Europa Sur

Un Tour a toda vela

Concluye la edición más rápida de la historia, a 42 k/h, superando la de 2005 de Lance Armstrong

- Luis M. Pascual

El danés Jonas Vingegaard se dispone a ganar el Tour más rápido de la historia, por encima de los 42 kilómetros por hora en una edición sin reposo, con pelea permanente y una velocidad que todos los corredores se conciertan en calificar de endiablada.

El dato lleva a la etapa más oscura del ciclismo, porque deja atrás al de 2005, en el que el estadounid­ense Lance Armstrong completó el recorrido en 41,654 kilómetros por hora.

Acostumbra­do a situarse bajo la sombra de la sospecha, el ciclismo no es ajeno en esta ocasión en la que la edición se cierra como una de las más dinámicas de la historia. A falta de pruebas de que el resultado responda a motivos ilegales, en la caravana la velocidad es motivo de comentario y afloran algunas explicacio­nes que pueden dar sentido al nuevo récord.

El Tour no se ha tomado ningún día de sosiego. “Una de las cosas que más me ha impresiona­do del Tour es la velocidad a la que se rueda”, asegura Albert Torres, debutante en la ronda gala en la que terminará penúltimo de la general.

La rapidez ha sido una constante contra la que no se ha opuesto ninguna circunstan­cia. Ni las dificultad­es del terreno, como demuestran los 48 por hora a los que se rodó en la etapa de los adoquines, reputados por frenar el ritmo de los corredores.

Fue una etapa corta, de 154 kilómetros, con sélo 11 sobre los temibles Pero también se rodó rápido al día siguiente, con casi 220 kilómetros que el ganador, el esloveno Tadej Pogacar, completó a una media de casi 50.

“¿Alguien tenía que tomar un vuelo? Esa media no ha hago yo ni en moto”, bromeaba en meta el siempre gracioso Rigoberto Urán sobre el ritmo desenfrena­do de la carrera. Su compatriot­a Nairo

Quintana reconoció que fue “un Tour exageradam­ente rápido”, mientras que el ganador virtual, Jonas Vingegaard, confirmó que “hubo muchos ataques y eso aceleró el ritmo”. Una efervescen­cia que hizo más plástica la carrera, pero también más dura.

En varias etapas el viento sopló de popa y el pelotón rodó rápido, una circunstan­cia que explica el elevado ritmo. El tour ha ido de oeste a este y en esa región de Francia se benefició de viento favorable. A ello se suma que el clima ha sido favorable, sin apenas lluvia, lo que ha permitido rodar sin cortapisas. La forma de correr del Jumbo, menos propicio a controlar la carrera de principio a fin, también ha contribuid­o a acelerar al pelotón. Sus corredores, en particular Van Aert, participar­on en las escapadas, una táctica novedosa que llevó rodar más rápido.

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YOAN VALAT / EFE El ruso Aleksandr Vlasov.

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