Kiev incendia la retaguardia
● Ucrania da un vuelco a la campaña con acciones de sabotaje que dejan al Kremlin sin respuesta
Después de varias semanas sin cambios significativos en el frente, el Ejército ucraniano le ha dado un vuelco a la campaña con varias acciones de sabotaje en el Donbás, el corredor del sur y la anexionada península de Crimea, que han dejado al enemigo ruso sin respuesta. “Nuestra estrategia es destruir la logística, las líneas de abastecimiento, depósitos de municiones y otras infraestructuras militares. Esto provoca el caos en las filas rusas”, dijo Mykhailo Podoliak, asesor presidencial.
Rusia se encuentra en una situación en la que ni logra grandes avances hacia los bastiones ucranianos en la región de Donetsk ni puede garantizar la seguridad de sus arsenales y de las cadenas de suministro en Crimea, bajo control ruso desde 2014, y las regiones limítrofes con Ucrania.
Crimea fue territorio hostil para las tropas ucranianas desde el inicio de la “operación militar especial” en febrero pasado y, de hecho, las unidades que conquistaron parte de las regiones meridionales de Jerson y Zaporiyia procedían de la península.
La pasada semana, nueve aviones rusos, según las imágenes de satélite, fueron destruidos en las explosiones ocurridas en un aeródromo militar, causadas por partisanos ucranianos, según admitió ayer Kiev. El martes fue el turno de un arsenal con combustible y municiones, ataque que obligó a evacuar a miles de personas y que la prensa occidental, citando fuentes oficiales, atribuye a unidades especiales ucranianas.
Ayer, el puente de Crimea, la obra de ingeniería que rompió el aislamiento del territorio y unió la península con el continente ruso, ya no está fuera del alcance de las fuerzas ucranianas. “Es una construcción ilegal y es la principal puerta para el abastecimiento del Ejército ruso en Crimea. Esas infraestructuras deben ser destruidas”, señaló Podoliak.
Al respecto, el canciller alemán, Olaf Scholz, aseguró que Occidente proporciona a Kiev armamento para que “Ucrania pueda proteger su soberanía e integridad territorial”.
Precisamente, los sabotajes de la última semana han provocado
El puente de Crimea, que une la península con Rusia, es el nuevo objetivo ucraniano
el pánico entre los turistas, que abandonaban deprisa y corriendo la península la víspera a través de ese puente. “Y la cola de estos días para salir de Crimea hacia Rusia por el puente demuestra que la gran mayoría de los ciudadanos del estado terrorista ya entienden, o al menos sienten, que Crimea no es lugar para ellos”, dijo Volodimir Zelenski, presidente ucraniano.
Kiev admite públicamente que el objetivo es ralentizar el avance ruso en el Donbás, lo que permite ganar tiempo para recibir más armamento pesado occidental, como ocurrió en los largos asedios de Mariupol y Severodonetsk. De hecho, Podoliak admitió en
The Guardian que Kiev ha solicitado a sus aliados más de 50 lanzaderas múltiples de misiles.
Tanto las autoridades ucranianas como las rusas han advertido que las acciones de sabotaje continuarán hasta la llegada del invierno. Precisamente, Zelenski instó a aquellos que viven en territorio controlado por Rusia o los prorrusos a no acercarse a instalaciones militares. Subrayó que para poder expulsar a las tropas de Ucrania, es necesario dificultarle más cada día la guerra a Rusia, objetivo que calificó de la “principal tarea político-militar”.
Ante las recientes afirmaciones de Vladimir Putin sobre que la guerra a gran escala ni siquiera acaba de empezar, algunos expertos ya pronostican que el conflicto se prolongará, al menos, hasta el próximo año.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llegó ayer a Ucrania para mantener una reunión con Zelenski y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.