Desmemoria democrática

Hola Pedro, o Antonio, como le llaman otros. Le escribo esta carta porque me hierve la sangre viendo lo que está haciendo usted con mi país, España. ¡Ya está bien, criatura! Mira que ha acometido atrocidades desde que fue nombrado presidente de España, pero esta vez se ha pasado. No le voy a insultar, aunque me gustaría para quedarme tranquilo. Pero eso sería ponerme a su altura y mi educación y mi respeto hacia los demás están por encima de usted.

Le voy a recordar qué es la hemeroteca. No sé quién la inventó, pero sé que a personas como usted le va a recordar palabra por palabra lo que vaya diciendo en cada momento.

¿Se acuerda usted de Enrique Casas, Fernando Mújica, Fernando Buesa, Ernest Lluch, etc? Estos señores, porque eran señores, y hasta siete socialistas más, fueron vilmente asesinados por ETA. Recuerde usted lo que dijo entonces. Repase la hemeroteca y si tiene dignidad, se le caerá la cara de vergüenza. Puede que usted no tenga aprecio a las FCSE y a los militares, pero qué menos que un poco de empatía con sus compañeros de partido.

Ese partido, que ha dejado de tener la E de español. Por su manera de ser, usted no podrá tener ni compañeros ni amigos. Se ha ganado a pulso que le odien allá donde vaya. Excepto sus amigos y socios, los vascos y catalanes separatistas. No se puede caer más bajo.

Ahora se le ocurre pactar con ETA, porque Bildu es ETA y si no pregúntele a su amigo Otegui, la memoria democrática, para seguir blanqueando a una banda de asesinos, que agracias a su Gobierno, van a salir impunes de sus crímenes.

Se lo vuelvo a recordar. ETA ha cometido unos 3.000 atentados. 864 muertes, entre los cuales había niños, y 7.000 víctimas. Y una de estas soy yo. ¿Cómo cree usted que me siento en este momento? Por favor, deje de insultarme. Váyase, abandone. Aunque sólo sea por sus compañeros caídos. Seguro que en aquel “país” le reciben y acogen mejor que a mí. Viví 13 años entre enemigos míos y de España. Sólo contaba con el apoyo de mi familia y de mis compañeros que son maravillosos, leales e íntegros. Y eso no se olvida tan fácil.

Antonio o Pedro, ¿se ha enterado o se lo explico como un niño de cuatro años?

José Gutiérrez Vargas (Correo)