Un hombre tradicional con pendiente
Jesús Cotta (Cártama, Málaga, 1967) se define a sí mismo como un hombre “tradicional y creyente”, pero estos atributos no le impiden que lleve un pequeño pendiente en su oreja derecha, lo que, junto a su cabeza afeitada, le dan un aspecto de corsario berberisco o rockero viejo. “Sólo me lo pongo en verano y navidades. Durante el curso me lo quito”. Profesor de instituto de Lenguas Clásicas y Filosofía (actualmente enseña en el Murillo), en él se unen la fascinatad ción por el mundo antiguo (con especial predilección por Homero) y el cultivo de las raíces cristianas. En esto no se diferencia de dos humanistas del Renacimiento que ha traducido para la editorial Cypress: el holandés Rodolfo Agrícola (‘Sobre la Natividad de Nuestro Señor’) y el italiano Petrarca (‘La vida solitaria’). De sus ensayos destacamos dos: ‘Topicario y arpones contra el pensamiento simple’ (Almuzara), un alegato contra el lugar común; y sobre todo ‘Rosas de plomo. Amisy muerte de Federico y José Antonio’ (Stella Maris), donde, para escándalo de algunos, estudia la amistad entre dos personajes históricos aparentemente enfrentados. Poeta que busca a Dios –es un ferviente devoto del Cristo de los Desamparados– tiene en su haber libros como ‘Gorriones de acera’ (Pre-textos), con el que ganó el Premio Internacional de Poesía Antonio Oliver Belmás, y ‘Digno del barro’ (Renacimiento), entre otros.
–Mi padre, que también era poeta, antes de morir compuso una copla en la que expresaba su miedo a que al cerrar los ojos no hubiese nada. Es difícil creer en un mundo donde la mayoría se esfuerza en demostrarte que Dios no existe.
–Una vez fui a una playa de Huelva y le dije: “Señor, que en el paseo me encuentre una concha blanca para que sepa que estás ahí”. Anduve kilómetros y no me encontré ni una. “¿Qué te costaba, Señor?”, le dije. Aun así, no dejo de rezar todos los días. Soy muy devoto del Cristo de los Desamparados, el que está en el Santo Ángel.