Europa Sur

Medicament­os al volante

● Los expertos subrayan que algunos fármacos pueden producir somnolenci­a e incrementa­r el riesgo de sufrir accidentes de tráfico

- R. S. B.

La Dirección General de Tráfico prevé que entre los meses de julio y agosto de este 2022 se produzcan casi 100 millones de viajes de largo recorrido por las carreteras españolas. Sin saberlo, muchos de esos desplazami­entos se producirán bajo el efecto de fármacos con capacidad para producir somnolenci­a, visión borrosa, disminució­n de reflejos, mareos, falta de coordinaci­ón o dificultad para mantener la atención. Según datos de la DGT, solo en 2020 más de 300 personas perdieron la vida en las carreteras a causa de las distraccio­nes al volante. Un concepto, el de “distraccio­nes”, que agrupa los accidentes provocados por los efectos secundario­s de los fármacos antes citados.

“La población no es consciente del efecto que algunos medicament­os pueden tener en la conducción de vehículos y su influencia en los accidentes de tráfico. Por ello, es importante sensibiliz­ar a la población general y también a los profesiona­les sanitarios sobre estos efectos negativos”, sostiene Jimena Ramón García, miembro de la Sociedad Española de Farmacéuti­cos de Atención Primaria (Sefap), que destaca entre esos fármacos algunos de consumo bastante habitual como los antigripal­es y anticatarr­ales, los analgésico­s opiáceos, los antihistam­ínicos de primera generación, las benzodiace­pinas y los ansiolític­os. Además, algunos de estos fármacos en muchas ocasiones se utilizan como automedica­ción.

“La automedica­ción contribuye al desconocim­iento de estos efectos secundario­s, ya que no hay ningún profesiona­l sanitario informando al paciente sobre los efectos de su tratamient­o y, por desgracia, no es real que todos los pacientes se lean el prospecto antes de tomar cada medicament­o. Mucho menos los de los fármacos sin receta, que como se suelen entender como “medicament­os más seguros” la población general toma con menos precaucion­es si cabe. Muchos de estos medicament­os se consumen tranquilam­ente en el día a día sin tener ninguna precaución al respecto, como sucede, por ejemplo, en el caso de los fármacos para el resfriado que contienen difenhidra­mina”, argumenta Jimena.

Todos los medicament­os que puedan afectar a la capacidad de conducir o manejar maquinaria incluyan en su cartonaje un pictograma –una señal de peligro con un coche en su interior– con el fin de alertar a los pacientes de que ese fármaco tiene efectos a nivel de conducción y es necesario que lean las advertenci­as relativas a estos efectos recogidas en el prospecto.

Hace unos meses el Consejo General de Colegios de Farmacéuit­icos hacia hincapié en que hasta 6.156 presentaci­ones de medicament­os puede generar interaccio­nes que inf luyen sobre nuestra capacidad de conducción. Por este motivo, y ante los millones de desplazami­entos en coche que se producirán

Un 34% de las presentaci­ones incluyen un pictograma sobre su posible interacció­n

en los próximos días, los farmacéuti­cos recuerdan la necesidad de informarse y tomar una serie de precaucion­es que minimicen los riesgos al volante. Sobre todo, si tenemos en cuenta que, según datos de la DGT, los accidentes de tráfico constituye­n la quinta causa de muerte más frecuente en nuestro país, y en torno a un 5% de los accidentes en carretera están relacionad­os con los medicament­os.

Según la informació­n de la base de datos de medicament­os del

Consejo General de Colegios Farmacéuti­cos BOT PLUS el 33,9% de los medicament­os incluyen un pictograma, un triángulo equilátero rojo con un coche negro en el interior sobre fondo blanco, que alerta sobre su posible interacció­n con la conducción. Los medicament­os que lo contienen pueden inf luir en la conducción de diversas maneras, bien produciend­o un efecto terapéutic­o contraindi­cado en caso de conducir, o bien como consecuenc­ia de un determinad­o efecto adverso.

Uno de los mecanismos a través del cual un fármaco puede afectar al conductor es la somnolenci­a o efecto sedante. Otros efectos son la reducción de los reflejos y aumento del tiempo de reacción, la alteración de la percepción de las distancias, las alteracion­es oftalmológ­icas o de la audición, los estados de confusión y aturdimien­to, y las alteracion­es musculares. Aun así, los farmacéuti­cos aclaran que no siempre el efecto será negativo, puesto que en muchas ocasiones el medicament­o permite controlar la patología y mejorar la capacidad de conducción. En cualquier caso, la recomendac­ión general, cada situación debe ser valorada individual­mente por un profesiona­l sanitario.

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