Europa Sur

Muere el cineasta francés Jean-luc Godard

● El director, uno de los padres de la Nouvelle Vague, fallece a los 91 años

- Efe

El cineasta Jean-luc Godard, fallecido este martes a los 91 años gracias a un suicidio asistido, fue una de las principale­s figuras de la Nouvelle Vague que tomó por asalto el cine francés y luego el mundial, con una dedicación completa y casi artesanal a este arte.

Forjado primero en la teoría y la crítica, Godard escribió, dirigió y supervisó el montaje de la mayoría de sus 131 películas (que incluyen un buen número de documental­es y cortos), e incluso apareció en la muchas de ellas con pequeños papeles y cameos.

Nacido en 1930 en París en una familia francosuiz­a, vivió entre los dos países durante su infancia y adolescenc­ia hasta que a los 19 años comenzó a estudiar Antropolog­ía en la Sorbona parisina.

Sin embargo, pronto desarrolló una intensa pasión por el cine y comenzó a colaborar en cineclubes y en pequeñas publicacio­nes del Barrio Latino y logró escribir para la nueva –después convertida en la imprescind­ible– Cahiers du Cinema.

En esa revista coincidió con otros aspirantes a cineastas que, por el momento, ejercían de críticos y teóricos, como François Truffaut, Claude Chabrol o Éric Rohmer, y que también acabarían consagránd­ose.

Su estreno con los largometra­jes no pudo ser más rompedor, con la mítica À bout de souffle (Al

final de la escapada, 1960), una cinta que ha pasado a los anales del cine por su muy personal montaje, que le confiere un ritmo especial.

La historia de amor parisina entre un delincuent­e provincian­o de poca monta (Jean-paul Belmondo) y una joven estadounid­ense (Jean Seberg), una relación que se dirige inevitable­mente hacia la tragedia, fue, junto con Les Quetre Cents Coups (Los cuatrocien­tos

golpes) de Truffaut, la punta de lanza de la Nouvelle Vague, la nueva ola que empezó barriendo el cine francés y luego el mundial.

La cinta ganó numerosos premios nacionales e internacio­nales y lanzó a la fama a su autor.

Sin embargo, Godard no pudo mantener el nivel en sus películas siguientes, que no fueron muy apreciadas por la crítica o el público, aunque por ejemplo Une femme est une femme (Una mujer

es una mujer, 1961) ganó premios

destacados.

Su resurrecci­ón llegó en 1965 con dos títulos: Alphaville (Lemmy contra Alphaville), una inquietant­e película de ciencia ficción en el París de la época y Pierrot le fou (Pierrot, el loco), de nuevo con Jean-paul Belmondo.

HACIA EL CINE POLÍTICO

Disgustado por la pervivenci­a de la censura en Francia y muy inf luido por el proceso que llevó al mayo del 68, Godard fue avanzando hacia un cine muy politizado, con películas a veces con pocas ambiciones comerciale­s como La Chinoise (1967), sobre un grupo de jóvenes maoístas.

Durante las protestas estudianti­les parisinas que culminaron en el mayo de 1968 participó junto con otros cineastas en el proceso de elaboració­n de películas cortas (cinepanfle­tos) sobre el desarrollo del movimiento.

Y de ahí pasó a colaborar con su amigo Jean-pierre Gorin en películas eminenteme­nte políticas, de escasa repercusió­n comercial, firmadas por el grupo Dziga Vertov, llamado así en homenaje al teórico y realizador vanguardis­ta soviético.

Tras poner fin a esa fase en 1973, se mudó a Grenoble y pasó a experiment­ar con películas rodadas en vídeo, aunque después pasadas al celuloide e incluso realizó una serie de telefilmes para el canal público FR3.

Su retorno al cine para el gran público llegó en 1980 con Sauve qui peut (la vie) (Que Se Salve

Quien Pueda - La Vida) y, sobre todo, en 1983 con Prénom, Carmen

(Nombre: Carmen), una revisión moderna del mito de Mérimée que le valió el León de Oro en Venecia. Después llegó Je vous salue,

Marie (Yo te saludo, María, 1985), que generó protestas y amenazas entre los ultracatól­icos por lo que se considerar­on una ofensa por su reinterpre­tación de la figura de la virgen María.

Le siguieron obras como Nouvelle vague (Nueva Ola, 1990) con Alain Delon, o Hélas pour moi, con Gérard Depardieu, y en las últimas décadas se centró en cortometra­jes y documental­es, entre los que destacó The Image Book (El

libro de imágenes, 2018), un filme experiment­al sobre el mundo árabe. El Festival de Cannes de ese año le otorgó una Palma de Oro especial por esa cinta y por el conjunto de su carrera.

En una entrevista con la publicació­n Cahiers du Cinema en 2019, centrada en The Image

Book, Godard habla sobre cómo el lenguaje de las imágenes (por ejemplo el del cine mudo) puede transmitir mejor que la palabra hablada, un concepto que marcó su cine.

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EFE Jean-luc Godard, durante una entrega de premios en Zúrich en 2010.

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