VERANEO A PESAR DE LOS PESARES
● Tras la pandemia, la inflación, los incendios y la Gran Ola de Calor dan paso al protagonismo de la inquietante sequía
al 8,60 % que se requiere a la entidad.
Los clientes digitales suponen ya un 71,4% del total y suman 45,5 millones, mientras que los clientes móviles suman 43,5 millones y suponen un 68,1% del total. Las ventas digitales representan el 76,7% del total en unidades vendidas.
En cuanto a las principales áreas de negocio, España obtuvo un resultado atribuido de 808 millones de euros, un 11,5% más, gracias al impulso de la actividad, a la mejora de la eficiencia y a los menores saneamientos contabilizados.
México se mantuvo como el país que más beneficios aporta a las cuentas globales, con 1.821 millones de euros que suponen un incremento interanual del 48,3%, gracias al buen comportamiento de los ingresos recurrentes y a unos saneamientos crediticios
“contenidos”. En Turquía, obtuvo 62 millones de euros, un 84% menos que el año anterior, una cifra que incluye el impacto por la aplicación de la contabilidad por hiperinflación desde el 1 de enero.
América del Sur, por su parte, logró 413 millones de euros en el semestre, algo más del doble que el año pasado, por los mayores ingresos recurrentes y los menores saneamientos crediticios, que compensaron “holgadamente” el crecimiento de los gastos, en un entorno de elevada inflación en toda la región.
En cuanto a los principales márgenes contables de todo el grupo, el de intereses, que mide los ingresos, alcanzó los 8.551 millones tras crecer un 22,9% en comparación interanual. Las comisiones netas también mejoraron en el periodo, un 14,5%, hasta los 2.650 millones, al tiempo que el resultado de operaciones financieras (ROF) se mantuvo en unos 1.000 millones, lo que condujo a un margen bruto de 11.509 millones, un 12,2% más. La línea de otros ingresos y cargas de explotación restó 787 millones de euros a este margen frente a los 95 millones del año anterior, debido principalmente al ajuste más negativo por inflación de Argentina, al registro de este ajuste en las entidades del Grupo en Turquía en 2022 y a la mayor contribución al Fundo Único de Resolución (FUR)
Los gastos de explotación crecieron casi un 10% interanual hasta 5.054 millones, en un entorno de “elevada inflación” en todos los países en los que opera, explica BBVA.
A pesar de lo anterior, gracias al crecimiento del margen bruto, el ratio de eficiencia del banco, se situó en el 43,9%, con una mejora de 203 puntos básicos respecto al cierre de 2021.
AGOSTO ha venido y nadie sabe cómo ha sido. Bueno, todavía está enseñando la patita por debajo de la puerta: es una patita con una chancla encajada entre los dedos. Hay serios indicios que apuntan a que la llegada del mes veraniego por antonomasia tiene mucho que ver con lo rapidísimo que se ha pasado julio: no se ha visto una cosa igual. Debe de haber algún estudio que haya demostrado que el paso del tiempo –algo en esencia subjetivo– se siente más vertiginoso si las personas recibimos continuos mensajes de alarma. Informativamente, julio ha sido el mes de la inflación, de los incendios, de la Gran Ola de Calor y, finalmente, de la sequía. Para ofrecerlas como gancho a la audiencia, unas gráficas de la evolución del IPC, de los precios del gasoil o de la cerveza en chiringuito no tienen gran forma de dramatización, no dan para un reportaje dantesco. No tienen ni de lejos la pegada de una línea de horizonte al fondo de un pastizal ardiendo con llamas gigantes de un rojo irreal. No puede competir con el dichoso diaporama del mapa de España salpicado por territorios rojos, granates, magentas y negros mortales del parte meteorológico. Un 10% de aumento de los precios en el último año corrido es grave, pero no puede pelear en interés de la audiencia con lo angustioso de un reportaje de un embalse seco, donde las tomas de los charcos moribundos ahora se alternan con escenas del mismo pantano rebosante hace apenas dos años. Es de mucho temerse que la escasez de agua es el nuevo motor de angustia de noticiero agosteño.
En estos preámbulos de agosto, como cada año con su eterno retorno, las estadísticas de desplazamientos son para poner un monumento al aguerrido veraneante junto al toro de Osborne en un páramo reseco, y un altarcito de santería en cada aeropuerto de segunda en adoración del osadísimo viajero Pero sarna con gusto no pica: igual que un aficionado que hace colas multitudinarias para ver a su equipo cada domingo, o se inserta en una aglomeración devota un Domingo de Ramos, quien se va de vacaciones –merecidas o no– no considera un gasto la penalidad del atasco en autovía, y ni siquiera varios miles de euros extra que se pagan por alojarse; no le pesa reservar mesa en chiringuito o hacer viacrucis de ferias y romerías. En el corazón microeconómico del héroe veraneante tales desembolsos son una inversión en una promesa de holganza y en disfrute viajero o playero: una inversión sin retorno económico. Que la inflación es un asunto más que inquietante para la estabilidad presupuestaria familiar es algo que postergamos hasta que llegue septiembre y arribemos, a la vuelta, a no se sabe qué nueva forma de rutina laboral. Porque antes que los incendios, las calores
Los clientes digitales suponen ya un 71,4% del total y suman 45,5 millones
A las puertas de agosto, olvidamos por paz de espíritu un otoño que se nos vende tremebundo
crueles y permanentes y la sequía, ya se nos ha vaticinado sin cesar un otoño ruinoso. Una estación por venir poco promisoria como nunca, que llegará –aseguran analistas y vates de tertulia– con sus guadañas al acabar este que hemos bautizado, con afán cenizo,
Es razonable que en este tiempo obviemos la parte estresante de nuestra existencia, y que como los crucificados de
entonemos y silbemos a coro aquello de “Mira siempre a la parte brillante de la vida”, y así nos entreguemos al cambio de actividades y horarios y al
(en realidad, suele ser un Quien dijo aquello de que todos los problemas de la humanidad provienen de la incapacidad humana de sentarse calmado en una habitación era un filósofo seguramente aburrido, y del siglo XVII. En aquellos entonces, no veraneaba ni dios. Este fin de semana veranearemos todos. Por activa y –algunos raritos– por pasiva. Que la fuerza nos acompañe. Buenas vacaciones...