Europa Sur

DIOS GUARDE AL REY DE REDONDA

- ▼ EDUARDO JORDÁ

JAVIER Marías tenía fama de gruñón y altivo y cascarrabi­as, pero es –me resisto a hablar de él en pasado– una de las personas más atentas y considerad­as que he conocido. Si tenías la suerte de superar una pequeña prueba inicial (en mi caso, haber traducido a Conrad y a Stevenson), Marías te daba acceso a un discreto pasadizo que podía llevarte a su reino privado. Y a partir de ese momento, Marías te empezaba a enviar libros dedicados (siempre con su hermosa letra de zurdo en tinta azul) o te mandaba una postal desde Bath deseándote un buen verano. Por supuesto, Marías exigía fidelidad (la lealtad era una de sus virtudes más apreciadas, y no en vano su obra está poblada por espías y traidores que se dedican a violar este principio moral). Y por supuesto, Marías no se mordía la lengua si hacías algo que le disgustaba. Pero eran las normas y todos sabíamos que había que aceptarlas. A cambio, recibías generosida­d y afecto. Un afecto un tanto precavido, pero afecto al fin y al cabo.

Una de las figuras más queridas de Javier Marías era la del fantasma, esa presencia que flota en un tiempo incierto que abarca a la vez el pasado y el presente y el futuro. El fantasma nos observa sin que seamos consciente­s de que está ahí.

Marías escribió grandes novelas, pero su creación más grandiosa es la del fantasmagó­rico Reino de Redonda

El fantasma adivina lo que nos va a ocurrir sin que sepamos por qué nos va a ocurrir. El fantasma siente afecto por nosotros, pero se avergüenza de demostrárn­oslo (¿cómo vamos a reaccionar ante el afecto de un fantasma?). Marías escribió grandes novelas, pero su creación más grandiosa es la del fantasmagó­rico Reino de Redonda, ese islote deshabitad­o que existe en algún lugar del Caribe y del que fue rey –todavía lo es– con el nombre de Xavier I después de una serie de vicisitude­s más inexplicab­les que la trama de una novela disparatad­a. No hay una metáfora más adecuada para definir la ficción narrativa que ese islote poblado por una corte invisible de personajes entre los que hay cartógrafo­s reales y maestros de la Real Caballería y nobles electivos que se llaman Duke of Torosguana o Duquesa de Ontario (la gran Alice Munro, por cierto). Ese islote poblado de fantasmas cuyo rey fue y sigue siendo Javier Marías (y más ahora que él mismo se ha convertido en otro fantasma) es una de las mayores creaciones literarias de nuestra época. Y allí, a lo lejos, entre la bruma, nos espera ese reino inhabitado.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain