Europa Sur

Las reglas de la hermandad de San Antonio Abad y Caridad de Algeciras (1749) (I)

● La hermandad fundó el Hospital de la Santa Caridad de Algeciras y su capilla está dedicada a San Antón ● El obispo de Cádiz, fray Tomás del Valle, fue el protector y patrono del hospital

- JULIO LUIS MADRID RONDÓN

DOS edificios emblemátic­os se levantaron en la ciudad de Algeciras en la primera mitad del siglo XVIII: la iglesia parroquial de 1723, y el hospital de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo y su capilla de San Antón, de 1748. El primero, siendo obispo Lorenzo Armengual de la Mota y, el segundo, en tiempos de fray Tomás del Valle.

La Iglesia jugó un papel muy importante en el inicio y en el desarrollo de la ciudad de Algeciras: en primer lugar se obtuvo la independen­cia religiosa, al establecim­iento asistencia­l sanitario más destacado de la Algeciras moderna y contemporá­nea, perdurando hasta más allá de la mitad del siglo XX. El hospital real, por su parte, existió hasta finales del siglo.

La idea de edificar un hospital surgió en el seno de la clase más privilegia­da de la ciudad, las oligarquía­s urbanas seminobles y parte del clero. Los regidores, empresario­s, terratenie­ntes, médicos, boticarios, corsarios, marinos y marineros, expusieron sus ideas de crear primero una hermandad y, posteriorm­ente, el Hospital General de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo. Junto a él, una capilla con el título de San Antonio Abad, para la curación de pobres enfermos, socorro y acogimient­o de los transeúnte­s y peregrinos.

Dicha labor asistencia­l la estaban realizando en la ciudad los hermanos de la Santa Caridad desde, al menos, el año 1735, menos, en los aledaños de la capilla de Nuestra Señora de Europa. Allí se daba asistencia a dichos pobres, ya que por entonces no existía ninguna institució­n para atender a la gente del pueblo llano.

Corría el mes de junio de 1748 cuando un grupo de vecinos -impulsados por la caridad- solicitó licencia al obispo de Cádiz para edificar, con donativos y limosnas, un hospital y una capilla en donde se pudiera atender y consolar a los enfermos pobres y desvalidos.

LA PRIMERA PIEDRA

“Siendo como la hora de las tres de la tarde de un día del mes de agosto de 1748, salió de la iglesia parroquial el venerable clero con los hermanos mayores de la Santa Caridad y el resto de hermanos, dirigiéndo­se en procesión al sitio donde ésta se va a construir, y estando en él, precedidas las ceremonias correspond­ientes, por el preste, don Pablo José de Rosas, vicario y cura de las Iglesias de esta ciudad, se dio a poner la primera piedra que está en el principio del cimiento, conforme se sale de la ciudad por el camino donde estaba la Puerta de Tarifa. La primera piedra tenía inscrito el nombre de los padrinos y fue conducida en unas parihuelas al sitio por cuatro hermanos de la Caridad.”

Poco a poco se fue levantando el edificio gracias a la acción generosa de la gente asentada en la nueva Algeciras, y con el respaldo de las institucio­nes eclesiásti­cas. En este caso, estaban personific­adas en el obispo de Cádiz, fray Tomás del Valle, ‘nuestro pastor y protector del hospital’, quien siempre intentaba ayudar al hospital con sus donativos y continuas y cuantiosas limosnas, que iban destinadas con prudencia a remediar la verdadera necesidad y así hasta su muerte. Hoy perdura una lápida de mármol en la fachada principal de la capilla de San Antón, con el texto: “La caridad me hizo”.

LA FUNDACIÓN

En el Libro de Elecciones, fechado en 1748, está registrado el inicio de la creación de la hermandad, así como el listado de los hermanos que la formaron. Se efectuó gracias a la fusión de dos hermandade­s, como dice en su primer folio: “Hermanos de la nueva Hermandad de San Antonio Abad”. Y, en el reverso del folio, dice: “Hermanos que quieren la capellanía […] y que después de fundada se conforman en que se agreguen los de la Caridad”, continuand­o con sus firmas y rubricas y el texto siguiente:

“Nomina de los Hermanos que imbenttaro­n el exttablezi­mnto de la Hermandad del Sr. San Anttonio Abad y unión de la Santa Charidad también de nuebo subszittad­a en esta Población

de Alxs. y los que se fueron, y ban agregando por Hermanos con prevenzion que los 19 hermanos que firman y ban al principio de esta relación, son los que se junttaron y conbocaron para la formazion de la expresada Herd. unida y executtaro­n la primera Junta como consta de la lista firmada que va al prinzipio de este asienttto a los quales ban siguiendo los que por devozion y afectto a la referida Hermandad han ydo y ban entrando por cofrades de ella en la forma siguiente leer.”

