Felipe VI apela al carácter de los españoles para superar las dificultades
● El Rey recuerda a los afectados por los incendios en su ofrenda al apóstol Santiago
El rey Felipe VI reivindicó ayer el “carácter” y la afouteza (fortaleza) de España para superar las dificultades y salir adelante en su ofrenda al Apóstol Santiago, que inició con un recuerdo especial para las personas afectadas por los incendios en Galicia y otras comunidades.
Durante sus palabras en la tradicional misa en la catedral de Santiago, destacó “la complejidad de la situación actual”, también a nivel económico. Pero está convencido de que el país seguirá sin doblegarse porque “España tiene carácter” y los valores de “un pueblo responsable, decidido, fuerte y solidario” al que nunca le ha faltado “ambición ni coraje”.
El monarca tuvo, como siempre, unas palabras en gallego en su discurso en las que insistió en la afouteza (fortaleza) que impregna todas las sendas del Camino de Santiago y los valores de la peregrinación para superar las adversidades.
También se refirió a la invasión rusa de Ucrania, al abogar por mantener todos “unidos” los “valores cívicos, culturales y espirituales” del Camino de Santiago en esta etapa en la que “el horror de la guerra reaparece en el viejo continente” porque “la paz debe marcar el norte de nuestra brújula; ahora y siempre”, afirmó.
El proyecto europeo “conserva intacto su significado”, según Felipe VI, quien, aunque admitió que la economía, el comercio y la energía condicionan la Europa moderna, consideró necesario poner los valores de “la democracia y la cultura” como base para consolidar el proyecto común.
Aparte del agradecimiento al Apóstol por su protección, le pidió ayuda para que España “dé los pasos correctos en esta etapa del camino no exenta de obstáculos” y que cada español pueda, como un peregrino, “superar las adversidades que se le presenten” para alcanzar su propio y personal Pórtico de la Gloria.
“En este año 2022, al contrario de lo que se anhelaba, las incertidumbres permanecen”, constató, por lo que España se halla nuevamente ante “un reto colectivo de gran envergadura”, tras la pandemia ante la que España “ha recorrido su camino con entereza” y confía en que seguirá haciéndolo.
A los afectados por los incendios les trasmitió el “cariño y apoyo” y tuvo un reconocimiento expreso al “titánico esfuerzo” de los que participaron en las tareas de extinción para los que pidió protección.
“Nuestra condolencia sincera a las familias de los fallecidos en estos momentos de profunda tristeza y consternación. Esta tierra, Galicia, sabe bien lo que es sufrir el azote de los incendios, y también ha padecido de manera intensa esta última oleada”, lamentó.
También el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, se refirió en su homilía a los incendios, al desear que “ojalá que el único humo que vuele en las alturas sea el del Botafumeiro”, el incensario gigante con cuyo vuelo por la nave central de la catedral culmina la misa por el día del patrón de Galicia y de España.
Barrio pidió la intercesión del Apóstol por todas las víctimas de la violencia y de las guerras en Ucrania y otros países y que “el deseo de paz se haga realidad” en el mundo.
La tradición de la ofrenda al Apóstol Santiago data de 1643, en tiempos de Felipe IV, tal y como recordó ayer el Rey en su intervención, en la que reiteró el compromiso con esta ceremonia, que ya es la cuarta vez que protagoniza como Monarca tras las de 2014, 2020 y 2021.
Al terminar la ceremonia eclesiástica, la Familia Real acompañada de las autoridades salieron de nuevo a la Plaza del Obradoiro, donde asistieron a un ejercicio de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire (Papea), que desplegó la bandera de España y la de Galicia. Tres miembros de la patrulla, dos de ellos con sendas banderas, realizaron un salto en paracaídas para acabar aterrizando justo en el centro de la histórica plaza, donde recibieron el aplauso del público que se congregó ayer para ver a los Reyes.
Mientras, el Rey, la Reina y sus hijas los contemplaban desde arriba de la escalinata de la catedral, antes de bajar para saludar a los miembros de la patrulla y después a los integrantes de la Ruta Quetzal, con quienes se hicieron fotos y estuvieron charlando unos momentos.
La última parada pública en su agenda de ayer fue en el Pazo de Raxoi, enfrente de la catedral, sede del Ayuntamiento de Santiago, donde firmaron en el libro de oro de la ciudad, antes de la comida prevista como colofón a su visita, seguida por varios cientos de peregrinos, los únicos que han podido entrar por las medidas de seguridad.
El resto de los miles de personas que ayer visitaron Santiago de Compostela, en esta jornada central del Año Xacobeo, se repartían por las calles adyacentes, algunos a la espera de poder entrar y cumplir con las costumbres de los peregrinos al terminar el Camino.