Un vendaval deja un muerto y docenas de heridos en un festival
● Las virulentas rachas de viento provocan el caos en el Medusa de Cullera, que afirma que la cita contaba con todos los permisos
Una tormenta seca con rachas muy fuertes de viento derribó la madrugada de ayer varias estructuras del Medusa Festival de Cullera (Valencia), donde se concentraban unas 50.000 personas, y los efectos del vendaval causaron la muerte de un joven de 22 años y heridas a varias docenas de personas. El número concreto de heridos se desconoce, pues hubo muchos que se fueron en vehículos particulares a centros sanitarios, si bien el recuento oficial de la Conselleria de Sanidad cifra en 32 los trasladados en ambulancia a hospitales, de los que cuatro quedaron ingresados, entre ellos una joven de 19 años con la columna vertebral rota que está a la espera de ser operada.
Esta joven se encuentra hospitalizada en Alcira, en el Hospital de la Ribera, mientras que en el Clínico de Valencia permanecen ingresadas otras dos chicas, de 19 y 20 años, con fractura de tibia la primera y posiblemente de pelvis la segunda; además, un herido fue derivado al Hospital de San Juan de Alicante aunque no se han facilitado datos sobre su estado. El resto de heridos fue dado de alta. La Generalitat valenciana ha habilitado un teléfono especial para la atención a familiares y afectados en el Medusa, el 900 365 112, que ha recibido más de 300 llamadas en las primeras horas de funcionamiento.
La organización del festival canceló definitivamente la edición de este año, que iba a celebrarse hasta la madrugada de mañana, tras varias horas en las que sólo comunicó su intención de suspender temporalmente los conciertos, todos ellos de música electrónica y de baile con grandes figuras del panorama nacional e internacional y una previsión de 320.000 asistentes a lo largo de seis jornadas de actuaciones, conciertos y sesiones de DJ.
El equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil, en coordinación con el juzgado de guardia de Sueca, hizo las primeras inspecciones oculares y abrió diligencias en relación a este suceso, del que no se ha recibido aún denuncia alguna. El Ayuntamiento de Cullera, que decretó dos días de luto oficial, aseguró que el festival contaba con “todos los permisos y garantías administrativas”, mientras que desde la Generalitat se señaló que las medidas extraordinarias que se habían tomado antes del Medusa eran por la ola de calor –que mantuvo ayer a la Comunidad Valenciana en alerta roja–, pues los “vientos huracanados” se esperaban en el interior, no en el litoral.
El recinto de conciertos, compuesto por cinco escenarios y con grandes atracciones complementarias, como una noria y carpas lúdicas, y un camping para 12.000 personas, está situado junto a un tramo de la playa de Cullera, próximo a la desembocadura del río Júcar.
El desalojo de las 50.000 personas que había allí cuando ocurrieron los derrumbes se produjo en unos 40 minutos, según la Guardia Civil, que había diseñado un dispositivo extraordinario de seguridad con 800 agentes (una veintena de ellos de paisano dentro del propio recinto) y una vigilancia especial ante los pinchazos que pudieran producirse o denunciarse.
“Fueron unas rachas de viento inesperadas, rápidas y virulentas. Breves pero intensas”, detalló el capitán de la Guardia Civil de Sueca, José Vicente Ruiz, quien calificó de éxito la evacuación del recinto del Medusa, una operación coordinada junto a la Policía Local, Protección Civil y la seguridad privada del festival.
Sin embargo, en innumerables vídeos que circulan en redes sociales pueden verse escenas de pánico de los jóvenes cuando comenzaban a caer letreros y estructuras metálicas, así como el nerviosismo generalizado a la hora del desalojo entre críticas a la organización del festival .
“¡Esto no es el Medusa, es Jumanji!”, fue uno de los gritos más coreados en esos minutos de incertidumbre, carreras, lágrimas y estupor ante lo que estaba ocurriendo, mientras las sirenas de las ambulancias tomaban el relevo a los ritmos electrónicos.
La consellera de Justicia e Interior, Gabriela Bravo, apuntó que la Generalitat no tiene competencias para autorizaciones sino que el trabajo de su departamento se ciñe a garantizar que el plan de seguridad sea correcto, así como el plan de evacuación, el aforo y que se cumpla todo lo relacionado con la parte de seguridad y emergencia.
Los 50.000 asistentes critican la evacuación, aplaudida en cambio por la Guardia Civil