Buscando la identidad
DIANA Y CHARLIE
Elias Ericson. Astiberri. 224 páginas. 18 euros.
A vueltas con la identidad y la ficción autobiográfica, les quiero dar noticia de otras dos novedades de Astiberri, cada una relativa a uno de los temas antes citados.
La primera es la novela gráfica Diana y Charlie, del autor sueco Elias Ericson (Estocolmo, 1984), que fue pionero en la representación de la juventud trans en el campo de la historieta con su cómic Aror. Aquí narra la historia de dos jóvenes trans de 17 años, amigos inseparables, los Diana y Charlie que dan título al libro.
Una lidia con la negativa de su padre a que comience el tratamiento hormonal para transicionar, el otro (si es que cabe algún género, ahora verán) no encuentra su sitio en nuestra sociedad binaria y su estabilidad mental sufre por ello. Todo se complicará aún más con la llegada de una tercera persona, que pondrá a prueba la solidez de su amistad.
En palabras del propio Ericson: “para demasiadas personas LGTBIQ+, la infancia es una herida difícil de cerrar, y a menudo hemos pasado la época más feliz de nuestras vidas deseando estar muy lejos (...), mientras buscábamos con desesperación un sentido a nuestra vida mediante la afirmación de nuestra identidad, la embriaguez o los objetos afilados”. La segunda es La sombra de la cucaracha, de la argentina Gato Fernández (Buenos Aires, 1987), ilustradora de diversas campañas contra la violencia de género y punta de lanza del movimiento feminista y LGTBIQ+ en Argentina, que debuta ahora en la novela gráfica. Fernández utiliza aquí imágenes y metáforas sencillas, e incluso hermosas, para transmitir sentimientos difíciles, duros y perturbadores, pues el volumen habla del abuso infantil sufrido en carne propia por la autora durante más de una década.
La protagonista, Lucía, se refugia en escondites, en su propia casa, habla con sus peluches o con seres imaginarios, mientras trata de que no le alcance la alargada sombra de una enorme cucaracha que le acecha. Sincero, valiente y expresivo, el cómic de Fernández se opone al silencio y transforma el dolor en un canto a la imaginación.