Scholz se enfrenta al recuerdo de Schröder, de Merkel y de su pasado
El canciller, bajo la sombra de sus dos antecesores, testifica por un caso de corrupción
Sin haberse cumplido ni un año de su victoria electoral, sobre el canciller alemán Olaf Scholz pesa la sombra de sus dos antecesores vivos, Gerhard Schröder y Angela Merkel, así como un escándalo bancario cuando era alcalde-gobernador de Hamburgo.
El próximo jueves, comparecerá ante la comisión de la Cámara del land de Hamburgo que investiga al Warburg Bank, el banco al que entre 2016 y 2017 esta ciudad-estado perdonó la devolución de 47 millones de euros.
Scholz era entonces alcaldegobernador de Hamburgo, cargo del que pasó en 2018 al de ministro de Finanzas de la última gran coalición entre su Partido Socialdemócrata (SPD) y el bloque conservador de Merkel. Constan dos reuniones en su despacho con los propietarios del banco, así como donativos de 45.000 euros a agrupaciones de Hamburgo del SPD, entre ellos la que dirigía Johannes Kahrs, ex diputado del Bundestag (Parlamento federal).
La Cámara de Hamburgo lleva dos años investigando un asunto que ha salpicado puntualmente a Scholz. Las últimas revelaciones en medios como Der Spiegel sacaron a relucir el hallazgo de 214.000 euros en efectivo en una caja de seguridad de Kahrs. Scholz ha negado toda inf luencia política sobre la decisión que llevó a dar por prescrita la reclamación al banco. Y ha garantizado que dirá cuanto sabe a la comisión.
No es éste el único lastre sobre Scholz. La figura del Schröder, en el poder entre 1998 y 2005 y presidente del SPD entre 1999 y 2004, es más que un motivo de vergüenza para la socialdemocracia. El ex canciller –el tercero socialdemócrata tras Willy Brandt y Helmut Schmidt– se niega a romper con su amigo Vladimir Putin. Fruto de esa amistad fue el acuerdo de 2005 para construir el gasoducto Nord Stream, clave en la dependencia energética de Alemania respecto a Moscú.
Además, Scholz se convirtió en sucesor de Merkel en diciembre, tres meses después de ganar el SPD las elecciones generales. Venció en las urnas con una candidatura considerada continuista y fue vicecanciller. “Me gusta hablar con ella por teléfono. Pero ahora soy, y me gusta serlo, el canciller”, respondió Scholz a la pregunta de si echaba de menos a Merkel, quien se retiró entre elogios a su estilo de hacer política, alejada del insulto al rival y buscadora infatigable de consensos. Pero ahora se cuestiona su política de “apaciguamiento” respecto a Putin.