Camareros que sí están formados
Quiñones, gestionada por la Diputación– y la de San Roque son centros dedicados en exclusiva a este sector. Además, hay numerosos ciclos formativos repartidos por los institutos de la provincia: hasta catorce grados medios y superiores de Dirección de Cocina y cinco de Servicios de Restauración.
A eso hay que sumar las numerosas iniciativas impulsadas por las administraciones, conscientes del elevadísimo nivel de inserción laboral en estas áreas. Esta misma semana Chiclana cerraba cinco cursos, la mayoría relacionado con actividades turísticas y de hostelería, y en la clausura del curso la mitad había logrado un empleo. La Junta también ha adjudicado a empresas de formación 15 acciones formativas y ha sacado otras a licitación. Además, en abril se han puesto en marcha proyectos similares en la antigua residencia Tiempo Libre de La Línea. “Las opciones de formación son muy variadas, pero yo matizaría esa idea de que faltan camareros: lo que ocurre es que el crecimiento en los últimos años ha sido tal que es difícil llegarlo a cubrir. Hay tanta oferta de turismo y hostelería y tan variada que no llegamos a cubrir esas plazas”, explica Sánchez.
Todas las partes consultadas inciden en el impulso del sector gastronómico en los últimos años, reflejado en un reconocimiento tan notable como la catalogación de Sanlúcar como Capital Mundial de la Gastronomía. “Vamos hacia la profesionalización del sector”, destaca Sánchez, quien insiste en el potencial de la hostelería gaditana: desde las bodegas de Rota, Chiclana, Jerez o El Puerto, pasando por el atún en Barbate, así como todo el patrimonio cultural e histórico de la gastronomía gaditana: “Es un abanico que se empieza a abrir”.