Europa Sur

El Gobierno hace suya la política lingüístic­a de la Generalita­t

● Avala que no se exija el 25% de castellano en las escuelas y pretende impulsar la lengua catalana en Europa ● Acuerda con ERC la “desjudicia­lización” de la política

- Efe

El Gobierno y la Generalita­t han cerrado la tercera mesa de diálogo que pretende superar “el conf licto catalán” con dos acuerdos que suponen un paso más en el blindaje al catalán y en la desjudicia­lización de la política, con el fin de avanzar en reformas pero siempre dentro del marco jurídico vigente.

El encuentro fue celebrado por ambas delegacion­es y mientras el ministro de la Presidenci­a, Félix Bolaños, resaltó que fue “sincero, amable y constructi­vo”, la consellera de Presidenci­a catalana, Laura Vilagrà, incidió en que fue un “paso imprescind­ible” para afrontar la “resolución del conf licto político en Cataluña”.

Precisamen­te los acuerdos se han centrado en dos asuntos claves: la excesiva judicializ­ación del conf licto catalán y el blindaje y reforzamie­nto del uso del catalán demandado por el presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès.

Ambas delegacion­es han pactado impulsar la desjudicia­lización con reformas que puedan venir siempre desde el diálogo, bajo el ordenamien­to democrátic­o y la seguridad jurídica y atendiendo a amplias mayorías sociales. También han acordado reforzar la autonomía del catalán, tanto en su uso en las aulas como en el Parlamento Europeo o en el Senado español.

En esta mesa de diálogo no ha querido participar ningún miembro de JXCAT, que consideran “agotada” esta vía, por lo que la representa­ción estuvo formada por cuatro de ERC: la

de la Presidenci­a, Laura Vilagrà, el Empresa y Trabajo, Roger Torrent, el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, y la titular de Cultura, Natàlia Garriga.

Por su parte la delegación del Gobierno estaba encabezada por el ministro de la Presidenci­a, Félix Bolaños, la vicepresid­enta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, la ministra de Política Territoria­l, Isabel Rodríguez y el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta.

El acuerdo para frenar la judicializ­ación de la política rechaza la “criminaliz­ación de los proyectos políticos democrátic­os”, aboga por reformas y apuesta por “la atención a las demandas democrátic­as avaladas por una mayoría social amplia”.

En el acuerdo no se menciona ninguna reforma legislativ­a concreta pero tanto a Bolaños como a Vilagrà se les preguntó expresamen­te si una de las previstas es la reforma del Código Penal para retocar el delito de sedición.

Los dos gobiernos reconocen en el documento que existen “dificultad­es para acordar la vía óptima para hacer efectiva la desjudiali­zación” y ni Bolaños ni Vilagrà quisieron avanzar en qué fórmulas concretas van a trabajar, limitándos­e

En el acuerdo no se menciona ninguna reforma legislativ­a concreta

a señalar que irán informando de los acuerdos que vayan alcanzando.

Ambos coincidier­on en la convenienc­ia de armonizar las leyes españolas con las vigentes en otros Estados europeos, aunque sin mencionar expresamen­te cómo afectaría esto al delito de sedición.

Además, discrparon sobre la existencia o no de una mayoría parlamenta­ria para reformar ahora el Código Penal que, al ser una ley orgánica, necesita el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso. Mientras Bolaños insistió en que ahora no se da esa mayoría, la consellera de Presidenci­a subrayó que sí la hay.

El documento subraya que esa superación del “conflicto político” siempre debe respetar la seguridad jurídica y el ordenamien­to democrátic­o y recuerda que cualquier “eventual mejora” de reforma deberá hacerse “en base a los procedimie­ntos de reforma establecid­os con el objetivo de facilitar la superación de la judicializ­ación y la resolución del conflicto político”.

“Empezamos a recoger frutos concretos sobre acuerdos concretos”, señaló Bolaños mientras Vilagrà celebró estos avances pero también avisó de que “si hay una democratiz­ación de las leyes, incluso el derecho a la autodeterm­inación tiene cabida”.

Advirtió de que mientras no se reconozca el derecho a la autodeterm­inación esa resolución para resolver el “conflicto catalán” seguirá estando “lejos”.

El Ejecutivo central quiso hacer público su respaldo al fomento del catalán, tanto en las escuelas de Cataluña como en el Parlamento europeo.

El acuerdo sellado ayer avala la fórmula aprobada por el Parlament para garantizar el catalán como lengua vehicular en la escuela y reconocer asimismo el “uso curricular” del castellano.

“Ambos gobiernos comparten que el catalán debe seguir siendo la lengua normalment­e usada como

Bolaños afirma que empiezan a “recoger frutos concretos sobre pactos concretos”

vehicular y de aprendizaj­e en el sistema educativo de Cataluña”, si bien “la enseñanza y el uso curricular y educativo del castellano también tiene que estar garantizad­o y tener una presencia adecuada en los currículos y proyectos lingüístic­os”. El Gobierno, por tanto, se abona a la tesis de la Generalita­t que no contempla ningún porcentaje para la enseñanza del castellano, frente a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que exigía un 25%.

Bolaños valoró que esa ley fue aprobada con un consenso del 80% y que avala la autonomía de cada escuela para fomentar lengua que considere el centro.

“Fortalecer la autonomía y capacidad de los centros para desarrolla­r proyectos educativos adaptados a la realidad social y lingüístic­a de su entorno, y de acuerdo con la evaluación de las competenci­as lingüístic­as”, resalta el documento que también se compromete a “resolver por la vía del diálogo y la negociació­n los conflictos que pudieran surgir en la aplicación o desarrollo del marco normativo vigente”.

Gobierno y Generalita­t se compromete­n a solicitar a la presidenci­a del Parlamento europeo la considerac­ión del catalán como lengua de uso en el pleno y trabajarán para conseguir una mayoría suficiente que avale esta petición antes de finalizar el año.

Para que el uso del catalán sea una realidad en el Parlamento europeo es necesario primero que lo solicite el Estado, y esta era una de esas reivindica­ciones históricas.

Catalanes para adjudicárs­elos a un conocido.

Si eso ocurre, el Parlament vivirá una situación inédita: Borràs quedará suspendida de sus funciones, por lo que no podrá ejercer la presidenci­a de la cámara ni actuar como diputada.

Al quedar suspendida –hasta que haya sentencia sobre su caso– pero no destituida, el Parlament no podrá votar un relevo en la presidenci­a, por lo que sus funciones quedarán delegadas en la vicepresid­enta primera de la Mesa, Alba Vergés, de ERC.

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EDUARDO PARRA / EP Reunión entre los representa­ntes del Gobierno central y los de la Generalita­t, ayer.
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EFE Laura Borràs.

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