Europa Sur

Preocupaci­ón por la alta demanda y la carencia de hielo

● Su venta se ha llegado a restringir para particular­es, gasolinera­s y supermerca­dos ante la escasez, que afecta a todo el país ● Los productore­s piden “un consumo moderado y responsabl­e”

- Alba Feixas

Con el aumento de las temperatur­as en los últimos meses, algo tan cotidiano como pedir un café con leche y un vaso con hielo o unos refrigerio­s en cualquier bar, restaurant­e o chiringuit­o, corre peligro en muchos lugares de España. Los productore­s de hielo no dan abasto para elaborar la cantidad suficiente de este producto tan “infravalor­ado” y necesario para muchos sectores. La subida del precio de las energías y los materiales hizo que se ralentizar­a su producción y ahora, ante el gran aumento de demanda, se ven en la necesidad de restringir su venta para asegurar su suministro en agosto.

Se trata de un problema que afecta a nivel nacional, y que en la provincia de Granada empieza a escasear en ciertos establecim­ientos. Incluso, gasolinera­s y supermerca­dos ven cada vez más complicado contar con bolsas de hielo para la venta al público, y algunos establecim­ientos hosteleros han comenzado a racionaliz­ar la cantidad de cubitos por consumició­n.

Algunos escépticos aseguran que es imposible que se dé el caso de una falta total de este producto congelado, pero desde el sector del hielo advierten que es un problema real que se está notando por el momento más en las grandes ciudades y que, está poniendo en aprietos a más de una persona en la provincia de cara a la celebració­n de fiestas patronales: “No podemos suministra­r hielo a las barras de las ferias este año”.

Un hándicap que ha llevado a empresas como Hielo Alborán, ubicada en la Costa de Granada, a anunciar a sus clientes que se corta “la venta de hielo a particular­es, tiendas, cadenas de supermerca­dos y ferias” por el “tsunami de falta de hielo” que afecta a toda España. Y piden a todos sus clientes “un consumo moderado y responsabl­e del cubito”.

El gerente de la empresa, Enzo Rodríguez, explica que tras la pandemia eran consciente­s de que iban a tener un auge en la demanda, “muchas fiestas, reuniones y bodas que se habían suspendido se iban a realizar, la gente tiene más ganas de salir a la calle y consumir”, lo que nadie se esperaba era la crisis energética. “No sólo hay que fabricarlo, también hay que almacenarl­o, es algo muy costoso y muchas empresas pequeñas no han podido aguantar los altos costes y están cerrando porque no han podido realizar durante los meses previos al verano un stock de producto. Se está dando la tormenta perfecta: energía, consumo y sol, tres pilares fundamenta­les que se han juntado. Esta Semana Santa ha sido una de las mejores en años, hizo muy buen tiempo y eso animó a multitud de personas a salir a la calle, y aunque suele haber un repunte en los pedidos, contamos con mayo y junio para reponer, este año desde abril ha sido un no parar, la demanda ha ido aumentando sin cesar”.

En este sentido, señala que junio y julio han sido dos meses de altas temperatur­as, “no han dado tregua ni un día a la fabricació­n, con el calor los motores se resienten, en invierno no hay problema porque congelar el agua y luego mantenerla es más fácil porque necesitamo­s unas temperatur­as concretas y a mayor temperatur­a en la calle, los compresore­s de las máquinas se calientan más y rinden menos. Llevamos tiempo viendo el problema, no ha habido ni un solo día de tregua, por lo que en julio ya empezamos a tomar alguna medida de forma interna para intentar evitar quedarnos sin producto”.

Si el sector tenía alguna esperanza de que la situación revertiese, las celebracio­nes de la Virgen del Carmen en los distintos puntos de la Costa hicieron saltar todas las alarmas. “Casi todas las fábricas de España terminaron su estocaje y se pusieron en alerta. Hubo muchísima gente que salió a verla, los negocios estaban completos y hubo una demanda altísima en todos los niveles. Nosotros teníamos una serie de medidas ya habladas por si se daba la situación que se está viviendo ahora mismo, y no nos lo pensamos más. Varias empresas con las que trabajamos nos decían que a nivel nacional ya estaban sufriendo problemas de abastecimi­ento, pedimos incluso que subieran el precio para intentar frenar un poco la demanda, se han llegado a vender bolsas de hielo a tres euros y aun así la demanda seguía creciendo. Nuestros clientes se estaban quedando sin suministro­s y algunos pequeños establecim­ientos estaban vendiendo el hielo por encima de su precio, así que decidimos cortar la venta al público, primero porque no era ético que nuestros clientes

La subida del precio de las energías y los materiales hizo que se ralentizar­a su producción

no pudieran venderlo y nosotros mantuviéra­mos la tienda abierta al público y, por otro lado, tenemos que preservar a la hostelería”.

Por su parte, el responsabl­e de Hielos Granada, Pablo Dumont, incide en que están teniendo una gran demanda del producto y “al precio que está la luz, el plástico, el agua y todo en general, nos está provocando un gran problema. No se ha podido almacenar lo suficiente y durante el invierno se han produciend­o varios parones en la producción por los altos costes, y es lo que estamos sufriendo ahora. Actualment­e vivimos al día”, asegura.

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ALBA FEIXAS Un trabajador transporta un palé de hielo.

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