Los primeros hermanos fueron diecinueve. Termina el listado con el nombre del hermano número 19º, Prudencio Pinilla, y a él le sigue el del “M. R. P. M., fray Antonio de San Dionisio, de la religión trinitaria descalza y capellán de nuestro santo hospital”. Pero a este primer listado se le fueron sumando -y quedaron registrado­s por orden de inscripció­nhasta completar un total de 188 hermanos, con nombres y apellidos.

Apellidos que se repiten dos, tres y hasta cuatro veces, porque la mayoría correspond­en a todos los miembros de una misma familia, padres, hijos o hermanos. Como los Anuncibay, Coxezes, Monge, Pardo, de la Peña, Venzal, Maquilón, de Limas, etc. Del listado total, 145 llevan el don por delante del nombre (77,12%) y, 43, no (22,87%). De otros apellidos sabemos su origen italiano, sobre todo genoveses, caso de Marcelo Gallardo, Alejandro Rapallo, Damián Pereti, Ambrosio Rodino, Agustín Delfino, Manuel Dagnino o Dañino, o franceses, como los Haurat, la mayoría relacionad­os con el comercio y con la fabricació­n de carbón.

De todo esto podemos deducir que, gracias a la fusión de las dos hermandade­s, surgió una sola, que hizo levantar el edificio en una ciudad que iniciaba su renacer.

El primer hermano cofrade le correspond­ía ser al obispo de Cádiz, en este caso fray Tomás del Valle, protector y patrono del hospital, seguido del teniente protector, que recaía en el vicario de la ciudad, quien actuaba además como director espiritual de la hermandad. El resto de los hermanos cofrades eran personajes de las más distinguid­as familias de la ciudad.

Tras recibir la solicitud, el obispo otorgó lo que se pedía, el 1 de julio de 1748, en la forma que sigue:

“En atención a lo que los suplicante­s me exponen, y al deseo que tenemos por el cumplido efecto de una obra tan útil y necesaria al bien común como es la que intentan establecer, damos nuestra licencia y facultad a la Hermandad de la Charidad y San Antonio Abad nuevamente fomentada en la población de Alxeciras, para que puedan edificar el Hospital y Capilla que mencionan, percibiend­o las limosnas que a este fin quieran contribuir los fieles, con tal que dicha Hermandad haya de llevar cuenta y razón formal del cargo y data para presentarl­os ante Nos en visita; y concedemos cuarenta días de Indulgenci­a a todos los que contribuye­ren y ayudaren a este Santo destino”.

En la mayoría de las hermandade­s y cofradías de la época, los hermanos tenían la obligación de abonar los derechos de ingreso y de atender el pago de sus mensualida­des, e incluso tenían que pagar multas si no cumplían con sus obligacion­es. Una de ellas era la de pedir diariament­e con el talego, a lo que no podían negarse. La intención era siempre la misma, la de buscar un dinero destinado a alimentar y curar a los pobres enfermos, adquiriend­o las medicinas a los boticarios de la ciudad. Para el hermano que pedía, lo único que le reportaba era la gratificac­ión moral del postulante.

Al año justo, el 28 de junio de 1749, se reúnen en cabildo en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de La Palma. Presidió la junta Pablo Joseph de Rosas, cura y vicario de esta ciudad, junto a Diego Rodríguez Periañez presbítero-, Phelipe Alonso de Coxezes, hermanos mayores de la Hermandad de la Santa Caridad. Los demás hermanos fueron citados para leer las constituci­ones aprobadas por fray Tomás del Valle. Este cabildo quedó registrado como el primer asiento en el Libro de Elecciones.

Las limosnas eran una forma de recaudar dinero, pidiendo por las calles del pueblo. Otras, eran los donativos que dejaban los fallecidos, la venta de sus ropas, el estipendio por las misas rezadas al capellán, por los repiques de campana, etc. Además de lo que daba diariament­e la mesa de trucos y bochas. Y las mensualida­des del arrendamie­nto de algunas casas, de la panadería y carnicería.

Artículo publicado en el número 56 de Almoraima. Revista de Estudios Campogibra­ltareños, abril de 2022.

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E.S. Hospital de la Caridad Algeciras (patio sur).
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 ?? E.S. ?? Constituci­ones de la Hermandad de San Antonio Abad y Caridad de Algeciras.
E.S. Constituci­ones de la Hermandad de San Antonio Abad y Caridad de Algeciras.
 ?? E.S. ?? Divisa de la Hermandad.
E.S. Divisa de la Hermandad.

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