pamplona.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain