Europa Sur

EL CASO RUSHDIE

- ▼ EDUARDO JORDÁ

EL día del atentado yihadista contra los humoristas de Charlie Hebdo, en París, en el que hubo once muertos y doce heridos, el programa de humor Zapeando, que se emitía en horario de sobremesa, no incluyó ni una sola referencia al atentado, que había ocurrido por la mañana y del que con toda seguridad habían llegado las noticias. El programa dedicó un apasionado debate a esos albornoces veraniegos que dejan al aire la “tortuguita” (grandes carcajadas entre los tertuliano­s, ojos en blanco, codazos), y después se enzarzó en una discusión sobre las ventajas e inconvenie­ntes de llevar tanga. El programa concluyó con un divertido concurso de devorar flanes. Ese día de 2015, dos yihadistas habían cometido el peor atentado conocido contra otros humoristas por el simple hecho de llevar cabo su trabajo de humoristas. Pero nuestro programa de humor progresist­a, siempre dispuesto a despelleja­r a un concejal corrupto del PP, no dijo ni mu. El progresism­o más progresist­a jamás visto en la historia del progresism­o universal guardó un cauteloso silencio. Curioso, cuando menos.

Y lo mismo podría decirse sobre la fatwa del ayatolá Jomeini que en 1989 condenó a muerte al escritor Salman Rushdie y a todos los traductore­s y editores de su novela

Los versos satánicos. Bajo la acusación de blasfemia, el ayatolá pidió a los buenos musulmanes que mataran a Rushdie y a todos sus colaborado­res. Rushdie tuvo que ocultarse y empezó a vivir protegido por la policía inglesa. Y la semana pasada, 33 años más tarde, Rushdie fue acuchillad­o mientras participab­a en un acto literario en el estado de Nueva York.

Pero nuestra izquierda más extrema también se ha mostrado muy cautelosa con respecto a Rushdie. Los mismos que se desgañitan contra la ley mordaza del PP han guardado un prudente silencio cuando se trataba de Rushdie. Pablo Iglesias, por ejemplo, que empezó su carrera en una televisión pagada con dinero iraní, no ha dicho nada sobre el atentado. ¿Por qué? Ah, amigos, eso es fácil de entender: para buena parte de la izquierda intelectua­l, el yihadismo es una reacción comprensib­le por parte de los inmigrante­s musulmanes pisoteados por el odioso imperialis­mo occidental. Entre un yihadista y un liberal pro occidental, esta buena gente lo tiene muy claro. Y el que no lo vea así, es que no tiene ojos en la cara.

Nuestra izquierda más extrema siempre se ha mostrado muy cautelosa con respecto a Salman Rushdie y ha guardado silencio tras el atentado

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain