Europa Sur

DEUDAS SIN MEMORIA

- PACO REBOLO

TRASS la Segunda Guerra Mundial, provocada por Alemania (que a veces hay que recordarlo) hubo indemnizac­iones que abonar para compensar minimament­e los daños materiales generados por sus eternas ansias expansioni­stas.

Aun así, en el año 1953 la mitad de la deuda exterior de Alemania Occidental fue condonada por un grupo de al menos diecinueve países, entre los que se encontraba­n Grecia y España, con el fin de que pudiera crecer y recuperars­e de la catástrofe por ella misma provocada.

Lo que tenía que pagar Alemania a Grecia eran 100 millones de dólares de la época. Traducido al euro actual nos ponemos en cifras que dan para comprar hasta un agujero negro.

Además, fueron beneficiar­ios de los jurdeles provenient­es del Plan Marshall, concretame­nte del 13% del total.

Pelín más adelante al establecer­se el euro como moneda común en la Unión Europea, el sistema económico comunitari­o benefició a las economías francesa y, cómo no, alemana. Y así sigue, que conste.

Y podría uno considerar que tal cadena de solidarida­d generaría en el estado teutón una corriente de reciprocid­ad que alcanzaría a varias generacion­es. Pero como no ha sido así... Y es reseñable porque cuando Grecia se encontró al borde del colapso desde la propia Alemania las reacciones fueron del jaez de: “Grecia debería considerar la posibilida­d de vender algunas de sus islas desiertas para reducir su deuda”, afirmaron dos destacados diputados alemanes. Además, los sondeos de opinión mostraban que el 84% de los alemanes se oponía a que la Unión Europea ayudara financiera­mente a Grecia.

Me gusta reflejarlo porque pareciera que hacer un repaso por la Historia, hasta la más reciente, es un ejercicio de revisionis­mo y cancelació­n, cuando se realiza para establecer un mero marco histórico.

De esta forma es inevitable recordar el mayor ejercicio de “solidarida­d” de la historia española, el del rescate de las distintas entidades financiera­s (sobre todo Cajas de Ahorros) hace no demasiados años. 65000 millones de euros contantes y sonantes para un sector que luego fue adquirido por Bancos en una compra que en el mercado normal supondría subrogarse en derechos y obligacion­es. Pero, ¡oh misterios de la economía global!, mientras que en el resto de Europa esas propias entidades han devuelto la práctica totalidad de ese rescate, en España la devolución ha sido anecdótica y el resto dado por perdido. Robin Hood a la inversa. O también tocomocho épico.

Y lo lógico es pensar que esas entidades financiera­s, al menos, cuidaran a sus trabajador­es, no hiceran despidos ni vaciaran la España más rural de oficinas. Pero me da que para eso son muy alemanas y nos recetan austeridad y que vendamos hasta la muñeca de la Legión de encima de la tele, que islas tenemos poquitas.

Concluyamo­s, pues, que la memoria es frágil y la del poderoso inexistent­e. No hay más.

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