Europa Sur

Vingegaard sentencia

● El danés vence con autoridad en la cima de Hautacam superando en más de un minuto en la meta a Pogacar, que atacó en el puerto anterior y acabó magullado por una caída

- Carlos de Torres (Efe)

Jonas Vingegaard (Jumbo Visma) sentenció el Tour de Francia con una exhibición en solitario que le permitió conquistar la jornada reina de los Pirineos, disputada entre Lourdes y la cima de Hautacam, en la que acabó con la resistenci­a de Tadej Pogacar (UAE Emirates), tocado además por una caída en el descenso anterior.

Dio un golpe de autoridad definitivo el líder, quien, si no se cruza una desgracia, será el ganador de la prueba dentro de tres días en París. Reforzó su maillot amarillo resistiend­o las salidas de Pogacar y atacando al esloveno en la subida definitiva a Hautacam, donde explotó para coronar en solitario y apuntarse su segunda victoria en esta edición de la Grande Boucle. En el Granon asaltó el liderato y hundió a Pogacar y en los Pirineos encargó el primer puesto del podio en la capital francesa.

Para ello se apoyó en su equipo de principio a fin, sobre todo en un increíble Woud van Aert, y le hizo hincar la rodilla al doble campeón del Tour, Pogacar, quien entró a pecho descubiert­o, huyendo del horno, a 1.03 minutos del vencedor. Después cruzaron Van Aert a 2.10 minutos; Geraint Thomas (Ineos), a 2.54; David Gaudu (Groupama) a 2.58; Carlos Verona (Movistar) a 4.18; y Nairo Quintana (Aakea), a 5.22. Enric Mas (Movistar) se dio otro gran batacazo atrapado por el pánico en el descenso del Aubisque. Llegó a 7.22 minutos.

Todo quedó bien claro en la clasificac­ión del Tour 2022. El nuevo monarca, Jonas Vingegaard, alejó a Pogacar hasta los 3.26 minutos y a Thomas a los 8.00 minutos, quien será tercero. El duelo entre Gaudu y Quintana por la cuarta plaza se lo llevó el francés, superior al boyacense. Fuera del top ten quedó Enric Mas, undécimo a 24.08 minutos. El balear confesó su miedo a las bajadas producto de las caídas sufridas esta temporada. “Desde las caídas que he sufrido tengo un miedo interno que me cuesta superar. Lo he arrastrado todo el Tour. Quiero que se solucione para la Vuelta. Espero arreglar este problema”, confesó Mas.

Era una jornada crucial para la gloria, el desastre o mantener lo que cada uno tenía. En Lourdes algunos debieron pedir ayuda divina para afrontar el último asalto de montaña, la etapa reina pirenaica, con el Aubisque, el Col de Spandelles y el final en alto de Hautacam. Si se hubiese tratado de una partida de mus, el órdago estaba cantado de antemano, y algún farol que otro.

Lo que no es broma es el ritmo frenético del Tour 2022, que lleva camino de batir el récord de velocidad media, establecid­o en 2021 con 42,9 kilómetros por hora. En la primera hora se hicieron casi 50 kilómetros. El pelotón se rompió en varios sectores y la primera fuga se concretó camino del Ausbisque con 33 corredores, entre ellos Enric Mas, dispuesto a no llegar a París con su cuenta a cero.

El ascenso al Aubisque (16,4 kilómetros al 7,1%) lo dirigió Van Aert, en un grupo con Verona y Mas, bazas del Movistar para salvar el Tour. Entre los favoritos se rodaba a la marcha del Jumbo Visma, con dos gregarios protegiend­o a Vingegaard por uno solo a disposició­n de Pogacar.

En el descenso del Aubisque se descolgó Mas. Efectivame­nte, no es su Tour ni de lejos. Lo intento por delante Verona, fundido al final por Van Aert, quien también ordenó a su antojo la subida al inédito Col de Spandelles (10,3 kilómetros al 8,3 %). El belga, quien quería ganar en el Día Nacional de su país, coronó con Thibaut Pinot (Groupama) y el colombiano Danel Felipe Martínez (Ineos).

Por detrás Pogacar quemó una traca: cinco ataques para zarandear a Vingegaard. Zarpazos contundent­es, cortos, reiterativ­os. Pero no hubo manera, el danés se pegaba a la rueda de su gran rival como las lapas a las rocas del mar. Ambos se citaron para un cara a cara ya hasta meta. Duelo al sol.

En el descenso esa partida fue de infarto. Tensando la carrera Pogacar, a punto estuvo de caerse Vingeggard y segundos después fue el balcánico quien aterrizó. Se levantó de inmediato con el

culotte roto dejando al aire una aparatosa herida. No hay dolor.

El maillot amarillo no aprovechó para tirar. Esperó a su enemigo íntimo, se dieron la mano y siguieron juntos camino del último gran puerto del Tour: Hautacam.

El último juez del Tour (13,6 kilómetros al 7,8 %), con el presidente de Francia, Emmanuel Macron viendo el espectácul­o desde el coche del director de la carrera.

El león esloveno iba herido. En plena subida no se atrevía a atacar, no era el mismo. Vingegaard se percató del gesto agónico de su rival. Lanzado por Sepp Kuss, el danés enlazó con Van Aert, que entregó su último gramo de fuerza. Gregarios fuera. En pleno horno emergió el maillot amarillo para largarse hasta la gloria.

La arrancada de Vingegaard se produjo a 4,5 kilómetros de meta. Ya no miró atrás. Pogacar se diluía como un azucarillo. Otro día aciago para él, como aquel del Granon, cuando probó el caldo de la derrota. El danés entró con la mano en el corazón, algún beso al aire, Pogacar con el maillot abierto, digno con su herida, batido. Y Van Aert celebrando como propio el triunfo de su jefe de filas. Alegrías y penas. Pero todo quedó en su sitio.

La exhibición en un día de montaña de Van Aert, ‘maillot’ verde, demostró su potencial

 ?? GUILLAUME HORCAJUELO / EFE ?? Jonas Vingegaard, líder del Tour de Francia, marca el ritmo en una subida por delante de Tadej Pogacar.
GUILLAUME HORCAJUELO / EFE Jonas Vingegaard, líder del Tour de Francia, marca el ritmo en una subida por delante de Tadej Pogacar.

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