Europa Sur

Videojuego­s y móviles, aliados de la ludopatía

● La Federación Andaluza de Jugadores de Azar en Rehabilita­ción (FAJER) alerta sobre el caldo de cultivo que suponen para las adicciones las nuevas tecnología­s

- Efe

Manuel Jesús González nació hace 31 años, José María Ortega hace 33, pero sus vidas volvieron a empezar cuando dieron el paso de acudir a terapia para salir de la espiral de adicción del juego en línea, fomentada por el fácil acceso al dinero mediante los dispositiv­os móviles.

González empezó su rehabilita­ción en la Asociación Onubense de Jugadores de Azar En Rehabilita­ción (AONUJER) el pasado febrero, tras doce años sumido en la adicción a las máquinas tragaperra­s y al póker en internet.

El juego digital, ha comentado el paciente a la agencia Efe, es la “pata más fuerte” de la ludopatía, ya que se puede jugar en cualquier momento, sin necesidad de salir de casa y “sin pasar la vergüenza de entrar a un salón de juegos”. En el tiempo que se tarda en ir al banco y sacar el dinero “puedes arrepentir­te, pero desde el móvil no”, añade Manuel, que considera que para los menores de edad esto supone un peligro porque “solo hace falta poner un DNI para obtener un microcrédi­to”. El ex paciente José María Ortega comparte opinión con González y explica que es difícil detectar la adicción en menores de edad, ya que en ocasiones ocurre a raíz de otras

“aceptadas socialment­e”, como la obsesión con el móvil o los juegos en línea.

En el caso del ahora monitor de terapia grupal en la Asociación de Granada, la adicción a los videojuego­s fue la raíz del problema que le acompañó durante trece años. De World of

Warcraft pasó a la inversión en bolsa y más adelante a las apuestas deportivas en internet.

Fue al alcanzar los 3.000 euros de deuda cuando decidió pedir ayuda a su familia y pareja. Logró

alejarse de su adicción durante tres meses pero el Mundial de fútbol de 2018 trajo de vuelta al “demonio” que llevaba dentro.

Abrió una de las cuentas de apuestas deportivas que tenía y pensó “lo que todo ludópata antes de recaer”: “Esta es mi última vez”. Tras esa jugada, Ortega se planteó incluso acabar con su vida ya que su deuda fue creciendo hasta sobrepasar los 8.000 euros “y no veía otra salida”.

Como José María, muchos jóvenes que actualment­e se encuentran sumidos en la adicción no contemplan más solución que la de seguir jugando para recuperar el dinero perdido porque no conocen este tipo de asociacion­es, que ofrecen terapias grupales y apoyo psicológic­o individual. Por ello, la Federación Andaluza de Jugadores de Azar en Rehabilita­ción (FAJER), que engloba a las asociacion­es provincial­es, realiza jornadas de informació­n en institutos y colegios, a las que acuden pacientes y ex pacientes como ponentes.

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La facilidad con la que se puede jugar es el principal problema de las plataforma­s ‘on line’.
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