La escasez de bolsas de hielo se agudiza para los consumidores de Cádiz
Algunos supermercados han empezado a racionar la venta a cinco bolsas por persona
La compra de una bolsa con cubitos de hielo para refrescar las bebidas en plena ola de calor es toda una odisea estos días. Pese a que es un producto básico, imprescindible del verano en cualquier día de playa, barbacoa o jornada intensiva con amigos, lo cierto es que adquirir cubitos de hielo no es tan fácil en este inicio de agosto.
Una vuelta por cualquier barrio para comprar una bolsa de hielo es una tarea para la que hay que armarse de paciencia. En el caso de tiendas de ultramarinos, los vendedores lamentan no disponer el artículo y avisan sobre los problemas para abastecerse que están teniendo. En el caso de los bares, reconocen contar con algunos cubitos pero tienen miedo a quedarse sin ellos y no poder servir las bebidas bien refrigeradas a sus clientes. Por lo que rechazan, en la mayoría de casos, la venta al público.
En cuanto a los supermercados, la existencia depende de la hora del día, complicándose más la consecución de este producto por la tarde. De hecho, en algunos lugares incluso ya existe un mensaje específico a los clientes para avisarles de una limitación temporal de cinco bolsas por persona.
Los principales factores que explican esta situación son la crisis energética, la inflación y la demanda propia del verano. Este cóctel fatal afecta directamente a la producción y distribución de hielo, lo que hace que repercuta directamente en cuántas cantidades solicitan los establecimientos y en el precio al cliente. De modo que, en plena temporada alta de la demanda de hielo, hay menos bolsas de hielo que vender y más caras. Incluso las empresas dedicadas específicamente a la venta y distribución de hielo están en apuros, ya que deben asumir altos costes para ofrecer hielo a los bares.
Según el director de marketing de Procubitos Europa, Carlos Ramírez, una de las mayores empresas de España y que tiene una planta en San Roque, el problema de escasez radica en que a causa de “la subida bestial de los costes energéticos, la mayoría de los fabricantes ni siquiera pudieron hacer y almacenar hielo durante buena parte del invierno”, que es lo que tradicionalmente se practicaba en el sector. Al no poder anticiparse a esa etapa de mayor consumo, ahora hay una sobredemanda que está muy por encima de la oferta que permite los tiempos de producción.
Para Ramírez, los costes de electricidad, plásticos y logística se han incrementado para ellos. De ahí que sus márgenes de beneficio no sean tan altos como se puede pensar. Y estima que el coste del cubito para la hostelería sólo ha subido de dos a tres céntimos.