Profesores y alumnos inician el curso con más cambios de los últimos años
● La reforma obliga a los docentes no universitarios a hacer currículos aprobados a principios de año
El curso escolar, que empezará en la mayor parte del país entre el 8 y 12 de septiembre, supondrá un esfuerzo de adaptación de profesores y alumnos a los cambios derivados de la última reforma educativa, no exentos de polémica, y a las nuevas leyes de Protección a la Infancia y Formación Profesional.
Uno de los quebraderos de cabeza para los más de 700.000 profesores de enseñanzas no universitarias será implantar los currículos aprobados a principios de año en 1º, 3º, 5º de Primaria; 1º y 3º de Secundaria, 1º de Bachillerato y FP. El curso 2023-2024 será el turno del resto de cursos y de la nueva prueba de acceso a la Universidad.
Ocho autonomías han publicado todos sus decretos, mientras otras siete no tienen ninguno
Se trata de pasar del mero conocimiento enciclopédico al competencial, sin olvidar los contenidos. Ha sido uno de los aspectos que más polémica ha generado entre algunos grupos políticos y asociaciones de padres y madres de alumnos por entender que las nuevas reglas suponen atentar contra la cultura del esfuerzo, a la par que adoctrinar a los niños a través de los nuevos contenidos que ha introducido la ley Celaá.
Sindicatos, profesores y editoriales de libros de texto también se han quejado de la incertidumbre que planea sobre este curso debido a los retrasos en la publicación de los reales decretos que regulan los currículos, tanto por parte del Ministerio de Educación como de las comunidades autónomas que deben completar los mínimos regulados por Educación.
En estos momentos, ocho comunidades tienen aprobados todos sus decretos autonómicos (Baleares, Extremadura, Cantabria, Castilla-la Mancha, Madrid, Aragón, Valencia y La Rioja); siete no han aprobado ninguno (Andalucía, Canarias, Castilla y León, Cataluña, Galicia, Murcia y País Vasco), y el resto sólo han publicado algunos de sus decretos, según la patronal de los libros de texto (Anele).
BACHILLERATO
Se permitirá pasar de 1º a 2º con dos suspensos y obtener el título con una pendiente; la etapa podrá cursarse en tres años en circunstancias especiales (por ejemplo deportistas de élite) y se mantienen los exámenes de recuperación.
Para titular, con carácter general será necesaria la evaluación positiva en todas las materias, aunque excepcionalmente se podrá conseguir con una única materia pendiente si el alumno ha alcanzado las competencias adecuadas; no haya habido una inasistencia continuada y no justificada; se ha presentado a las pruebas y tenga una media aritmética de las calificaciones igual o superior a cinco.
SECUNDARIA
Una de las novedades es que el número de suspensos no será el criterio determinante a la hora de promocionar de curso, sino que la decisión final estará en manos del profesorado. De manera colegiada, evaluará si el chico ha alcanzado los objetivos de la etapa.
La permanencia en el mismo curso se considerará una medida de carácter excepcional, por lo que sólo se podrá usar una vez en el mismo curso y dos veces como máximo a lo largo de la enseñanza obligatoria (España casi triplica su cifra de repetidores con respecto a los países de la OCDE, 9% frente al 1,9%).
PRIMARIA
La ley Celaá modifica de forma significativa estas enseñanzas, recuperando los tres ciclos anteriormente existentes y reordenando las áreas para favorecer el desarrollo de las competencias.
Todas las áreas promoverán la igualdad entre hombres y mujeres, la educación para la paz y la educación para la salud, incluida la afectivo-sexual.
FORMACIÓN PROFESIONAL
La nueva ley de FP abre pasarelas con estudios universitarios, facilita a estudiantes y trabajadores la formación continua a lo largo de su vida y potencia las prácticas en empresas.
Contempla desde microformaciones hasta cursos de especialización y está ordenado en itinerarios formativos que permiten la progresión a través de cinco grados ascendentes.