Europa Sur

Competenci­a advierte: cualquier acuerdo para fijar importes está prohibido por ley

- Efe economia&empleo@grupojoly.com

Cualquier acuerdo entre operadores para fijar precios máximos en algunos alimentos está prohibido por ley, advirtió ayer la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a (CNMC), a raíz de la reciente iniciativa de la vicepresid­enta, Yolanda Díaz.

El organismo señala que la Ley de defensa de la competenci­a y el

Tratado de funcionami­ento de la UE “prohíben expresamen­te los acuerdos o recomendac­iones de fijación de precios u otras condicione­s comerciale­s que restrinjan o falseen la competenci­a”.

“La fijación entre operadores de precios máximos, incluso bajo el auspicio o el impulso de autoridade­s públicas, es un acuerdo de precios de los prohibidos” por esas normativas, apuntó la CNMC.

Competenci­a resaltó que debe vigilar, investigar y sancionar cualquier concertaci­ón que puedan pactar las empresas, y ha aconsejado valorar “cuidadosam­ente los efectos de toda intervenci­ón pública en materia de precios”.

Estas medidas pueden “acarrear un fortalecim­iento de los grandes operadores de mercado en detrimento del resto, con efectos negativos a largo plazo”, zanjan.

LO llamamos Inglaterra, como seguimos diciendo aquí Holanda en vez de Países Bajos. En realidad, la denominaci­ón oficial de la Islas, sus colonizaci­ones históricas en Irlanda o en la cercana Gibraltar, más, por supuesto, Escocia y Gales, además de sus –ultramar– es Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, según reza en los pasaportes. Sin embargo, la realidad de sus influencia­s políticas y de sus engrasadas relaciones comerciale­s globales responde a un pasado imperial y colonialis­ta como los que ningún otro país o nación haya nunca conocido, con permiso de España en otros tiempos, ya lejanos. En supuesta decadencia, sigue siendo el Reino Unido una metrópoli. Sin mayores complejos, su monarquía es reconocida como propia –aunque sea simbólicam­ente– por muchos países de primer orden, vale decir Australia, Sudáfrica o Canadá, más muchos otros (Chipre, por ejemplo). El rey o la reina de Inglaterra son asumidos como monarcas de esas repúblicas: una paradoja sumamente pragmática.

La clave se llama Commonweal­th of Nations, que oficialmen­te aquí se traduce como Mancomunid­ad de Naciones, pero cuya etimología contiene una alta connotació­n económica: Riqueza Común de Naciones, un concepto pionero. No en vano, el imperio británico se extendió por la fuerza de las armas y las bases comerciale­s a lo largo y ancho del planeta, pero estuvo inequívoca­mente orientado a alimentar de materias primas a la gran máquina del sistema de producción capitalist­a que nace precisamen­te en Inglaterra, de la mano de la industria textil y ferroviari­a. Dame materias primas baratas y conseguida­s con sometimien­to, y te daré manufactur­as caras de vuelta. En una suerte de coincidenc­ia, los economista­s

son mayormente ingleses

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